Viaje al pasado en un coche de película

Ponerse al volante de un Mercedes 540 del año 38, claro está, no es estar a los mandos de un coche cualquiera. O conducir un Triumph de la década de los 60. O un Mini Cooper del 71 como en el que la presidenta del Autoclub de Clásicos y Deportivos de Ciudad Real, María Moreno, llegó el viernes por la mañana a Córdoba para conocer la ciudad y visitar los patios. Junto a ella, un grupo de casi 40 personas en 20 vehículos de película.

"Es muy diferente conducir un vehículo de estas características a uno moderno. El coche es más duro e incluso hay que saber meterle las marchas. Pero, una vez que has arrancado y empiezas a coger velocidad, sientes que te transportas en el tiempo", intentó describir ayer por la mañana después de que, bajo un intenso e incesante aguacero, la comitiva llegara al palacio de la Merced como punto de inicio de una ruta a pie por Córdoba capital.

Su hobby, como en muchos otros casos, comenzó por un familiar. En concreto, por su padre, propietario de una colección de más de 30 clásicos, algunos de los cuales se encuentran en alquiler en la empresa Autoclassics. "Es falsa la idea de que este tipo de coches son inaccesibles. Cualquier persona puede conseguir uno y restaurarlo", explicó Moreno. "A veces es difícil conseguir algún repuesto, pero siempre se puede contactar con otro aficionado para pedir ayuda", dijo la presidenta del autoclub. En los últimos años, Internet y las redes sociales han ayudado mucho a que los aficionados se organicen.

El Autoclub de Ciudad Real se fundó en el año 1995 y, con el de este fin de semana, ya han realizado XIV rutas de primavera y ocho de otoño. "Los desplazamientos son un poco más lentos porque hay que parar con más frecuencia para repostar y revisas los coches. Pero ahí está un poco el encanto", dijo Moreno. Después de visitar el viernes el castillo de Almodóvar del Río y tras disfrutar por la noche del espectáculo de luz y sonido de la Mezquita-Catedral, los aficionados lucieron ayer sus vehículos por la ciudad antes de embarcarse en una ruta, ya a pie, por los patios.