El ángel con uniforme que salvó la vida de Mustafá
Seguridad
Un policía nacional de Córdoba hizo una maniobra que detuvo la hemorragia que sufría tras ser apuñalado en el cuello
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La vida de Mustafá, un hombre trabajador y padre de familia, pendía de un hilo tras sufrir el pasado mes de mayo una puñalada en el cuello en el barrio del Sector Sur. Mientras estaba tirado en el suelo, había varias personas a su alrededor, pero unas no se acercaban y otras tenían buenas intenciones, pero no sabían cómo parar la hemorragia.
Hasta que, pocos minutos después, llegó una patrulla de la Policía Nacional que estaba en una actuación cerca del lugar. De inmediato, uno de los agentes, Francisco Cebrián, practicó a Mustafá una maniobra de primeros auxilios que le salvó la vida.
Fueron minutos muy difíciles y de tensión, aunque para que todo saliera bien fue muy importante la colaboración de Mustafá, que confió plenamente en el agente que estaba junto a él y que le transmitía tranquilidad mientras esperaban la ambulancia.
Los primeros en llegar al lugar
Los agentes Francisco Cebrián y Alejandro Berral -que estaba acabando sus prácticas esos días- estaban en un servicio cerca de la calle Motril en el que ejercieron de mediadores en una discusión familiar y, cuando ya se iban, les dieron el aviso para que fueran a la calle Úbeda rápidamente.
"Los servicios sanitarios tienen muy buenos tiempos de respuesta, pero salen de una base; nosotros, como estamos en vía pública o hacemos la patrulla preventiva, nos pilló con mucha proximidad geográfica, así que llegamos los primeros", explica Cebrián.
Una vez allí, observaron una hemorragia de riesgo a la altura de la base del cuello y como las circunstancias lo permitían -ya que el agresor no estaba presente- pudieron dar prioridad al auxilio humanitario a expensas de que llegase el indicativo sanitario.
"No se trata de sustituir la labor del sanitario, sino que hacemos las primeras medidas o maniobras hasta que llega el dispositivo sanitario, que toma el relevo, y nosotros pasamos a seguridad ciudadana de nuevo", añade el agente, que es especialista en asistencia sanitaria e imparte formación a otros policías.
Francisco Cebrián fue un ángel caído del cielo para Mustafá, que incluso había llamado por teléfono a su mujer porque, viendo la gravedad de su herida, quería despedirse de su hija. "Si no fuera por este hombre no estaría aquí", repite Mustafá una y otra vez, lleno de agradecimiento al hombre que le salvó la vida.
"Yo pensaba que no iba a salir de ahí, hasta que llegó este hombre: se vio que era un profesional, que sabía, y empezó a hablarme para tranquilizarme", apunta Mustafá. Cuando subió a la ambulancia, los sanitarios le dijeron que si no fuera por él, no sabían si habrían podido ayudarle.
"A este hombre le doy mi vida, lo que necesite, porque si no fuera por él no estaría aquí", insiste. "No sé cómo puedo dar las gracias al cuerpo entero, pero quiero buscar la forma", apunta.
Los servicios humanitarios son cada vez más frecuentes en la Policía Nacional. Al principio, explica Cebrián, eran "colaboraciones con el indicativo sanitario, pero hoy tenemos desde casos de accidentes de tráfico, tentativas de autolisis, colaboraciones con los profesionales sanitarios...".
El reencuentro
Al día siguiente, mientras Mustafá estaba ingresado, Cebrián y Berral se encontraron con un amigo suyo cuando patrullaban. Justo estaba hablando por teléfono con él, así que los agentes aprovecharon para preguntarle directamente cómo se encontraba.
Incluso le pidieron permiso para ir a visitarlo al hospital porque "no quería ser invasivo", dice Cebrián. "Me dio mucha alegría verlo a él y al compañero", señala Mustafá. "Eso no lo hace cualquiera, eso lo hace un tío en condiciones, buena gente, un profesional", apostilla.
Berral, que estaba acabando sus prácticas, asegura que "fue la mejor intervención de seguridad ciudadana que hemos tenido y con el mejor compañero". "Todo salió bien y esa es la mayor satisfación que me llevo de las prácticas", agrega.
Francisco Cebrián lleva 15 años en el cuerpo. Ha estado diez en la Jefatura Occidental de Sevilla y los otros cinco en casa, en Córdoba. Esta es una de las intervenciones más complicadas a las que se ha enfrentado en lo que se refiere a seguridad ciudadana porque urgía la atención, "aquí el reloj iba en contra nuestra". "La realidad no tiene nada que ver con lo que hacemos en una práctica", apunta Berral.
Una vez que llegaron los servicios sanitarios, tuvieron que formar un perímetro de seguridad para que pudieran trabajar con tranquilidad porque a su alrededor se había formado mucho revuelo, ya que mucha gente conoce a Mustafá y "nadie en el barrio se creía que él hubiera tenido un mal encontronazo". Él lleva 25 años en Córdoba y "nunca" había "pisado la comisaría ni el juzgado", concluye.
Cebrián no tiene palabras para describir la satisfacción que siente al haber podido ayudar a Mustafá. "He podido verlo con su familia arropado en el hospital, trabajando, de risas con sus compañeros... Ahí es donde merece la pena toda la formación y el esfuerzo; es por lo que estamos aquí", concluye.
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