El Jardín del Obispo: una joya botánica para Campo Santo de los Mártires

El Ayuntamiento de Córdoba proyecta un gran bulevar verde en Campo Santo de los Mártires, "en la puerta de entrada al Casco Histórico". Así lo anunció el alcalde de la ciudad, José María Bellido. El objetivo del Consistorio, tal y como relató, es ampliar el espacio público en Campo de Santos Mártires conectando la trasera de la antigua Biblioteca Pública Provincial (en Amador de los Ríos), con la calle Torrijos, con la Mezquita-Catedral.

Al tratarse de una actuación que afecta a zonas consideradas bienes de interés cultural (BIC), el Ayuntamiento ha tenido que pedir el correspondiente visto bueno a la Junta de Andalucía, que ya ha resuelto a favor del Consistorio, pero con un matiz, que "debe mantenerse el muro" que define los límites del solar de la antigua Biblioteca Pública Provincial, si bien podrá actuarse sobre él para mejorar la accesibilidad (controlada) y la visibilidad (matizada) del jardín".

Asimismo, Cultura refiere que el nuevo jardín debe mantener su carácter original de espacio libre interior, "aun cuando ahora vaya a tener un uso público. Salvando las distancias, algo parecido a lo que ocurre con el Patio de los Naranjos de la Mezquita Catedral". La idea del Consistorio pasaba por derribar el muro tras el que se esconde el que sería la gran joya botánica y también arquitectónica de Campo Santo de los Mártires, el Jardín del Obispo, y recuperarlo como espacio público.

En cuanto al diseño del jardín, Cultura considera acertada la recreación por parte del Ayuntamiento de ese primitivo Jardín del Obispo, "si bien tendría un mayor interés patrimonial que dicha recreación se realizase a partir de los restos existentes (que deberían investigarse en las actividades arqueológicas que se tramitan) como recuperación de un jardín histórico". Para añadir que la consideración del jardín con un carácter propio, separado del espacio público del Campo Santo de los Mártires, "permitiría conservar las rasantes originales del jardín, sin tener que acordarlas con las de la calle Tomás Conde y facilitaría futuras investigaciones arqueológicas puntuales sobre el Alcázar Califal".

Parte del Alcázar de los Califas

El solar de la antigua Biblioteca Pública pertenecía al Palacio Episcopal, que se implantó en el siglo XIII sobre el antiguo Alcázar Andalusí o Alcázar de los Califas, integrando elementos de aquel en su fábrica. Se conserva un plano de planta del año 1920 que define su distribución. El extremo occidental del Palacio se organizaba con distintos cuerpos construidos (graneros, cuadras, pajares, cocheras), patios y un extenso jardín (el Jardín del Obispo) junto al Campo Santo de los Mártires.

No obstante, ese jardín, antes de la conquista cristiana de la ciudad, formaba parte, con otro nombre, del Alcázar de los Califas y que, en la zona norte. Fue del antiguo Palacio Episcopal, hasta 1972, año que fue expropiado por el Estado con el objetivo de continuar las excavaciones arqueológicas realizadas en el año 1922, que habían descubierto restos del Alcázar Califal, de los que aún perviven los baños califales en Campo Santo de los Mártires. Finalmente, 7.951 metros cuadrados de los 11.387 metros cuadrados expropiados acabaron el manos de la Junta de Andalucía, solar en el que se construyó la biblioteca junto a la que está el jardín.

En la tesis doctoral de Rocío Velasco García, titulada El Palacio Episcopal de Córdoba: Historia y Transformaciones, se puede consultar cómo se ha ido transformando el Jardín del Obispo hasta nuestros días, pormenorizando las obras que se realizaron en el Palacio Episcopal. Según esta historiadora, "se desconoce con certeza la extensión del primitivo jardín, pero sí se sabe que su emplazamiento coincide con restos del que fuera el gran jardín del Palacio Episcopal".

En 1960, este jardín perdió extensión con motivo de las obras de apertura de la avenida Doctor Fleming y su conexión con la Ribera a través de la calle Santa Teresa de Jornet, recortando en chaflán su ángulo suroeste.

Tintes renacentistas

Se explica en la tesis los usos que debió tener el espacio en el siglo XVIII. El jardín poseía una conexión con funciones representativas y simbólicas en estrecha relación con otros espacios, sobre todo con las obras promovidas por el obispo Baltasar de Yusta Navarro (1777-1787). La historiadora relata que el jardín del Palacio en el siglo XVIII "parece que debió tener un trazado similar al de los jardines renacentistas españoles de finales del siglo XVI, "cuyo diseño, a su vez, se basa en los jardines medievales peninsulares de reminiscencias árabes, y en el concepto de Paraíso Terrenal, influenciado a su vez, por la tendencia renacentista italiana presente en la utilización de las fuentes, e incluso en la disposición de la escalera del jardín.

