Testimonio

Valeria Delgado, la cantante de Las Tendillas: "Lo siento, no me di cuenta de la gravedad"

  • "Cada vez venía más gente, me animé y no supe cómo pararlo", relata la joven, de 21 años

  • Cuenta que las patrullas policiales pasaron tres veces y solo le pidieron el permiso

  • OPINIÓN: Valeria Delgado ya no puede cantar

Valeria Delgado, durante una actuación en Las Tendillas.

Valeria Delgado, durante una actuación en Las Tendillas. / @ValeriaDelgado_oficial

“Cada vez venía más gente, me animé y no supe cómo pararlo. Lo siento, no me di cuenta de la gravedad”. Se disculpa al otro lado del teléfono Valeria Delgado, la joven de 21 años que el sábado por la tarde, sin esperarlo, se convirtió en el alma de una fiesta navideña en mitad de Las Tendillas. La grabación, viralizada en las redes sociales, apertura de informativos nacionales y objeto de trifulca política muy a su pesar, muestra a decenas de personas cantando y bailando, con mascarilla pero sin guardar la distancia de seguridad, como la danza requiere y como no se había visto en Córdoba desde el mes de marzo, cuando el covid-19 obligó al confinamiento y a mirar la vida desde la ventana.

A Valeria Delgado, que sueña con ser cantante profesional y en ese cometido lleva volcada dos años, micrófono y amplificador en mano por el Centro de Córdoba, la situación la sobrepasó. “Normalmente se detienen dos personas a verme, están unos minutos y se van... Pero el sábado empezaron a llegar, se hizo un grupo y no se marchaban... Me animé y no supe pararlo. Nos animamos. La gente bailaba y yo terminaba una canción y empezaba otra más divertida. No supe ver la gravedad”, recuerda entonando el mea culpa. 

Valeria Delgado, nacida en Barcelona pero vecina de Córdoba desde hace 11 años, se mete en la piel de Mariah Carey casi a diario. En la calle Cruz Conde, en Las Tendillas. La gente a veces la oye al paso con indiferencia, algunos se detienen, sus canciones se escuchan desde la redacción de el Día. El sábado por la tarde se fue a Las Tendillas, como cualquier otro fin de semana: “Como habían suspendido todas las actividades, pensé en animar un poco”, relata. Plantó su micrófono y su pequeño amplificador en mitad de la plaza, y a las 17:30 empezaron a sonar los primeros acordes de All I Want for Christmas Is You, la declaración de amor de su ídolo a la Navidad. 

En cuestión de minutos, la plaza se vino arriba y ella no pudo parar. “Me da coraje reconocerlo”, confiesa ahora apesadumbrada. La actuación duró dos horas, y a una canción animada le sucedió otra aún más, como el público pedía. Sonaron Bruno Mars, Lady Gaga, Jarabe de Palo, el No puedo vivir sin ti de Coque Malla. “Miraba alrededor y veía a mucha gente por todos lados. En la calle Gondomar no se podía ni andar...”, describe.

Una patrulla de la Policía pasó hasta en tres ocasiones, y la última vez los agentes le solicitaron el permiso de músico callejero. Valeria se lo mostró y tomaron una fotografía al documento. Todo en regla. La actuación continuó. Y la gente siguió cantando y bailando, hombres y mujeres de todas las edades cargados con bolsas que danzaban y pedían una nueva canción.

El Ayuntamiento ha retirado este lunes la licencia a los músicos callejeros, casi apuntando con el dedo a Valeria y a su concierto más memorable. “Nos han criminalizado a todos. Lo siento mucho”, repite la joven. Hasta ahora no le ha llegado ninguna multa, aunque asume que lo entendería. El domingo, de hecho, volvió a Las Tendillas, pero las tiendas estaban cerradas y no había público: “Quería arreglar la situación, lo siento”.

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