Desfile del Carnaval de Córdoba

Un adiós con ritmo a la fiesta de la libertad

  • El Carnaval se despide con un gran desfile y la quema de Dios Momo tras el concurso y dos fines de semana de coplas de agrupaciones callejeras

Un adiós con ritmo a la fiesta de la libertad.

Un adiós con ritmo a la fiesta de la libertad. / Jordi Vidal

Se han vuelto a solapar, aunque sea por pocos días, la Cuaresma y el Carnaval. El recogimiento previo a la pasión ha vuelto a coincidir con la fiesta de la libertad, de la ironía y la alegría.

El pasado sábado, mientras las cofradías celebraban su vía crucis, otros procesionaban hacia San Agustín y la calle Montero con bombo, caja y guitarra a las espaldas. Lejos quedan algunas críticas políticas a la supuesta poca conveniencia de que dos fiestas que parecen tan dispares se junten en el calendario, pero las fechas son las fechas y ni las primeras marchas cofrades hicieron callar al tres por cuatro, ni viceversa.

La Cuaresma, eso sí, ya se ha quedado sola en una ciudad primaveral que ha despedido a Don Carnal por la puerta grande. Desfile y Quema de Dios Momo han sido los dos grandes últimos actos del Carnaval de Córdoba de 2019 que arrancó allá por febrero con la Salmorejá previa al Concurso de Agrupaciones Carnavalescas (COAC) en una plaza de la Corredera con ganas de tipo y disfraz, el mismo lugar que ha servido para decir adiós y desmaquillarse los coloretes.

Cerca de las 12:00 el Desfile de Carnaval ha partido del Paseo de la Victoria con un inicio de recorrido protagonizado por el ritmo de la Comparsa Moracantana, de Badajoz, que con unos espectaculares trajes blancos y dorados, con aires del carnaval de Brasil, han sabido ser el mejor prolegómeno a un desfile que ha congregado a numeroso público allí por donde pasaba.

Los grandes protagonistas de todo el gentío congregado, por supuesto, han sido los más pequeños. Ataviados con sus mejores disfraces, los niños y niñas cordobeses han mostrado gala del saber llevar un tipo, así fuera de Ladybug, de minibutanero o incluso ataviados con la máscara del DJ Marshmello, sin perderse los tradicionales Elsa (Frozen), Minnie Mouse (oficial o con disfraz bien elaborado en casa) o cualquier personaje de Star Wars (tanto del bando bueno como del bando malo).

Precisamente los personajes de la Guerra de las Galaxias han protagonizado otro de los pasacalles del desfile donde también han participado la batucada Salmorejo, la academia de baile Flora, del barrio de la Fuensanta, o la Escuela de Arte Dionisio Ortiz. Grandes muñecos hinchables, que a algunos pequeños han dado más miedo que alegría, también han tomado parte de este recorrido carnavalesco donde una de las carrozas más originales ha sido la de Fepamic, carrito de limpieza con toques chirigoteros incluidos.

Por supuesto, no han faltado la sultana y el sultán lanzando papelillos a un público que se ha distribuido desde la Victoria hasta la plaza de la Corredera, pasando por la calle Concepción, Gondomar, las Tendillas, Claudio Marcelo y la Espartería.

Tras las carrozas han venido las agrupaciones, oficiales y callejeras, marcando compás con caja y bombo y lanzando coplas a un público que ha aplaudido a grupos como Los Fernández, La fábrica de la ilusión, Las Cordogheisas o Calle Melancolía. También se han animado a venir hasta Córdoba Los extranjeros, la comparsa de Madrid compuesta por andaluces emigrados a la capital de España.

Y el final de la fiesta tenía una meta llamada Momo. La plaza de la Corredera ha servido para poner punto y final a un nuevo carnaval. La personificación de la ironía traída desde la mitología griega ha ardido en una tarde primaveral simbolizando el paso a la Cuaresma y dejando atrás esos compases canallas que tienen un año para reinventarse.

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