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Córdoba se ha vuelto a llenar de flamencura. Una nueva edición de la Noche Blanca del Flamenco ha convertido a la ciudad en sede por excelencia de este Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Más de ocho horas seguidas de música en directo al aire libre, en 13 puntos de la capital y con figuras destacadas de este arte, en todas sus variantes (cante, baile, toque...). Una jornada consagrada en el calendario cordobés y que a algunos les sabe a poco.
Este año, el baile ha sido el encargado de dar el pistoletazo de salida a la noche más flamenca del año. El bailaor Juan Manuel Fernández Montoya, Farruquito, ha iniciado esta jornada desde el corazón de la capital, la plaza de Las Tendillas, donde desde primera hora de la noche, cordobeses y turistas se agolpaban poco a poco para lograr la mejor visión del escenario. A pesar del tumulto de personas y el constante murmullo, a las 22:30, el emblemático enclave ha logrado enmudecer (aunque sólo sea alrededor del escenario); tan sólo se escuchaba el eco que generaban los pasos del bailaor, un taconeo que lograba aplausos y olés por doquier.
Su actuación, se trata de un equilibrio entre las diferentes épocas del flamenco, pero también, como ha confesado a El Día, el espectáculo alberga lo que el público más le ha demandado a lo largo de todos sus años de carrera.
Sobre el escenario lo han acompañado a la guitarra Manuel Valencia, a las voces Mary Vizarraga, María Mezcle y Ezequiel Montoya, a la percusión Paco Vega, al bajo Julián Heredia, a la flauta Ostalinsa Suárez y al baile La Farruca, Pepe Torres y Juan Moreno.
Con la mirada en el horizonte, Farruquito marcaba los estribillos con el taconeo de sus botas. El sombrero y un bastón han sido los mejores aliados para una puesta en escena que tenía al público embelesado. Tanto es así, que desde los alrededores del escenario no cabía un alfiler, y algunos se apresuraban a rasgar la lona que cubría la zona del camerino para intentar captar una imagen del bailaor sevillano.
La marabunta no paraba de transcurrir entre una localización y otra, pues, a la media hora de empezar Farruquito, estaban programados otros tres espectáculos en distintos puntos de la ciudad: además, había que intentar parar para picotear algo, refrescarse para combatir las altas temperaturas y proseguir la noche, que no acababa más que empezar.
Aunque la mayoría de los espacios habilitados se encuentran en el casco histórico de la ciudad, el flamenco también ha salido de la zona centro y distintos barrios de Córdoba han podido disfrutar de los acordes más puros.
Así, en la plaza de la Marina del Figueroa, los cordobeses esperaban con ansias la voz inconfundible de Sandra Carrasco, acompañada del guitarrista David de Arahal; desde la plaza de la Juventud, en La Fuensanta, el cantaor cordobés Manuel Moreno Maya, El Pele, ha deslumbrado con su voz a los allí presentes, y por otro lado, el grupo de artistas cordobesas Féminas ha actuado desde la plaza de la Unidad, en el barrio del Sector Sur.
La programación de esta nueva edición de la ya consolidada Noche Blanca continúa con el cante inconfundible de Mayte Martín, la juventud de Reyes Carrasco, el toque de guitarra de Josemi Carmona, el baile de Lucía La Piñona, la musicalidad de la flauta del prieguense Sergio de Lope, el característico estilo de María Peláe, el piano de Alfonso Aroca, el recuerdo de un legado con Kiki Morente y el grupo granadino La Plazuela, encargado de cerrar la velada ya bien entrada la madrugada y en la búsqueda del día.
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