Primera muerte por coronavirus en Córdoba: Antonio, el minero de Belmez que sobrevivió al carbón
Alto Guadiato
Antonio Murillo, de 87 años, empezó a sentirse mal el martes de la semana pasada
La gran incógnita es cómo se contagió un matrimonio que apenas salía de su domicilio
Más información: Un vecino de Belmez de 87 años, primera muerte por la covid-19 en Córdoba
Antonio Murillo, un vecino de Belmez de 87 años, se ha convertido este viernes en el primer fallecido por el virus SARS-CoV-2, conocido ya en todo el planeta con el nombre más genérico de coronavirus. Su esposa, Carolina, de 80 años, está ingresada grave en el hospital comarcal Valle de Los Pedroches, en Pozoblanco. Antonio Murillo, un minero jubilado que había pasado 30 años de su vida laboral bajo tierra, se repuso del batacazo que en su momento supuso el cierre del sector del carbón en el Alto Guadiato, pero no ha logrado sobrevivir a la pandemia global silenciosa de la covid-19.
"Mi padre se encontraba estupendamente, con casi 90 años muy bien llevados, con los achaques habituales de la edad pero sin grandes quejas", contaba en conversación con el Día su hijo, Francisco Murillo, el jueves por la tarde después de que el último parte médico advirtiera de un preocupante empeoramiento. "Los médicos nos dicen que se encuentra muy mal, muy fastidiado, que no responde al tratamiento. Nos queda un hilo muy fino de esperanza", confesaba. La hebra de la vida ha terminado por cortarse esta madrugada, con Antonio aislado en una habitación del hospital de Peñarroya.
Y, en el fondo, la gran incógnita, cómo dos octogenarios que apenas salían de casa han podido contraer la enfermedad: "Aquí no hay turismo, apenas viene gente de fuera, y nos movemos en un círculo muy pequeño". Las últimas veces que Antonio había salido de su domicilio fueron el 28 de febrero, Día de Andalucía, para dar un pequeño paseo por la localidad, y el domingo siguiente, para almorzar. Nada más. Es ahora tarea de los virólogos, desbordados, hallar el vector que explique por qué otro matrimonio también de personas mayores del municipio ha desarrollado la covid-19, igualmente, sin apenas salir de casa.
La cronología, ofrecida por la propia familia, es la siguiente. El domingo 8, Carolina empezó a sentirse mal. La mujer había sufrido anteriormente neumonía y en su día a día estaba obligada a utilizar oxígeno y aerosoles. Por eso su familia se preocupó, alarmada por las noticias que llegaban de China e Italia y que convertían a los mayores en población de riesgo. Las pruebas que le hicieron en el hospital de Peñarroya no arrojaron nada concluyente sobre esta nueva enfermedad, y Carolina volvió a casa, aquejada por la enfermedad que durante años le había condicionado su vida.
Fue el martes 10 cuando Antonio empezó a encontrarse mal, con un cuadro de fiebre. El médico los visitó a ambos en su domicilio. Al hombre le hizo un análisis de orina y dio positivo a una infección. Le recetó antibióticos, pero el efecto esperado no llegaba y el empeoramiento fue evidente.
El domingo 15, cuando ya se sabía que en Belmez un vecino había contraído la gripe de Wuham, la familia de Antonio, alarmada, llamó al 061. Los facultativos les hicieron a ambos análisis de sangre y una gasometría. Preocupados por los resultados, los trasladaron en ambulancia al hospital de Peñarroya-Pueblonuevo, donde los aislaron de inmediato. "Tu madre está grave", le dijeron a Francisco. Debido a la patología previa que sufría la mujer, optaron por trasladarla en una UVI móvil al hospital de Pozoblanco, donde ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Era la primera vez en más de seis décadas que Antonio y Carolina se separaban. El hombre ha fallecido en el amanecer de este viernes en una habitación del hospital de Peñarroya; ella permanece grave en Pozoblanco. "Esto es mucho peor de lo que se dijo en un principio, no hay unanimidad entre los médicos, da la sensación de que no se sabe cómo reaccionar", lamentaba Antonio, muy afectado, el jueves por la tarde, confinado en su domicilio de Belmez junto a su mujer, su hijo y su nuera, aislados, sin saber cómo hacer para no poner en riesgo su propia salud.
"No tenemos fiebre, pero el contacto con mis padres ha sido directísimo. Los he lavado, les he limpiado la cara. Y ahora no sabemos qué hacer. No nos han hecho ningún test. Llamamos al número de atención a afectados por el coronavirus y me tiré siete horas con el teléfono pegado en la oreja", contó. Nadie descolgó al otro lado de la línea. El cuerpo del fallecido ha sido trasladado esta mañana al tanatorio de Peñarroya. Mientras, el Ayuntamiento de Belmez ha declarado un día de luto.
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