Obituario

Muere Antonio Gala a los 92 años

Antonio Gala, en su fundación en una imagen de 2008.

Antonio Gala, en su fundación en una imagen de 2008.

El escritor Antonio Gala ha fallecido este domingo a los 92 años, según ha confirmado el Patronato de la Fundación Antonio Gala y la familia a través de un comunicado. La capilla ardiente se instalará en el salón de actos de la Fundación y permanecerá abierta desde las 10:00 hasta las 17:00 de mañana lunes 29 de mayo.

Aunque nacido en Brazatortas (Ciudad Real), Gala siempre se consideró de Córdoba, ciudad a la que llegó siendo niño y que tanto ha influido en su obra. Fue en ella donde decidió poner en marcha su fundación, la que él consideraba su mejor obra -“Yo soy suyo; ella, mía”, decía- y también donde recibió sus primeras influencias literarias, en este caso de la mano del Grupo Cántico.

Irónico, audaz, descarado, ingenioso, hedonista, de mente brillante y sonrisa pícara, Gala ha abarcado todos los géneros literarios a lo largo de su rica trayectoria, en la que ha cosechado un gran éxito entre los lectores. Esa popularidad no siempre se ha correspondido en forma de premios institucionales. Aunque el escritor cuenta con unos 500 reconocimientos, se le han escapado los grandes de las letras en español, como el Cervantes o el Príncipe de Asturias.

Sí logró el Nacional de Teatro por Los verdes campos del Edén, en 1963; y también el Planeta por El manuscrito carmesí (1990). En Gala, el personaje ha eclipsado la grandeza del creador, de forma que esa faceta mediática quizás sea la culpable de que su obra no haya sido galardonada en vida como se merecía y tampoco mejor valorada por una parte de la crítica.

Hacía años que el autor no aparecía de forma pública debido a su deterioro físico y por recomendación médica. De hecho, desde 2018 no asistía a las inauguraciones y despedidas de los jóvenes de su fundación, una cita a la que nunca faltaba y que siempre creaba gran expectación. Sus declaraciones a la prensa, sus discursos y su simple presencia siempre eran un atractivo en cualquier acto.

Siempre ha reconocido tener una mala salud, aunque ha ido superando los achaques con varios “salvamentos quirúrgicos”, como él mismo describía. Su última enfermedad la comunicó en 2011 a través de La Tronera, el artículo de opinión que publicaba en El Mundo. Era un cáncer de difícil extirpación por el que tuvo que recibir radioterapia y quimioterapia. “Trataré, con todo, de defraudar a la muerte una vez más: la última”, escribió entonces. Y así fue, ya que en 2015 anunció que los médicos del Hospital Reina Sofía de Córdoba le habían dicho que estaba libre del cáncer de colon contra el que llevaba años luchando.

“Siempre pienso que es el año último, pero se van prolongando los años y yo ya estoy harto, verdaderamente (...) Yo no le temo ni al dolor ni a la muerte”, decía el escritor en una de las míticas entrevistas que le hizo Jesús Quintero.

Es imposible visualizar a Antonio Gala sin su inseparable bastón, un elemento que comenzó a usar en 1973. Primero fue por necesidad ya que una perforación del duodeno lo llevó al borde de la muerte; luego siguió utilizando porque se acostumbró, según decía.

Sus últimos años los ha vivido en Córdoba, donde se trasladó por motivos de salud. Así, abandonó La Baltasara, el que había sido durante 40 años su refugio alejado del mundanal ruido en Alhaurín El Grande (Málaga). El Ayuntamiento de la localidad adquirió la finca en octubre de 2020 con el compromiso de convertirla en un centro cultural vinculado con su legado y su obra.

El amor, la naturaleza, la belleza, el sexo, España, la muerte y Dios han sido los grandes temas de sus obras y en los que siempre derivaban sus entrevistas y apariciones públicas, en las que nunca se ha mordido la lengua.

