Medio Ambiente
  • Las hormigas con alas aparecen con las primeras precipitaciones, puesto que les sirven como señal de coordinación para salir de forma masiva 

Las alúas toman Córdoba con la lluvia y la bajada de las temperaturas

Alúas en un patio de Córdoba

Escrito por

· Lourdes Chaparro

Redactora

Han llegado con la lluvia a Córdoba y han desaparecido con los primeros fríos. Son las alúas, las hormigas con alas que llegan en tropel, llenan patios de comunidad, se posan sobre los coches, causan alguna que otra molestia y de una jornada para otra desaparecen y aunque van siempre juntas, en los últimos días todavía hay alguna superviviente que se ha alejado del grupo.

Para conocer cómo es el comportamiento de estos insectos el Día ha hablado con Joaquín Reyes, profesor titular de la Universidad de Córdoba (UCO) del departamento de Ecología Terrestre, quien ha explicado por qué actúan de esta manera.

Para comenzar, las alúas son “la casta reproductora de las hormigas”, aclara y añade que “las obreras son estériles y la reina se encarga de poner los huevos”.

Bien, las alúas son reinas vírgenes y también están los machos -conocidos como aluillos-, que son claramente más pequeños. Estos maduran en los hormigueros a finales del verano y están esperando las primeras lluvias intensas del otoño para salir a la superficie, que es lo que ocurre cada temporada cuando llegan en masa.

Y, según expone, “esa es la señal para que salgan de los nidos y vuelen, formando nubes, donde se mezclan machos y hembras y se reproducen”. Es por ello, que durante el pasado fin de semana y los primeros días de este mes de noviembre se hayan registrado estas singulares nubes de alúas que acaban finalmente muertas y que hay que limpiar. No en vano, su índice de supervivencia es apenas del 10% si es que llega.

Pero, ¿qué diferencia a estas hormigas del resto de su especie? Pues según describe Reyes, las alúas son la casta reproductora. “Las hembras son más grandes, ya que llevan el abdomen lleno de huevos esperando ser fecundados”, aclara. Los machos, por su parte, son más pequeños y se parecen menos que la reina a las obreras, con una cabeza más pequeña. Así, se unen durante el vuelo y caen al suelo donde continua la fecundación.

Otra de las particularidades de estos insectos es ese elevado índice de mortalidad, ya que una vez que salen del nido no comen nada. “Los machos mueren en pocas horas y las hembras que sobreviven, se ocultan en el suelo rápidamente y viven de sus reservas”, aclara.

Una alúa. Una alúa.

Una alúa. / Juan Ayala

Sin embargo, esta situación cambia dentro dentro de los hormigueros, ya que en su interior tanto las alúas -reinas vírgenes- como los aluillos son alimentados por las obreras.

El profesor de la UCO también hace referencia a su llegada masiva en el otoño y no en otra estación del año. Y es que, las primeras lluvias que se registran cuando da comienzo esta estación “les sirven como señal de coordinación para salir de forma masiva de los nidos”. Reyes lo tiene claro y subraya que “basta un claro o un día soleado después de las lluvias para que se produzca el vuelo”. No en vano, los vuelos de las alúas se producen una vez que el aíre se ha calentado, sobre el mediodía. Sin embargo, añade, en época de sequía “es más fácil que se produzcan vuelos más masivos”.

Uno de los factores que tienen en cuenta estas hormigas aladas es cómo se encuentra el suelo, ya que “tiene que estar húmedo porque las reinas fecundadas tienen que enterrarse rápidamente para comenzar con el desarrollo de una nueva colonia”, detalla.

El profesor de la UCO anota también que el suelo “les sirve como protección del frío del invierno y de los depredadores”. Así las cosas, permanecerán enterradas alimentando de sus reservas y poniendo huevos. “En primavera nacerán las primeras obreras y se encargarán de su alimentación. Y así, habrá un nuevo hormiguero”, explica.

A pesar de que su presencia puede resultar molesta para el ser humano, ya que pueden aparecer en sitios insospechados de una casa -como por ejemplo en el baño- las alúas “no son dañinas”, aclara Reyes, quien recuerda que “son un alimento muy nutritivo para las aves”. Y si alguien tiene la tentación de echar mano del insecticida cuando aparecen, el profesor de la Universidad de córdoba asegura que no hace falta, ya que “desaparecen en pocas horas”.

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