Música

Yulianna Avdeeva recupera en el Festival Rafael Orozco de Córdoba obras que son "resultado de experiencias personales en tiempos difíciles"

Yulianna Avdeeva.

Yulianna Avdeeva. / Christine Schneider

El XXI Festival de Piano Rafael Orozco de Córdoba recibe el próximo jueves, 16 de noviembre, en el Teatro Góngora (20:00), a una de las grandes pianistas del panorama internacional, Yulianna Avdeeva, ganadora en 2010 del prestigioso Concurso Internacional de Piano Frédéric Chopin y que ofrecerá un concierto con obras de Chopin (Polonesa-Fantasía en la bemol mayor, op. 61), Szpilman (Suite La vida de las máquinas), Weinberg (Sonata para piano n.º 4, op. 56) y Prokofiev (Sonata para piano n.º 8 en si bemol mayor, op. 84). El precio de las entradas es 12 euros.

“Adoro actuar en España”, señala la artista, nacida en Moscú en 1985. “Aquí hay muchas salas de conciertos hermosas, como el Palau de la Música Catalana en Barcelona o el Auditorio Zaragoza, solo por nombrar algunas. Fueron construidos en épocas muy diferentes, pero representan lugares donde la gente puede compartir la pasión por uno de los mayores logros de la humanidad: la música. Estoy muy agradecida de conocer a un público maravilloso y entusiasta en toda España y tengo muchas ganas de venir pronto por primera vez al Festival Rafael Orozco en Córdoba”, ha indicado.

Respecto al programa del concierto, Avdeeva señala: "Las piezas que he elegido tienen algo en común: todas han sido creadas como resultado de experiencias personales en tiempos difíciles. También describen diferentes maneras de reflexionar y proceder de los autores."

Así, la Suite de Szpilman, la Sonata n.º 4 de Weinberg y la Sonata n.º 8 de Prokofiev, junto con la Sonata n.º 1 de Shostakovich, han sido publicadas recientemente en su álbum con el título Resilience. "Andrzej, el hijo de Władysław Szpilman, fue quien me regaló las partituras de la Suite para piano La vida de las máquinas (1933) y Mazurek (1942). Junto con su Concertino para piano y orquesta (1940) y su Vals al estilo antiguo (1937) son las únicas piezas existentes que Szpilman compuso antes o durante la Segunda Guerra Mundial", ha apuntado.

“El autógrafo de la Suite se consideró perdido”, añade la artista, "y, según Andrzej, su padre no pudo restaurar el primer y el segundo movimiento después de sus traumáticas experiencias durante el Holocausto y la Segunda Guerra Mundial".

Por eso, es "una gran suerte que la copia personal de la Suite, que data de 1934, fuera encontrada y devuelta a Andrzej Szpilman en el año 2000". En La vida de las máquinas, Szpilman “reflexiona sobre la industrialización con sentido del humor, asignando musicalmente adjetivos humanos a las máquinas, pero también dando a sus movimientos títulos como Máquina en reposo. Nos da un vistazo de lo que Szpilman podría haber compuesto si no hubiera experimentado las atrocidades de la Guerra Mundial”.

Sobre la obra de Weinberg, la intérprete explica: "Fue Gidon Kremer quien me presentó la música de Mieczysław Weinberg, cuya música tocamos y grabamos juntos. Desde el primer vistazo a las partituras quedé asombrada por la profunda expresión de esta música, una fascinación que no me ha abandonado desde entonces".

Así, destaca que la trágica experiencia personal de Weinberg dejó una huella clara en su música: en 1939 escapó solo de Polonia después de que sus padres y su hermana fueron asesinados por el régimen nazi. Continuó sus estudios en Minsk hasta 1943 cuando, gracias al apoyo de Shostakovich, pudo trasladarse a Moscú, donde permaneció hasta su muerte en 1996. Weinberg compuso su Sonata para piano n.° 4 en 1955 después de otro período trágico de su vida: su suegro, el famoso actor y director de teatro Solomon Mikhoels, fue asesinado en 1948 y, por orden de Stalin, Weinberg también fue perseguido y arrestado en 1953. Fue esencialmente la muerte de Stalin lo que le salvó la vida.

