Blue Giant | Crítica

Jazz hasta las lágrimas

Una imagen del anime de Yuzuru Tachikawa.

Una imagen del anime de Yuzuru Tachikawa.

Aunque sólo fuera por su apasionada apuesta por el jazz como torbellino de emociones casi sobrenaturales, Blue giant ya merece ser rescatada del más que probable limbo en el que va a caer en la cartelera del fin de semana. Y es que lo tiene bastante difícil este anime de Yuzuru Tachikawa basado en el manga de Shinichi Ishizuka para encontrar a su público natural, que no es el infantil ni mucho menos, pero tal vez tampoco el de los adultos aficionados al jazz que no se acercarían a una cinta de animación japonesa que retrata el mundo de los clubes y las bandas emergentes con altas dosis de melodrama y cierta épica post-adolescente.

Así, en una extraña tierra de nadie, Blue Giant deja algunos deslumbrantes destellos de experimentación músico-visual entre una trama de formación de trío y amistad incondicional atravesada por la tragedia y salpicada de flashes de superación, entrega atlética a los ensayos y una obsesión por el triunfo en una disciplina donde no hay competiciones. Y esa es, me temo, la propia encrucijada de un filme celebratorio del éxtasis colectivo a través de la música de vanguardia en las formas de una animación de desaforado espíritu romántico.