Córdoba

El aeropuerto, inversión anegada

  • AENA no llegó a interrumpir el funcionamiento del aeródromo aunque el agua anegó toda la ampliación de la pista de aterrizaje actualmente en obras

Aparte de demostrar que la riada de ayer dejó a los servicios de emergencias absolutamente sobrepasados, la crecida del Guadalquivir y de todos los arroyos del términos municipal demostró la fragilidad del aeropuerto, que se encuentra en terreno inundable desde que fue inaugurado en los años 50. AENA, el organismo que gestiona los aeropuertos, aseguró que la pista no llegó a cerrarse puesto que el agua nunca logró subir el terraplén en el que está montada. Sin embargo, las imágenes reflejan verdaderamente hasta qué punto la ubicación elegida para la ampliación es frágil, pese a los 100 millones de euros que se van a gastar entre las obras y las expropiaciones en una actuación que persigue ampliar la pista a lo largo y a lo ancho, acercándola aún más al río.

En primer lugar, que el aeropuerto es inundable es algo perfectamente conocido. Se trata de uno de los argumentos más usados por los detractores del proyecto, que estiman que es verdaderamente peligroso que la ciudad confíe una de sus infraestructuras fundamentales para el desarrollo de sus comunicaciones futuras. Ayer, se pudo comprobar esta cuestión teniendo en cuenta que la operatividad de una infraestructuras de estas características depende también de que funcionen de forma estable las comunicaciones de acceso. Una de las cuestiones que habrá que dilucidar en los próximos días es hasta qué punto afecta esta inundación al desarrollo de las obras, que en buena lógica pararán hasta que la situación se normalice.

El Estudio de Impacto Ambiental de la ampliación del aeródromo advirtió de que la zona tenía un peligro potencial de inundación, como buena parte de la margen derecha del río. Es precisamente esta cuestión la que ha impedido desarrollar planes de legalización en zonas ahora desalojadas, como La Altea y Guadalvalle, aunque se trata de una regla que no afecta a infraestructuras públicas, donde las administraciones tienen una cierta manga ancha para construir.

En el caso concreto del aeropuerto, el Ministerio de Fomento aseguró que el talud existente entre la zona era una protección suficiente. El proyecto comprende el reforzamiento de esta pared que, en realidad, serviría de muy poco ante una riada de la magnitud de la que se vivió ayer, que en realidad no es de las peores posibles dentro de los modelos que manejan los expertos en el cauce.

El concepto de construir en zona inundable es, en realidad, uno de los grandes males del urbanismo descontrolado de la ciudad. Probablemente sea el más silencioso puesto que sólo da la cara en momentos de lluvia copiosa, continuada y problemas de desembalse masivo en los pantanos ubicados aguas arriba como el que se vivió ayer. Aparte de las viviendas construidas en cauces de los arroyos, la ciudad tiene parcelaciones completas, como las que han tenido que ser desalojadas, dentro de la zona de cautela del Guadalquivir, que se extiende por ambas márgenes más allá de lo que muchas personas se creen.

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