Varios miles de personas, entre peregrinos a pie, caballistas y romeros a carroza, participaron ayer en la romería de Santo Domingo, la primera de las dos que se celebran en la primavera cordobesa como preludio al mes más grande de la ciudad, porque, como dijo ayer la concejala de Fiestas y Tradiciones Populares, Amelia Caracuel, "el mes de mayo se nos queda corto y no nos queda más remedio que estirar la agenda". Como manda la tradición, un cohetazo anunciaba puntual a las ocho de la mañana la reunión de la comitiva en la avenida de Conde de Vallellano.

Mientras media Córdoba se desperezaba con los efluvios del vino de la Cata y los participantes en la maratón Sierra Morena de bicicleta de montaña empezaban a rodar por las calles, los romeros desafiaban a una ciudad aún en duermevela con sus cantes y su buen humor. Un total de 13 carrozas montadas por las peñas y la oficial de la romería formaron el cortejo, adornado con miles de flores de colores como celebración de la primavera. "Hablar de Córdoba es hablar de mayo, y hablar de mayo es hablar de Córdoba", definió la edil de Fiestas, que estuvo acompañada a esas horas tempranas por el concejal de Urbanismo, Luis Martín, y por el subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado. Hubo más cargos públicos en el cortejo, como el secretario provincial del PSOE, Juan Pablo Durán. El alcalde, José Antonio Nieto, y el empresario y líder de Unión Cordobesa Rafael Gómez se sumaron a la misa que, ya a mediodía, tuvo lugar en el santuario de Scala Coeli y que ofició el sacerdote Miguel Castillejo.

Pero, más allá de la participación institucional, los romeros fueron los principales protagonistas. El presidente de la Federación de Peñas, Francisco Castillero, resumía a esa hora temprana su estado de ánimo con una copita de anís en la mano: "Hoy a los cordobeses ya nos hierve la sangre", dijo. Destacó el buen tiempo con que amaneció el domingo -"para que no sean sólo los sevillanos los que se lo pasen bien"- y resaltó el "trabajo" de meses de los participantes para poner al día las carrozas estrenadas ayer, las mismas que en pocas semanas participarán en la Batalla de las Flores, en la que las cordobesas se enzarzan en una guerra a golpe de clavel "como tíos tirando pedrás". La Federación homenajeó en su indumentaria a la bodega El Gallo, que este año cumple 150 años y "es la única que está pendiente de las peñas", agradeció Castillero.

La responsable de que a los peregrinos no les faltara nada en el camino fue Paula Pozuelo, presidenta de la romería, que a contrarreloj daba las últimas puntadas al desfile minutos antes de que, a las 09:00, empezara la caminata. "Como el mayo se nos queda pequeño, empezamos en abril", bromeó. Como novedad, Pozuelo destacó el aparcamiento habilitado cerca del santuario con capacidad para un centenar de vehículos, una infraestructura con la que la Hermandad de San Álvaro ha querido facilitar el acceso. El hermano mayor, Rafael Jurado, también apuraba los nervios minutos antes de la salida. "La mañana es espléndida, como hace años no disfrutábamos", animó, y deseó "que la gente se lo pase bien y no haya disgustos en el camino".

Paso a paso, los romeros se dirigieron al santuario enclavado en la sierra cordobesa para conmemorar el milagro de San Álvaro de Córdoba, fraile dominico, quien en una de sus habituales visitas a la ciudad recogió a un mendigo enfermo en el camino que luego resultó ser el mismo Jesucristo. San Álvaro compró el 13 de junio de 1423 los terrenos conocidos como Torre Berlanga, donde construyó el convento de Santo Domingo de Scala Coeli, de la orden de Predicadores. El encuentro con Cristo se festeja ahora con una misa, un perol y el popular concurso de carrozas, que reconoce las más elaboradas. El premio especial fue para la peña La Alegría de La Viñuela. En el podio estuvieron Los de Santiago (primer premio), Sol y Luna (segundo) y Ritmo y Compás (tercero).

Algunas de las peñas han homenajeado este años a Los Patios tras su reconocimiento como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Es el caso de Sol y Luna, que recreó un patio de vecinos. Más de 12.000 flores de papel han tenido que elaborar los integrantes de esta peña de Las Quemadas. "Se requiere muchísimo trabajo, estamos liados desde febrero", dijo la responsable del diseño y coordinadora de los trabajos, Amalia Marín. También en febrero empezaron a trabajar los miembros de la peña El Minarete. "Son muchos días hasta la madrugada y muchas tardes sin siesta para hacer 33.000 flores", resumió un integrante de la peña, Antonio Regalón. "Todos participamos en el diseño para que quede lo mejor posible aunque, como suele decirse, lo importante es participar", dijo.

Con vestido de flamenca, traje de corto o con vaqueros, da igual el atuendo que se utilice en el camino a Santo Domingo, porque "lo importante es tener buen ánimo y pasarlo bien", resumió otro peregrino. En el camino no faltan los cantos, como una vez llegado al santuario es "imprescindible" tomar unas "buenas viandas" para "recuperar fuerzas" hasta la próxima romería. El camino de regreso es lo de menos.