Una calleja que se retuerce hasta siete veces

El edificio más destacado es la Casa de las Campanas, que conserva importantes vestigios de arquitectura mudéjar

El siempre recurrente Teodomiro Ramírez de Arellano califica en sus Paseos por Córdoba esta calle como "uno de los sitios más raros y extraños" de la ciudad. Explica en su conocido libro que se compone de la sucesión de siete callejas que se llegan a superponer entre la calle Agustín Moreno y la plaza del Conde de Gavia.

La antigüedad de esta denominación se remonta nada menos que al siglo XV, como se demuestra, según el citado autor, en diversos documentos. Esta circunstancia hace que esta calle entre el selecto grupo de las que tienen un nombre con mayor veteranía. Actualmente está pavimentada y son varios los solares que se están edificando, por lo que ofrece una imagen bien distinta de la que conoció el escritor decimonónico, quien llegó a afirmar que algunos de los callejones sin salida con que cuenta están "en extremo desaseados".

La práctica totalidad de los edificios actuales son residenciales, salvo la joya de la calle, que no es otra que la Casa de las Campanas, una construcción mudéjar con un generoso patio en el que se celebran diversos espectáculos.

La diversidad de los usos de los inmuebles era más frecuente siglos atrás. En el XIX había un reñidero de gallos o una escuela a la que acudía "lo más lucido de la sociedad cordobesa". Ahora, en cambio, hay una guardería en el extremo que roza la plaza del Conde de Gavia.

La calle de las Siete Revueltas ha conservado a lo largo del tiempo su sello, dejando en nuestros días una muestra de cómo pudo ser el urbanismo medieval cordobés antes de que fuese alterado con las alineaciones y ensanches.

stats