Los amigos de ellos dos | Crítica de teatro

Elegidos para su gloria

Malena Alterio y David Lorente, en 'Los amigos de ellos dos'.

Malena Alterio y David Lorente, en 'Los amigos de ellos dos'. / Rafa Alcaide / IMAE

Gran expectación en el Teatro Góngora de Córdoba la tarde del sábado para ver Los amigos de ellos dos, interpretado por Malena Alterio y David Lorente. El reservado de un restaurante se transformará en sala de espera para Nicolás y Eli que aguardan, como siempre cada jueves de los últimos doce años, la llegada de sus amigos para cenar.

Conforme el habitual retraso comienza a prolongarse más de lo normal, el matrimonio discutirá en torno al lugar que ocupan en la relación que mantienen con sus amigos. En su debatir, revelarán la vida opaca que tienen a nivel personal, profesional y sentimental en comparación a la glamurosa existencia de la pareja ausente y sobre la conveniencia de resignarse o revelarse ante la desproporcionada forma en la que son tratados.

La obra de Matías del Federico y Daniel Veronese, este último también a cargo de la dirección, tiene la habilidad de transformar el discurso recurrente y coloquial en una rueda en revolución constante hasta desbocar, donde la tensión entre la pareja protagonista trasciende al espectador en clave de humor y ríe con el patetismo de sus acomplejadas existencias.

Salvando el inicio un poco apagado en ritmo, la dupla formada por Malena Alterio y David Lorente trabaja y se entiende a la perfección mostrando mucha verdad en sus palabras. Gracias al talento que demostraron el público disfrutó sus noventa minutos de espera.

Amistad: Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato. Esto es lo que dice la RAE. El conflicto de Nicolás y Eli en Los amigos de ellos dos hace gracia visto desde fuera, mientras nos preguntamos qué lugar del restaurante ocupamos en nuestras relaciones: ¿Esperamos o nos esperan?, ¿Sentimos alegría por lo bien que les va o disfrutamos cuando sufren algún revés?, ¿Acaso soy yo menos? Si surgen dudas generadas por comparaciones odiosas, mejor cenar en casa.

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