El Reina Sofía trata a unas 150 personas por problemas de exceso de sudor
El hospital cuenta con una técnica novedosa para la hiperhidrosis del rostro
El servicio de Dermatología del Hospital Universitario Reina Sofía ha administrado tratamientos en los últimos tres años a cerca de 150 pacientes con hiperhidrosis para controlar temporalmente el exceso de sudoración y mejorar su calidad de vida. El complejo hospitalario cordobés cuenta con diferentes tratamientos punteros según el nivel de la patología. En los casos en que la secreción abundante se localiza en la planta de los pies, la palma de las manos y las axilas, el tratamiento más efectivo consiste en la aplicación de toxina botulínica, que paraliza la sudoración sin recurrir a la cirugía. Este tratamiento se administra por medio de inyecciones locales y bajo anestesia. Tras su aplicación, los síntomas remiten en una semana y se mantienen de cuatro a seis meses.
El hospital cuenta con otras técnicas para combatir esta patología tales como la aplicación tópica de sustancias que actúan contra el sudor (sales minerales) o el bloqueo de la sudoración mediante iones (iontoforesis). Cuando los tratamientos ordinarios no resultan efectivos se puede intervenir quirúrgicamente al paciente para eliminar el ganglio nervioso que provoca la secreción sudoral, impidiendo que se transmita la señal correspondiente para el aumento de la producción de sudor. Este tipo de cirugía, que ofrece resultados definitivos, puede conllevar hiperhidrosis compensatoria, es decir, que se soluciona el problema de la sudoración en la zona afectada pero se intensifica en otra. Para el exceso de sudoración en el rostro, los especialistas del complejo sanitario cordobés aplican un novedoso tratamiento que ya han recibido alrededor de 50 pacientes con un éxito de resultados que se aproxima al 70% y que consiste en la aplicación de un principio activo llamado glicopirrolato.
La hiperhidrosis afecta al 2% de la población y se produce por una mala regulación de la temperatura corporal. En estos casos, el organismo detecta de forma errónea que la temperatura es más elevada de lo normal y activa el mecanismo de sudoración para enfriar el cuerpo. El sudor se desencadena por aumento de la temperatura ambiental, ejercicio físico, situaciones de estrés y comidas ricas en especias. Lo habitual es que se presente durante el día y se reduzca en el transcurso de la noche. La piel de las zonas afectadas suele ser rosada o blanco azulada.
Los especialistas señalan la importancia de distinguir entre sudoración normal, que necesariamente se produce para mantener la temperatura, y la patológica.
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