Inmaculada Romero: "Los médicos tienen miedo a represalias o a que el agresor pase a mayores si lo denuncian"

Entrevista

La secretaria general del Sindicato Médico de Córdoba analiza la situación que viven estos profesionales tras haberse notificado tres ataques en dos semanas

Amenazan con un palo a profesionales sanitarios que estaban de guardia en el centro de salud de Fernán Núñez

La secretaria general del Sindicato Médico en Córdoba, Inmaculada Romero. / Miguel Ángel Salas

En las últimas semanas, se han producido varias agresiones a profesionales sanitarios en diferentes puntos de la provincia (Espiel, Fernán Núñez y el centro de salud de Santa Rosa, en la capital), especialmente a facultativos. El Sindicato Médico de Córdoba ha condenado estos ataques y ha convocado concentraciones de repulsa, alertando del gran aumento de agresiones que se están produciendo. Su secretaria general, Inmaculada Romero, advierte de que los casos que salen a la luz y se denuncian son solo "la punta del iceberg" y pide más protección por parte del Servicio Andaluz de Salud (SAS).

Pregunta.Tres agresiones a médicos en dos semanas. Parece que estos episodios violentos se están intensificando de forma muy rápida.

Respuesta.Sí, están aumentando peligrosamente. De hecho, tanto es así que esta semana hemos hecho dos concentraciones en distintos centros de salud por dos agresiones verbales distintas a compañeros. Sabemos que el colectivo médico somos el grupo más expuesto en todo el SAS. Lo que nos preocupa, además del aumento que ha habido de agresiones, es que sabemos que es un problema que está muy infradeclarado porque los médicos, en general, no denuncian. El 80% de los sanitarios declaran que han sufrido agresiones verbales en Andalucía y, sin embargo, solo el 14% de esos episodios llegan a los tribunales. El Observatorio de Agresiones de la Organización Médica Colegial estima que menos de la mitad de las agresiones a los médicos se denuncian formalmente. De hecho, en el año 2024, el SAS registró 162 agresiones y el Colegio de Médicos solo recogió cuatro.

P.¿Por qué no se denuncia?

R.Nosotros, desde el sindicato, insistimos mucho en que los compañeros denuncien. A veces no se denuncia porque se normaliza el maltrato verbal, ya se ve más o menos normal. Hay muchas decisiones clínicas que generan desacuerdos, como las bajas laborales, los tiempos de espera, la prescripción de medicamentos o las pruebas diagnósticas. Ante eso, vemos casi normal que se nos responda con un insulto o con una amenaza. Tenemos muchísima sobrecarga asistencial, tenemos también miedo a represalias o a que el agresor pase a mayores. Tenemos cierta percepción de que el apoyo institucional a veces es insuficiente. Se denuncia mucho menos de lo que realmente está ocurriendo, lo que vemos es la punta del iceberg solamente.

La secretaria general del Sindicato Médico en Córdoba, Inmaculada Romero. / Miguel Ángel Salas

P.Según los informes, las mujeres sufren aún más estos ataques.

R.Sí, claramente. Y encima somos la mayoría, porque hay una inmensa mayoría de mujeres médicas en los colectivos más castigados por las agresiones, que son Primaria y Urgencias hospitalarias. Hay muchas mujeres médicas y, por desgracia, todavía hay hombres y mujeres que ven más fácil agredir verbalmente a una mujer que a un hombre.

P.¿Cómo se vuelve al trabajo sabiendo que la persona que te ha insultado o agredido físicamente va a volver?

R.Es fatal, es tremendo. Hablo por experiencia propia, porque ya te digo, todos hemos pasado por eso, y es tremendo. Llegar por la mañana y ver la lista de pacientes que tienes asignados y que uno de ellos sea esa persona es estar asustado todo el día, no saber cómo reaccionar. A veces, esas personas siguen estando agresivas o a veces no, pero tú realmente tienes miedo. La relación médico-paciente está rota, es evidente, se rompe una relación de confianza mutua que tiene que haber. Cuesta mucho ponerse otra vez en el papel del médico que debe atender a esa persona y velar por su bienestar sabiendo que te desprecia por los motivos que sea. Es muy duro y da miedo. En la consulta estás triste y estás asustado.

Tenemos cierta percepción de que el apoyo institucional a veces es insuficiente"

P.¿No hay un protocolo para cambiar a esa persona de médico cuando ocurren estas agresiones?

R.Es complicado, no tienes muchas facilidades, hay mucha burocracia. A mí un director me comentó que quien se cambia de médico es el paciente, que el médico no cambia de paciente. Eso hasta cierto punto es bastante injusto, porque si esa persona, por los motivos que sean, tampoco tiene confianza contigo, lo lógico es que acuda ya a otro profesional sanitario con el que tenga más confianza. Pero ocurre, y me ha pasado a mí en mi vida profesional, que el agresor no quiere cambiar de médico. Supongo que piensa que ese médico le tiene miedo y quizás sea más fácil interactuar con él que con otro profesional. Desde el sindicato pensamos que debería ser automático ese cambio una vez que hay un desencuentro de este calibre, a no ser que no sea posible porque hay pueblos con un solo médico.

P.¿Qué consecuencias, qué problemas, causan en los médicos estas situaciones?

R.Causa problemas de salud, tanto física como psíquica. Respecto a la salud física, el médico muchas veces en estos episodios sufre crisis hipertensiva, taquicardia, patologías derivadas de lo que un ser humano siente ante una agresión. Y psicológicamente, por supuesto, padece síntomas depresivos, síntomas ansiosos, miedo y, por otra parte, le crea una inseguridad y se siente un poco decepcionado con su profesión porque el que decide estudiar medicina no es para pelearse con nadie. El que estudia medicina y quiere ser médico quiere ayudar y cuidar al paciente. Entonces, te sientes totalmente decepcionado incluso de tu carrera.

P.¿Ahora mismo hay un botón del pánico para avisar?

R.Y nos parece insuficiente porque el botón del pánico consiste en una serie de dígitos que tienes que marcar en el ordenador. Si estás muy nervioso, quizás te equivoques. Por otro lado, cuando lo activas, en el mejor de los casos acuden todos los compañeros que estén, pero no acude alguien de seguridad, que realmente es el que debería estar velando por los médicos. La Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales establece que los trabajadores tenemos derecho a una protección eficaz en seguridad y salud. Y nuestro empleador, que es el SAS, tiene el deber legal de protegernos frente a todos los riesgos que haya y frente a la violencia de origen externo. Entonces, habrá que hacer una evaluación de riesgos de cada centro. Hay centros, por desgracia, más problemáticos que otros, y habría que adoptar medidas preventivas. Estas no solo deben consistir en un botón de pánico, sino que haya un señor de seguridad que imponga un poco de respeto a las personas que han perdido el respeto a sus congéneres. Y luego, también proporcionar apoyo jurídico y psicológico a los agredidos. A veces, el tema de no denunciar es porque te pierdes en una burocracia de rellenar papeles.

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