Diego Luque, presidente de ATC: “Si eliminas rutas de autobús, quitas trabajo, y eso para la gente no sería bueno”

Entrevista

Considera que ser conductor de autocar, algo que le viene de familia, es un trabajo “bonito y agradecido porque estás de cara al público”.

Defiende la unidad del sector para que pueda ser viable

Diego Luque, presidente de ATC, durante la entrevista concedida a 'el Día'.
Diego Luque, presidente de ATC, durante la entrevista concedida a 'el Día'. / Juan Ayala

Diego Luque (Montoro, 1983) es el presidente de la Agrupación de Transportes Discrecionales y Regulares de Viajeros de Córdoba (ATC), una asociación de la que forman parte más de una treintena de empresas de autobuses de la provincia. Ha seguido al frente de la empresa familiar, tiene miles de kilómetros a sus espaldas y se plantea como objetivo la unificación de las compañías del sector para velar por un interés común.

–¿Cómo surgió la Agrupación de Transportes Discrecionales y Regulares de Viajeros de Córdoba (ATC)?

–La ATC sale de la unión de dos asociaciones previas que había, una que representaba a las empresas más grandes y otra que era de las compañías más pequeñas. Las dos se unieron para formar ATC hace unos 15 años.

–¿Por qué decidieron fusionarse?

–Pues para unir las empresas del sector y velar por un interés común. Ahora mismo estamos 32 empresas y en torno a unos 400 conductores de Córdoba capital y provincia.

–Usted ha asumido la presidencia este mismo año, ¿por qué decidió presentarse a liderar la ATC?

–Me lo propuso personalmente Miguel Ramírez, el anterior presidente. Ya formaba parte de la junta directiva desde hacía tiempo, era el secretario y estaba implicado. Decidí tomar el relevo. Lógicamente, lo llevamos a asamblea y se hizo una elección, aunque fue una candidatura única. Fue una decisión importante porque la asociación te pide mucho tiempo, pero creo que no es una obligación, es algo que te autoimpones porque es necesario velar por tu interés y el de todo el sector.

–¿Cuáles son sus objetivos al frente de la asociación?

–Además de velar porque se cumplan todas las propuestas adaptadas, también limar asperezas entre las empresas y trazar un rumbo común para todas.

–¿Y qué rumbo es ese?

–Pues a la hora de trabajar, que tengamos todos las mismas condiciones y que todos busquemos unos sueldos y condiciones laborales justas para nuestros trabajadores, en definitiva, dignificar el sector.

–Actualmente, ¿en qué estado se encuentra el sector al que representa?

–Ahora mismo estamos en unas circunstancias complicadas. Primero, por la subida de los carburantes. Ya hemos salido de la pandemia y creo que hemos sido casi el sector más tocado porque hemos recibido las ayudas directas de la Junta, las únicas, hace medio mes; en todo este tiempo no hemos tenido más ayudas directas que estas. El precio de los repuestos también se está incrementando, como el de las ruedas o la urea, que es un aditivo con el que trabajan los motores diesel y también ha subido un 300%, una barbaridad. Es una situación complicada.

–Hace referencia a la pandemia, ¿cómo la vivió el sector del autobús?

–Desde marzo de 2020, cuando decretaron el estado de alarma y hasta septiembre de ese año, prácticamente no se movió un autobús. Mi empresa, que es pequeña y tiene siete autobuses, hizo tres viajes. Mientras, estuvimos pagando letras y sueldos. El que pudo hacer un ERTE lo hizo, pero el que no, tuvo que asumir los salarios de los trabajadores. Se nos dieron los fondos ICO, pero no deja de ser una financiación de una deuda y, hasta que se nos dieron las moratorias, la estuvimos asumiendo. Además, aún habiendo moratoria, tienes que seguir pagando intereses. Tu nunca dejas de pagar. Aparte, no había trabajo. Tuvimos la suerte de que se retomó el transporte escolar, pero al haber limitaciones por las mascarillas y de movilidad, no había excursiones, por lo que sólo había transporte escolar puro y duro. De septiembre de 2020 a junio de 2021, lo único que hicimos fue transporte escolar y quien lo tuviera, porque hubo gente que ni eso.

Otro momento de la entrevista.
Otro momento de la entrevista. / Juan Ayala

–¿Cuánto dinero perdieron?

–En la asociación, como tal, no hemos hecho el cálculo, pero se perdió mucho dinero. El transporte escolar puede representar el 40% de la facturación como mucho para las empresas, pero el 60% restante lo hemos perdido, asumiendo trabajadores; las empresas lo han asumido todo. Ahora, nos encontramos con la subida de los carburantes, que también la tenemos que asumir nosotros. Además, dos subidas del Salario Mínimo Interprofesional, que también la tenemos que admitir, y que está bien, y luego también la escasez de trabajadores.

–¿También faltan trabajadores el sector del autobús?

–La escasez de trabajadores no es como la cuentan en el sector. Tenemos la regulación del tacógrafo. Antes, lo que te decía la normativa europea de conducción y descanso era que en un transporte regular que hiciera menos de 50 kilómetros de radio no había que meter la tarjeta y no contaba como que el trabajador estaba conduciendo. Es decir, que puedes conducir a lo largo de la semana varios días y descansar otros. Lo que sucede es que, por ejemplo, de lunes a viernes si tienes una línea regular, como un trabajador que trabaja media hora por la mañana, de 08:00 a 08:30, y luego por la tarde, de 15:00 a 15:30, ese conductor no tenía que meter la tarjeta, no estaba controlado que estaba haciendo ese trabajo y los fines de semana podía conducirr. Era lógico porque estabas trabajando una hora al día y no te puede computar como la persona que está haciendo la línea Córdoba-Madrid y que está ocho horas al volante al día, es distinto. Eso le venía bien al chófer porque podía trabajar el fin de semana y podía cobrar más; y también a la empresa. Lo que sucede es que el Ministerio de Transportes Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) sacó el pasado verano una normativa que cambiaba todo eso y está obligado a meter la tarjeta todos los días.