"La cuarta sonata para piano expresa múltiples estados del alma: el miedo, la desesperación y la resignación aparecen de la mano de la esperanza y la calidez. Al final, parece que enfrenta su destino con una aceptación digna", apunta la pianista.

También resulta muy interesante para la artista la obra de Prokofiev, del que declara: “Después de vivir en los Estados Unidos y París, Prokofiev regresó a la Unión Soviética en 1936 y tuvo que adaptarse a las reglas de la vida cultural allí. La atmósfera política se volvió más tensa con el comienzo de las represiones en 1937. El arresto y asesinato de Vsevolod Meyerhold, director de teatro y amigo de Prokofiev, lo conmocionó y asustó en grado sumo. Percibía su situación personal como inestable y el presagio de guerra le afligía mucho".

En 1939, comenzó a trabajar en tres sonatas para piano, n.° 6, 7 y 8, que hoy se conocen como sus Sonatas de guerra. Estas obras fueron creadas en el mismo período de tiempo, "pero no podrían ser más diferentes: el puente que las conecta consta de varias expresiones de lucha y supervivencia". La Sonata n.° 8, terminada y estrenada en 1944 por Emil Gilels, es la más grande y ambigua de las tres. "Su atmósfera onírica, casi surrealista, en el primer movimiento interrumpido por episodios violentos y dolorosos, es un reflejo del frágil mundo al que se enfrentaba. Un mundo supuestamente seguro de repente resulta peligroso, pero en esta pieza Prokofiev se eleva musicalmente por encima de la agitación para superar esta época oscura", añade.

Avdeeva obtuvo reconocimiento mundial en el Concurso Chopin de 2010, donde ganó el primer premio (por delante de Lukas Geniušas, Ingolf Wunder y Daniil Trifonov) con una “forma detallada de tocar” que “coincidía con la propia de Chopin” (The Telegraph). Era la primera mujer que lo ganaba desde Marta Argerich en 1965.

“Tengo recuerdos maravillosos del tiempo que pasé en Varsovia durante el Concurso Chopin 2010 -señala-. Era el 200º aniversario de Chopin y toda la ciudad de Varsovia estaba llena de su música y símbolos relacionados con él. ¡Fue tan inspirador y festivo como una gran celebración del genio de Chopin!", confiesa la artista.

Su victoria en el Concurso Chopin fue "definitivamente la llave que me abrió muchas puertas a maravillosas salas de conciertos y desde entonces tengo la suerte de compartir mi pasión por la música con audiencias de todo el mundo y actuar con fantásticos socios: directores, orquestas y solistas".

La artista comenzó sus estudios de piano a los cinco años con Elena Ivanova en la Escuela Especial de Música Gnessin de Moscú y posteriormente estudió con Scherbakov y Tropp. En la Academia Internacional de Piano de Lago Como recibió clases de Naboré, Bashkirov y Fou Ts’ong.  Además de su triunfo en el Concurso Chopin, también ha sido premiada en el Concurso Arthur Rubinstein y en el Concurso de Ginebra.

Respecto a sus proyectos para los próximos meses, apunta que en diciembre hará una gira europea con Julia Fischer y debutará con la Orquesta de la Radio de Colonia con el Cuarto de Beethoven bajo la dirección de Manfred Honeck; en enero volverá a Estados Unidos con las orquestas sinfónicas de Baltimore y Pittsburgh y en marzo hará una gira por Japón con la Orquesta del siglo XVIII interpretando el Concierto en mi menor de Chopin y el Andante spianato y la Gran Polonesa brillante en un instrumento de época.

Por otro lado, está "muy emocionada de debutar con la Orquesta Sinfónica de Galicia con el concierto de Grieg bajo la dirección de Jaime Martín en febrero de 2024, la OBC en Barcelona con el Segundo de Chopin bajo la dirección de Stephanie Childress en abril y la Orquesta de Valencia con el concierto de Grieg en mayo".

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