El avión cultural se queda de adorno
El Ayuntamiento anula el contrato que buscaba una empresa para gestionar el proyecto del Balcón del Guadalquivir unido a un restaurante de nueva apertura
El Ayuntamiento de Córdoba dejará el proyecto de avión cultural como un mero adorno en la colina del Balcón del Guadalquivir. Un caro y aparatoso adorno que, en su interior, estará absolutamente vacío. El departamento municipal de Contratación, que depende del Área de Hacienda, ha decidido anular el contrato que perseguía encontrar una empresa privada que se hiciera cargo de un restaurante junto al avión y que, del mismo modo, permitiese que fuera una sociedad mercantil la que llevara la programación de un equipamiento que pretendía ser un contenedor para nuevos lenguajes culturales.
La decisión de la Gerencia de Urbanismo de eliminar la partida de 130.000 euros que estaba prevista para culminar la obra civil y la instalación interior ha tenido como consecuencia que el Ayuntamiento no pueda cumplir el pliego de condiciones que estaba previsto. Originalmente, el Consistorio se comprometía a entregar el avión listo con una serie de equipamientos como un equipo de sonido o una serie de pantallas de televisión LED a lo largo de todo el interior de la cabina.
La reflexión del equipo de gobierno -la responsabilidad en la materia recae en el edil de Hacienda, el popular José María Bellido- es que el canon económico que podría pagar la empresa interesada en la gestión del avión cultural y el restaurante significaría un muy mal negocio para el Ayuntamiento. En total, con las cifras que se barajaban, harían falta en torno a 200 meses de abono de canon para que el Consistorio pudiera resarcirse de la inversión realizada.
Según el equipo de gobierno, la decisión de dejar las cosas como están obedece a estas razones y no a un desinterés de la empresa privada por el proyecto. Contra todo pronóstico, la iniciativa había contado con tres ofertas de empresas que querían realizar el montaje del restaurante y que estaban dispuestas a llevar a cabo una agenda de actos culturales en torno al DC-7 colocado por el anterior gobierno municipal en la gran zona verde del río. El pliego de condiciones pretendía darle cierta pátina de modernidad al asunto primando las empresas que optaran por la cocina de vanguardia de acuerdo con la filosofía del proyecto. El avión se denominaba oficialmente proyecto Circular y pretendía dar una alternativa a los lenguajes artísticos, como las videoproyecciones. También, era una iniciativa fomentada desde la Alcaldía de Izquierda Unida que estimaba que podía generarle réditos electorales. La realidad es que ocurrió todo lo contrario y la actuación generó tan poco apoyo político como incomprensión en el mundo cultural y vecinal, que llegó a denunciar la gestión del proyecto.
El Consistorio recibió el aparato en propiedad de un particular, que lo tenía paralizado en el aeropuerto de Córdoba. Los presupuestos municipales corrieron con los gastos de su adaptación como contenedor cultural, desmontaje y pintado. Además, se realizaron obras civiles para preparar el terreno donde se colocó el aparato y su traslado hasta la zona del río.
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