–¿Y qué sucede entonces?

–Pues que puedes trabajar de lunes a viernes en transporte escolar porque lo único que estás haciendo es media hora por la mañana y media hora por la tarde y no estás cansado, lo digo por el tema de seguridad. Soy empresario y soy conductor y sé de lo que hablo. Ahora, los fines de semana solo podrías trabajar dos días del fin de semana al mes y antes podías todos los fines de semana que quisieras. Ahora, esos días que quedan libres los tienes que cubrir con otros conductores. Realmente no es que haya una escasez de trabajadores, es que se ha creado una necesidad donde no la había.

–Ante esta situación, ¿qué petición lanza?

–Esto se solucionaría dando marcha atrás a la normativa. Ahora mismo no se ha tratado nada al respecto. Esto viene impuesto y han venido sanciones altas, multas de 2.000 euros para arriba. Ahora mismo estamos adaptándonos a la normativa. ¿Se intentará apelar? Sí, pero somos una asociación provincial y no nos van a escuchar. Se lo podemos trasladar a las federaciones regionales y a la nacional para que hagan presión, pero no se ha movido nada.

–Hacía referencia antes a la subida del precio de los carburantes, ¿cómo les ha afectado?, ¿han notado la rebaja de los 20 céntimos del Gobierno central?

–Ahora se está achacando todo a la guerra de Ucrania, pero la subida del precio de los carburantes empezó en junio del año pasado. En diciembre, por ejemplo, estábamos pagando el gasoil a 1,30 en surtidor y antes de estallar la guerra en Ucrania ya pagábamos 1,55. Había subido 25 céntimos y eso nadie lo dice y también había subido la luz, que nos afecta también. Ahora ya hemos tenido una subida bestial. A nosotros nos han dado los 20 céntimos de beneficio como a cualquier usuario, pero esos 20 céntimos, si se hace una subida de 80, son un engañabobos.

Diego Luque responde a las preguntas de 'el Día'.
Diego Luque responde a las preguntas de 'el Día'. / Juan Ayala

–¿El sector puede repercutir el precio del carburante en el billete?

–En el caso del transporte escolar se negocia a tanto alzado y el incremento del precio del carburante y la pérdida de beneficios la estamos asumiendo las empresas. Estamos cobrando lo mismo y gastando muchísimo más. En el transporte discrecional, como los viajes o las excursiones, estamos poco a poco… Los precios los tienes que subir para paliar ese incremento de los costes de producción, pero tú no estás teniendo realmente beneficio; lo estás repercutiendo en el cliente final, pero no tienes beneficio. Para hacernos una idea, si antes un viaje valía 300 euros y ahora lo pones a 350 euros, esos 50 son para el gasoil. La empresa está facturando más, pero realmente el beneficio es el mismo que tenía antes.

–¿Qué relación mantienen con las administraciones públicas ante esta situación?

–La licitación del transporte escolar la tenemos hasta noviembre de este año. La licitación que teníamos viene de 2016 y se ha ido prorrogando hasta ahora. Lo que pedimos es que revisen los precios y que tengan en cuenta todos los incrementos de los precios de los carburantes, de las piezas y la necesidad creada de más conductores. Se ha creado una necesidad de conductores y ahora éste va a pedir al empresario unas condiciones muy buenas porque sabe que no hay (trabajadores). El empresario sabe que tiene al conductor echando media hora por la mañana y media hora por la tarde y lo tienes que dar de alta la jornada completa. La Administración, a la hora de justificar el importe de los concursos, te dice que ese conductor solo le hace falta una hora por la mañana y otra por la tarde, pero la realidad no es esa. A un conductor le dices que le necesitas una hora por la mañana y otra por la tarde y lo más seguro es que te diga que no, a no ser que lo pueda compatibilizar con otro trabajo, aunque lo normal es que no. Lo que pedimos a la Administración es que revise el precio de los contratos teniendo en cuenta todo esto. Lo ideal sería que se diera marcha atrás en esta normativa porque penaliza al que descansa. Si no pudiera ser, se debería agilizar la concesión de permisos.

–¿Qué le parece la propuesta elaborada por el Mitma sobre el rediseño de los mapas de autobús en el conjunto de la provincia?

–No tenemos rutas regulares y lo que hay es un borrador. Pero lógicamente, si todo lo que pone en el borrador se va a llevar a cabo, va a afectar a las empresas. Bueno no sería porque si eliminaran rutas, quitas trabajo y para la gente no sería bueno. Estamos hablando de algo que a lo mejor no se hace, no hay nada definitivo y todavía no queremos pronunciarnos.

–¿A su juicio, ¿cómo se evitaría esto?

–Subvencionando las concesiones por parte de la Administración. Es un negocio que ahora mismo no es rentable. Tú pones un autobús y no lo vas a llenar y con el billete no lo vas a pagar. Entonces, el Estado o el Gobierno autonómico, dependiendo de quién sea la concesión, la tiene que subvencionar o aportar más.

–¿Por dónde pasa el futuro del sector?

–Hay mucha incertidumbre. No es un sector que vaya a caer y la prueba es que después de la pandemia y se han relajado las medidas de movilidad en España hay turistas. La incertidumbre y los miedos vienen por el incremento de costes y que cada vez que nos aprietan más las tuercas. Tenemos que renovar la flota y los de transporte escolar son cada 16 años.

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