Tribuna de opinión

Las aguas regeneradas y el Día Mundial del Saneamiento

La sede de Emacsa.

La sede de Emacsa. / Juan Ayala

La sequía es algo estructural y no meramente coyuntural. Se preguntarán qué tendrá que ver la sequía con el Día Mundial del Saneamiento y hacen muy bien en preguntárselo. Trataré de responderles en unas pocas líneas que espero les aporten algo de luz sobre esta materia que está empezando a hacerse presente en nuestro entorno.

Como les digo, la sequía es algo estructural de lo que se deduce que tenemos que establecer, como ciudad y como empresa pública de aguas, las medidas necesarias para convivir con un problema acuciante y cada vez más preocupante como es la escasez de agua. De cara a ello tenemos dos opciones; el ahorro de agua -con la inversión encaminada a la modernización de nuestras redes para evitar las pérdidas- y, por otra parte, con la generación de un mayor volumen de recursos hídricos, esto es, obtener más agua para las necesidades propias de la ciudad.

Entre ellas están el baldeo y el riego de las zonas verdes -actuales y futuras- pero en mayor medida y de cara a la capacidad de generar riqueza y empleo la posibilidad -real- de emplear las aguas regeneradas para otros usos como el uso industrial -hidrógeno verde- o el riego agrícola con la profunda transformación para el sector primario cordobés que supondría.

Con la excusa del Día Mundial del Saneamiento, una efeméride que celebramos cada año en Emacsa, veo necesario dedicar al papel clave que está llamado a desempeñar el agua regenerada tanto en Córdoba como en el resto de Andalucía.

Hasta el momento, Córdoba, a través de Emacsa, gracias al equipo humano, a los trabajadores y profesionales de la empresa ha cumplido con los objetivos que se han ido marcando desde su origen alcanzando la excelencia en la prestación del servicio y así queremos continuar escribiendo la historia ante este nuevo reto que como ciudad se nos plantea.

No es cuestión baladí, para llegar a la reutilización del agua sabemos que hemos de tratarla con unos procesos muy exigentes, así como adaptarnos a un nuevo marco jurídico, y todo ello con la obligatoriedad de afrontar una de las inversiones más ambiciosas en infraestructuras hídricas. Solo de esta manera podremos plantear soluciones a los problemas que el futuro nos va a deparar.

En Emacsa sabemos dónde queremos ir porque, parafraseando a nuestro paisano Séneca, no hay viento favorable para el que no sabe dónde va y nosotros tenemos un camino a seguir. El futuro del agua en Córdoba será sostenible o no habrá futuro.

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