También influenciado por los jardines franceses del Renacimiento "vigentes en el esquema geométrico a través de parterres de boj". "Se supone que este diseño es de época del obispo. Francisco Solís (1714-1716), pero bien pudo ser de época de Yusta Navarro (1777-1786) con la participación del arquitecto Ventura Rodríguez", matiza.

El diseño de este tipo de jardín se configuraba geométricamente mediante cruces perpendiculares de sendas que dividen el espacio ortogonalmente en 24 parterres cuadrangulares o cuadrados de boj. Los cuatro parterres centrales conformaban un jardín de crucero con una fuente central de taza árabe sobre piedra renacentista (al estilo de la fuente del Patio de Lindaraja de los Jardines de la Alhambra de Granada) en la intersección de los ejes principales y otras cuatro fuentes menores en cada uno de los cuatro sectores colindantes.

Según la historiadora, al parecer hasta primeros del siglo XVIII el Jardín del Obispo se había configurado como un lugar de recogimiento y meditación, como lo habían sido los jardines de los claustros medievales, pero en el momento en que se abre la puerta del jardín que da a Campo Santo de los Mártires, la concepción del jardín cambia, su finalidad es ahora la de servir de vestíbulo o antesala al aire libre para aquellos que habían sido concertados para audiencia con el obispo de la diócesis.

Frustrado intento de recuperación

Un proyecto de 1984 del arquitecto Luca de Tena sobre la Adaptación a Biblioteca Pública Provincial Segunda Fase integraba la recuperación del jardín en el que se proponía su utilización para la Biblioteca Pública. Al comienzo de las obras de la biblioteca, la zona de jardín ya estaba convertida en solar, según comentaba el arquitecto, aunque en él quedaban algunos indicios de plantaciones, estaba en pie el cenador central, las plantas trepadoras que cubrían los muros de cerramiento, cuatro fuentes y las columnas de los ángulos de los parterres.

Cuando las obras de la segunda fase de adaptación a Biblioteca Pública comenzaron, se procedió a la limpieza de los restos de las demoliciones anteriores que se exponían en el lugar y posteriormente, con la cooperación de la empresa de jardinería Santa Marta S. L., se llevó a cabo el cuidado y conservación de los restos del jardín, sin que se destruyera ningún resto botánico.

Rafael Prieto y Luca de Tena elaboraron conjuntamente un proyecto de recuperación de este espacio en 1983, basándose en una memoria de Félix Caballero, y en la que se recogía que los muros -al menos el muro oeste, sur y este- estaban cubiertos por plantas trepadoras de buganvilla sanderiana. En los cuatro ángulos de cada parterre (24 en total), compuesto de boj sempervirens, con un espesor de ente 50 y 60 centímetros, se disponían columnas de piedra artificial y sobre ellas, cuencos de barro con pelargonium pectatum de color rosa. El interior de los parterres, era ocupado por naranjos, una thuya, plátanos orientales, magnolios, nimperas, laureles, trachycarpus, lantana delicatisima y rosales,

Rafael Prieto y Luca de Tena pretendían devolver al jardín su estado original, con ligeras variaciones de tamaño, según se describe en la tesis. Todo ello obligó a proyectar la recuperación del jardín tan solo con 22 de sus parterres. En el interior de cada cuadrante, se colocarían únicamente especies arbóreas, entre las que destacaban la jacaranda, el ciprés piramidal, las palmeras washingtonias de 12 metros de altura y el agapanthus.

Como marco de las cuatro fuentes centrales, proyectaron alhelíes, petunias, etcétera; los cuatro cuadros con el mismo tono de color. También se proyectaron la recuperación de las plantas trepadoras sobre la fachada de la Biblioteca Pública, y la nueva disposición de un seto a base de cipreses, que dividiría al norte: la zona del jardín y la zona arqueológica. Se estudiaron todas las cuestiones estructurales, espaciales y estéticas de este espacio, como la verticalidad y horizontalidad del jardín, con respecto al Alcázar de los Reyes Cristianos.

Pensaron plantar un grupo de palmeras que continuara en verticalidad con la palmera que hay en la explanada de entrada al Alcázar y con la torre del Homenaje en su ángulo noreste. Al mismo tiempo, se proponía la introducción de este espacio verde en el conjunto urbano de la ciudad mediante la sustitución de la tapia que actualmente lo cierra por una verja inspirada en el cancel de hierro que hay en el cercano Triunfo de San Rafael, obra de Miguel de Verdiguier.

Simultáneamente, la sala de préstamos de la Biblioteca Pública Provincial se concebía junto a los jardines, por lo que se dotaría a este espacio de asientos para que los lectores pudiesen disfrutar del vergel al mismo tiempo que se resguardaban de manera temporal de las temperaturas más calurosas, sobre todo en los meses de verano, dada la climatología de Córdoba.

Sin embargo, las obras de la segunda fase de la Biblioteca Pública que se estaban desarrollando en 1986 fueron paralizadas, por lo que también se paralizó, conjuntamente la ejecución del proyecto de recuperación del Jardín del Obispo, "que anteriormente había sido aprobado y felicitado al arquitecto desde el Ministerio de Cultura".