Música

El flamenco en Córdoba, más vivo que nunca en La Noche Blanca

Panorámica de las Tendillas en la Noche Blanca del Flamenco.

Panorámica de las Tendillas en la Noche Blanca del Flamenco. / Miguel Ángel Salas

Córdoba vibra con el flamenco, se entrega a él y lo hace suyo. Con distintos quejíos o soniquetes, pero la esencia siempre será flamenca. Durante toda una madrugada, todas las vertientes que rodean a los cantes jondos han inundado las calles cordobesas, esas en las que el patrimonio material e inmaterial se fusionan para derramar la nobleza del flamenco, un arte que en Córdoba se respira por los cuatro costaos

La Noche Blanca del Flamenco es una de las más especiales del año, y también de las más seguidas. En esta nueva edición, las expectativas se han superado y los miles de visitantes y cordobeses que han salido a la calle vuelven a demostrar que este arte va mucho más allá de una letra o melodía; el flamenco es un estilo de vida, un placer para los sentidos, y eso, Córdoba lo sabe. 

Las ganas de disfrutar se han podido observar durante toda la noche. Una afluencia de miles de personas que llenaban las bancadas de cada localización donde los 13 artistas programados han deleitado a los allí presentes; pero, no sólo eso, también en los bares, en las calles, en las plazas... El compás se respiraba en cada punto de la ciudad. 

A las 22:30, Farruquito hizo su espectacular aparición en escena, esa que dejó al público enmudecido y que sólo era el pistoletazo de salida a una noche que no acababa nada más que empezar. Los ecos de las voces flamencas resonaban en las calles del Centro y el Casco Histórico de Córdoba, pero también han salido fuera para poder llegar a distintos barrios de la ciudad. 

Córdoba es cuna de artistas flamencos, y los cordobeses son fieles a la música que nace desde las entrañas de la ciudad, y así lo han demostrado en una noche como esta. El cantaor cordobés El Pele ha actuado ante una plaza de la Juventud (en La Fuensanta) repleta de gentío. El talento local no deja de florecer, prueba de ello son el grupo Féminas, donde ocho artistas cordobesas han presentado su proyecto dancístico inclusivo, desde la plaza de la Unidad, en el barrio del Sector Sur. También fuera del Centro, la voz inconfundible de Sandra Carrasco se ha proyectado en la plaza de la Marina (en el barrio del Figueroa), lo ha hecho junto con el guitarrista David de Arahal y ambos han recordado al cantaor flamenco Pepe Marchena.

Al marcar las agujas del reloj la media noche, dos de las localizaciones más mágicas de la cita se llenaban de acordes flamencos. En la plaza de San Agustín, Mayte Martín deleitaba a los allí presentes con Flamenco íntimo, el título de su trabajo que describía a la perfección el diálogo que la cantaora tenía con el público. Por otro lado, la joven Reyes Carrasco llenaba de poderío y emoción el Patio de los Naranjos, ya que durante su actuación ha querido dedicarle una letra a su madre, una de las coristas que estaban sobre el escenario. 

Espectáculo de La Piñona en el entorno de la Calahorra. Espectáculo de La Piñona en el entorno de la Calahorra.

Espectáculo de La Piñona en el entorno de la Calahorra. / El Día

En el grueso de la noche, la marabunta generaba incluso pequeños atascos en el acceso de algunas calles, aunque también había quienes se decidían por esperar a un artista concreto, o los que traían su asiento de casa, como unas vecinas de San Agustín, que se han equipado de sillitas portátiles para poder descansar mientras se deleitan con algunos conciertos de la zona. "Somos muy mayores y no aguantamos de pie, y la gente viene desde casi por la tarde a coger sitios", reconocen a El Día

Hasta las escaleras de Santa Marina llegaba el público del concierto del Josemi Carmona, cuyo escenario estaba en la plaza del Conde de Priego. El músico demostró su fuerza a las cuerdas de la guitarra, instrumento flamenco donde los haya. A la misma hora coincidía con La Piñona, cuya garra sobre el escenario ha embellecido una postal de ensueño cordobés, dado que su ubicación en el entorno de la Calahorra permitía ver en el fondo a la Mezquita-Catedral, una compañera de baile con la que la bailaora gaditana se marcó unos pasos. 

A lo largo de la madrugada, el flamenco se ha materializado con muchos colores; el público tenía la posibilidad de elegir qué tipo de artista quería disfrutar o descubrir. El valor de lo instrumental también se ha puesto de manifiesto en el cartel de esta Noche Blanca. Magia en las notas del piano flamenco es lo que ha transmitido Alfonso Aroca desde el Compás de San Francisco. La flauta y el saxo también han sido protagonistas de la madrugada con el prieguense Sergio de Lope, en el cine Fuenseca.

"Esta es la mejor noche que tiene Córdoba", resaltaba una pareja de Lucena mientras esperaba la aparición estelar de María Peláe, uno de los platos fuertes de la programación. La cantante contagió su ritmo a toda la plaza de la Corredera, tanto es así que en algunos balcones, los vecinos no paraban de bailar con cada canción de la malagueña, quien era un auténtico torbellino sobre el escenario. Durante su actuación cantó algunos de sus temas más exitosos como Mi tío Juan -canción en la que tuvo que lidiar con fallos en la iluminación- o también versiones como Se nos rompió el amor.

"En mi vida me iba a creer yo, que grabé mi primer disco aquí en Córdoba, mientras me quedaba en un albergue del Ayuntamiento, que cantaría en esta plaza; aquí empezó todo", explicó María Peláe a todos los allí presentes, incluida su amiga Vanesa Martín, que después de terminar su concierto en la plaza de toros no dudó en disfrutar de la Noche Blanca del Flamenco. 

Kiki Morente en la plaza del Potro. Kiki Morente en la plaza del Potro.

Kiki Morente en la plaza del Potro. / Miguel Ángel Salas

Apenas terminaba la cantante malagueña sus últimos temas, y la masa de público se iba trasladando hasta la plaza del Potro, donde le tocaba el turno a Kiki Morente. Este lugar no era casual, ya que como el propio artista se encargó de recordar, en dicha plaza se grabó la película Pasodoble, en la que salía su abuelo y donde él mismo recuerda pasar algunos momentos de su infancia. 

La esencia más flamenca, la de una dinastía, Morente ha cantado temas propios pero también ha recordado algunos como No me lo creo de Manzanita. El gentío era tal que el artista se giraba constantemente para cantarle a la otra mitad de la plaza, que lo observaba a sus espaldas. Incluso paró un momento la actuación para que pudieran socorrer a una persona del público que sufrió un mareo. 

A las 05:00, la noche iba llegando a su término, pero aún quedaba un plato fuerte: el grupo granadino La Plazuela. Desde las 02:00 estaban esperando las fans de la primera fila frente al escenario montado en los jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos. Cientos de jóvenes reservaron sus fuerzas para disfrutar de la fusión de estilos con los que este grupo está triunfando. "Para nosotros poder tocar en festivales de electrónica o indie es muy grande, pero poder tocar en festivales flamencos... eso es lo más grande de todo", reconocían los miembros del grupo a su público. 

Y ya con los primeros claros del día, las miles de personas que seguían en la calle se iban recogiendo poco a poco. Eso sí, durante el camino a casa, las palmas y el compás seguían como música de fondo.

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