La guía definitiva para no perderte entre tantas cremas faciales
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Elegir una crema facial hoy en día es como entrar a un buffet gigante sin saber por dónde empezar. Todo se ve bien, todo promete maravillas y, al final, terminas con la cara llena de productos que quizá ni necesitabas. Pero tranquila, porque a continuación encontrarás una guía que te va a decir qué crema necesitas realmente según tu edad, tu piel y lo que tú buscas de verdad.
Aquí la edad sí que importa
Si tienes menos de 30 años, tu piel todavía está viviendo la vida loca. Produce colágeno como si lo regalara y, básicamente, está en su mejor momento. Por eso, no necesita tratamientos raros ni rutinas de diez pasos; solo hidratación decente y algún ingrediente estrella como el ácido hialurónico, la niacinamida o la centella asiática. En muchas perfumerías, como en Primor, puedes asesorarte con su personal especializado para acertar con tu elección..
Pero de repente llegan los 30 y empiezas a notar que tu piel ya no se recupera tan rápido de una noche mala o de un invierno seco. Por ello, aquí entran en escena los retinoides, esos ingredientes que, usados con cariño, hacen maravillas. Ayudan con la textura, la luminosidad y esas líneas que empiezan a asomarse.
Y a partir de los 45, la piel ya no te pide hidratación, te la exige. Quiere cremas más untuosas y más profundas. Aquí las cremas antiarrugas de verdad empiezan a tener sentido, sobre todo las que vienen cargadas de ingredientes potentes y de texturas que casi te obligan a darte un masaje facial cada noche. Este es el momento en el que darle a tu piel ese extra se convierte en un regalo necesario.
¿Qué necesitas según tu piel?
Piel grasa
La piel grasa es la amiga que siempre está brillando, pero no necesariamente porque quiera. Muchas veces el problema no es que produzca mucho sebo, sino que está desesperada por equilibrio.
Suena raro, pero hidratar una piel grasa puede ser la clave para que deje de parecer un espejo. Las texturas gel, fresquitas y ligeras, hacen milagros si lo que buscas es control del brillo sin apagar ese glow saludable que, cuando está equilibrado, se ve precioso.
Piel seca
La piel seca, en cambio, es la amiga que siempre tiene sed. Le das crema por la mañana y a mitad de día ya te está pidiendo más, porque literalmente absorbe todo. Por lo tanto, esta piel necesita fórmulas que nutran de verdad y que le aporten lípidos.
¿Que quieres que el maquillaje deje de cuartearse? Pues tu crema tiene que ser muy nutritiva. Cuando le das a la piel seca lo que necesita, la transformación es espectacular y se nota desde la primera semana.
Piel sensible o con rosácea
La piel sensible o con rosácea es otra historia. Ella no quiere emociones fuertes, no quiere perfumes, no quiere experimentos. Quiere calma. Quiere productos suaves que la hagan respirar y no que la alteren. Así que, cuando eliges cremas que respetan su paz interior, de repente deja de protestar, se enrojece menos y hasta parece más uniforme.
En definitiva, escoger la crema facial idónea no va de seguir modas ni de dejarte llevar por envases bonitos. Va de escucharte, de aprender a leer lo que tu piel te está diciendo y de darte ese pequeño cuidado que, aunque parezca mínimo, cambia por completo cómo te ves y cómo te sientes.
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