Un escritor completo

Escritor precoz, Antonio Gala escribió a los cinco años un relato corto y a los siete su primera obra teatral. A los 14 dio una conferencia en el Círculo de la Amistad de Córdoba. En 1951, con 15 años, ingresó en la Universidad de Sevilla en la licenciatura de Derecho y se matriculó por libre en Madrid en otras dos carreras: Filosofía y Letras y Ciencias Políticas y Económicas. Durante sus años universitarios publicó sus primeros poemas en las revistas de la época (Escorial, Platero, Cántico) y fundó dos revistas; Aljibe y Arquero de Poesía, con Gloria Fuertes y Julio Mariscal Montes.

Una vez licenciado, comenzó a opositar para abogado del Estado obedeciendo el mandato de su padre, pero abandonó en el segundo año consciente de que no era lo que deseaba para su futuro. Durante los años posteriores vivió en Jerez de la Frontera, donde ingresó en la orden de los cartujos (de la que fue expulsado por rebeldía), y Córdoba. De vuelta a Madrid impartió clases de Filosofía e Historia del Arte en distintos colegios para ganarse la vida. En 1962 se marchó a Italia, donde permaneció casi un año.

Ya por entonces, Gala había escrito el libro de poemas Enemigo Íntimo (1959), por el que recibió un accésit en el Premio Adonais de Poesía. En la primavera de 1963, ya de regreso a España, recibió el premio Las Albinas por su relato Solsticio de Verano. En julio de ese año le fue concedido el Premio Nacional Calderón de la Barca por su comedia Los Verdes Campos del Edén. Comenzó así una larga y fructífera carrera como dramaturgo, durante la cual escribió obras como Anillos para una dama (1973) o Petra Regalada (1980).

Escribió incluso el libreto de la ópera Cristóbal Colón, con música de Leonardo Balada, estrenada en el Liceo barcelonés en 1989. Es autor de una amplia obra que incluye también artículos, novelas y guiones televisivos, como los de las series Paisaje con figuras, publicada en libro en 1985, y Si las piedras hablaran, publicada en libro en 1995, ambas de carácter histórico.

En su faceta de articulista ha trabajado en diarios como Pueblo, Sábado Gráfico, Actualidad española, El País y El Mundo. Varias de sus series de artículos han sido publicadas posteriormente como libros. Es el caso de Charlas con Troylo (1981); En propia mano (1985); Cuaderno de la dama de otoño (1985); Dedicado a Tobías (1988); La soledad sonora (1991) y A quien conmigo va (1994).

Además de articulista, ha sido también conferenciante sobre temas literarios, en especial de teatro. De esta última faceta destacan títulos como Teatro de hoy, teatro de mañana (1978) o El mito de la libertad (1992).

Con su primera novela, El manuscrito carmesí (1990), ganó el Premio Planeta. A esta le siguieron La pasión turca (1994), Más allá del jardín (1995), La regla de tres (1996), Las afueras de Dios (1999), El imposible Olvido (2001) y Los invitados al jardín (2002). Posteriormente, ha publicado El dueño de la herida (2003) y El pedestal de las estatuas (2007). Granada de los Nazaríes o Andaluz, ambos de 1994, y la publicación de recopilaciones como Córdoba de Gala (1993) son fruto de su interés por la cultura andalusí, de la que siempre se sintió partícipe.

En su obra poética se encuentran libros publicados a una edad temprana, Enemigo íntimo, y otros mucho más cercanos en el tiempo: Poemas cordobeses (1994), El águila bicéfala: Textos de amor (1994), Poemas de amor (1997) y El poema de Tobías desangelado (2005).

Además del Premio Adonais, del Planeta y del Calderón de la Barca ya citados ha recibido, entre otros, el Premio Ciudad de Barcelona (1965); Premio Foro Teatral (1971); Premio Nacional de Literatura, Premio del Espectador y Premio de la Crítica (1972); Premio Quijote de Oro (1972-73); Premio Antena de Oro y Premio Mayte (1973); Premio Nacional de Guiones (1973) y Premio Medios Audiovisuales (1976).

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