La Judería de Córdoba pierde más de 30 comercios de cercanía en los últimos 20 años

Los comercios de cercanía son el sustento de miles de familias y le dan vida a la mayoría de los barrios de Córdoba, aunque no a todos. En los últimos 20 años, la Judería de la capital cordobesa ha perdido más de 30 comercios de cercanía a cuenta del crecimiento del turismo en esa zona, que también ha propiciado la huida de sus habitantes hacia barrios más tranquilos de la ciudad.

El proyecto para la edificación de un gran complejo hostelero con varios bares en un solar de la Cruz del Rastro, junto a la Ronda de Isasa, ya había despertado las críticas entre los vecinos y las principales asociaciones vecinales de la zona en los últimos meses por considerar que supondría "un atentado" para el paisaje del Casco Histórico.

Ahora, el colectivo vecinal Nodo Córduba denuncia esta vez la "destrucción de la red de pequeño comercio en favor de una tercerización" que califican de "incompatible" con el modelo de usos del Plan Especial de Protección del Casco Histórico. Así, los vecinos se han encargado de poner en marcha un estudio para localizar las tiendas, instituciones, colegios y demás servicios que se han perdido en el entorno de la Mezquita-Catedral con el pasar de los años.

El Casco Histórico, según los datos recogidos por el colectivo, ha perdido desde 2008 cerca de 4.000 residentes. No obstante, con este estudio, que se ampliará en los próximos meses, los vecinos buscan "visibilizar la destrucción del pequeño comercio" y de la red existente cuando era una zona habitada. Así, desde hace unos 25 años aproximadamente, el Casco ha perdido más de un 14% de sus vecinos y con ello "la esencia de un barrio vivo de negocios básicos como cualquier barrio tiene".

Los comercios perdidos

La lista da cuenta de negocios como el quiosco de prensa de Maruja en la calle Lucano, la barbería de Jerónimo, una pescadería y un cine de verano en la misma calle. Mientras, recuerdan que en la calle Deanes había una tienda de ultramarinos, una pastelería, la confitería de Manolo, así como una frutería en la esquina con la calle Romero. Hoy en día en esa calle solo hay una tienda de joyería, bares y comercios de souvenirs para turistas.

En la calle Cardenal Herrero había dos farmacias y en la Magistral González Francés estaba Varo el Zapatero, mientras que en la calle Almanzor y Puerta de Almodóvar había dos zapateros más, así como el puesto de chuches de Antonia y Andrés, recuerdan.

Las tres tiendas de comestibles de Juanele, Frasqui y Marina, en las calles Alfayatas y Cardenal González, donde también se encontraban antes el horno de pan y pastelería San Luis, la carnicería de Estrella y la bodeguilla de Aureliano entran también en esta primera lista, que también da cuenta de la desaparición del colegio de Infantil y Primaria Julio Romero de Torres en la calle Rey Heredia, que posteriormente fue destinado a sede temporal del Consorcio de Turismo de Córdoba y la casa de la Catequesis en la calle Samuel de los Santos y el colegio de monjas San Rafael en Amador de los Ríos.

La Taberna de los Boquerones en Cardenal Herrero y un puesto de arropías en la calle Torrijos; Radiadores Morgan en la Ribera, la droguería del Portillo y una más en la Plaza del Potro; el horno de pan en la calle Horno de Cristo; la tienda de electricidad en Portería de Santa Clara; la verdulería y una freiduría en la Plaza de Abades, y la fontanería de la calle Amparo completan parte de este primer avance.

Desde el colectivo vecinal aseguran que la solución, en su momento, habría pasado por "convivir el pasado con el presente, los vecinos con los turistas y convertir nuestro barrio en el verdadero Patrimonio de la Humanidad". Sin embargo, afirman que "todas las administraciones públicas que han pasado por el Ayuntamiento, solo han mirado para otro lado convirtiendo su tesoro en un mero escenario sin actores".

Este avance del estudio va a ser ampliado con la realidad en otras zonas del Casco Histórico con el objeto de "recuperar las causas y argumentos que hicieron posible su declaración como Patrimonio de la Humanidad". Por tanto, los vecinos exigen al Consistorio una estrategia para un comercio sostenible y que no dependa del turismo.