Reyes Magos

La Cabalgata de los Reyes Magos devuelve la sonrisa a Córdoba

Rey Gaspar en la Cabalgata de Córdoba

Rey Gaspar en la Cabalgata de Córdoba / Miguel Ángel Salas

Hacía dos años que Sus Majestades de Oriente no se paseaban por las calles de Córdoba y, desde aquel 5 de enero de 2020 en el que nadie se imaginaba que sería la última Cabalgata normal hasta no se sabe cuándo, las cosas han cambiado sustancialmente. De manera inédita, el desfile ha estado protagonizado por la presencia de mascarillas, la ausencia de caramelos y juguetes, y, como detalle de la modernidad que se ha adoptado en cuestión de dos años, unos ángeles montados en monopatín eléctrico que, si se veían desde las filas de atrás, daba la sensación de que podían estar levitando. Lo único que no ha variado en este tiempo es la ilusión de los niños, que es la misma de siempre y la que se encarga de mantener en pie toda la pasarela de avenidas, calles y plazas en la que se convierte la ciudad y por donde pisan los Reyes Magos.

Con rigurosa puntualidad, a las cinco de la tarde asomaba el primer pasacalles de la Cabalgata de Reyes Magos por la plaza de Santa Teresa. Y menos mal que el desfile no se ha adelantado unos minutos con esas prisas que a veces dan los nervios por salir antes de tiempo cuando todo está ya listo, porque, en ese caso, más de uno se lo habría perdido. Si hay un adjetivo que defina el cortejo de este año 2022 es rápida. 

Batman, el Capitán América y Superman rodando en patines han abierto el desfile por delante de la primera carroza, la de Aladín, personajes de animación clásicos y reconocibles para todo el público. Justo detrás, la carroza de Harry Potter con los niños y niñas vestidos de pequeños magos de Hogwarts, seguidos de los bomberos de Córdoba que iban levantando el ánimo de los espectadores, cantando villancicos a su paso por el Puente de San Rafael. Cerrando la primera tanda de carrozas, denominadas infantiles, ha llegado la de Rompe Ralph, otra película animada de Disney que acertaban del tirón los padres que tienen niños más pequeños. 

Más pasacalles que han gustado a los cordobeses por sus movimientos han sido, primero las chicas vestidas de dragones y luego las disfrazadas de mariposas. Entre tanto, han pasado las tres carrozas bíblicas, La Anunciación (con tres figuras cabezonas: dos pastores y un ángel), El Portal de Belén y Ya vienen Los Reyes Magos. En este punto del cortejo, los coches que conducen las carrozas hacían sonar música de villancicos flamencos y tradicionales que acompañaba el público tocando las palmas y rascando alguna botella de anís.

El momento más esperado por los más pequeños se iba haciendo realidad, pero antes los funcionarios de Correos han ido realizando una última recolecta de cartas para los más despistados que aún no las habían echado al buzón. El Coro Sabia Cordobesa, compuesto por 17 voces e instrumentos, abría el telón para la llegada de los pajes y los Reyes Magos. 

Con los pajes por delante, José Antonio Avilés -"este hombre que está en todos lados", se escuchaba decir a una señora que debe tener puesto Telecinco a todas horas-, el torero Chiquilín y Julián Hurtado de Molina, en este orden, llegaban Melchor, Gaspar y Baltasar repartiendo saludos a puñados como si fueran caramelos, mientras el público respondía con los clásicos vítores entregándose a su Rey Mago favorito. La banda de música del Cristo del Amor, dividida en dos, ha acompañado al cortejo real.

"Le ha faltado animación"

Lidia y María Dolores Gil, dos hermanas de mediana edad, se anclan como dos críticas taurinas en la avenida de Vallellano "todos los años" junto al resto de su familia. Los comentarios se suceden a cada carroza que pasa y cuando ya se aleja Baltasar hacia el Paseo de la Victoria concluyen que a la faena de esta tarde "le ha faltado animación, principalmente de música". Cosas de la pandemia, que dirá el otro... Aunque llegan a entender que no se tiren caramelos, la batería de alternativas que se le ocurren a estas dos hermanas para que "al menos exista una interacción con la gente" y sobre todo para que "los chiquillos que van subidos se entretengan", van desde "serpentinas a papelillos o pompas de jabón". A pesar de todo, ven un punto a favor: Las carrozas "han sido más bonitas que otros años".

En líneas similares muestra su "decepción" Alba Pelayo, quien se considera una "fanática de los Reyes Magos" e incluso afirma que el 5 de enero podría ser su día favorito del año. Para esta veinteañera, la Cabalgata de este año le ha dejado un sensación de "tristeza", ya que ha visto pasar a Sus Majestades de largo, como si estuvieran "hundidos". También se queja del nivel de la música, ya que "podrían haber puesto altavoces más altos para animar a la gente".

La ilusión de la primera cabalgata

Con 4 años, María ha visto junto a su hermana de diez la primera Cabalgata de su vida, o por lo menos "la primera que recordará", reconocen sus padres, que ante la normativa de no tirar caramelos ni juguetes se consuelan con el ya clásico "mejor esto que nada". La familia ha disfrutado el desfile junto a un árbol, con mascarilla y guardando la distancia de seguridad como han pedido las autoridades días anteriores. "El de la barba blanca" (Melchor) es el rey favorito de María, al que que no le perdía ojo desde que lo ha visto; el año que viene, podrá verlo de nuevo y mejor, "seguro que sí", han exclamado.

Alejandro y Manuel también han quedado para ver los Reyes Magos juntos con sus niños de 3 y 4 años. Como adultos, no les genera especialmente ilusión y menos esta edición en la "que no tiran caramelos". Pero no hay que olvidar que los protagonistas del día son los niños que mantienen cogidos a hombros y que tenían "la ilusión de ir a su primera cabalgata". 

Así lo manifestó Baltasar antes de salir, pues consciente de que esta Cabalgata "no será la mejor de la historia", es fundamental porque "será la primera en el recuerdo" de muchos niños y niñas. Como María, Alejandro, Manuel o muchos otros que han podido ver de cerca a Melchor, Gaspar y Baltasar con todo el cortejo que los acompaña. En 2023, más y mejor, aunque antes... a ver qué dejan mañana Sus Majestades en casa...

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