Fútbol l Tercera División

Rafa Moreno, suerte más allá del milagro

  • El cordobés cazó a tiempo una patología cardiaca que pudo haber acabado en muerte súbita, pero ésta no llegó a aparecer

El cordobés Rafa Moreno fue operado ayer en el hospital Rafael Méndez de Lorca, donde desde el pasado domingo se mantiene ingresado después de que la tragedia rondara por el estadio San Miguel de Pulpí (Almería). Allí se le insertó un desfibrilador para solucionar el problema cardiaco que estuvo cerca de causarle una muerte súbita cuando disputaba con el Pulpileño el encuentro de liga ante el Calasparra. Con los casos de Antonio Puerta o Dani Jarque aún muy frescos en la memoria, el asunto del lateral derecho dio el salto incluso a la prensa nacional llegándose a hablar de "milagro", un calificativo que destaca la enorme fortuna que tuvo el jugador cordobés, pero que acepta algunos matices.

"Rafa Moreno, del Pulpileño, se salva de una muerte súbita", llegó a titular Marca. Impactante, sin duda, pero incierto y hasta cierto punto incongruente. "Está mal planteado, porque como su propio nombre dice, a la muerte súbita no sobrevive nadie", apunta el jefe de los servicios médicos del CCF, Javier Bejarano, ya que esa información llama mucho la atención del lector, pero es incorrecta.

La muerte súbita es el último y fulminante capítulo de una patología cardiaca que se muestra de forma repentina en una serie de síntomas. Mareos, palpitaciones, taquicardia, dolor de pecho, falta de aire y, finalmente, la pérdida del conocimiento, son los prolegómenos que desencadenan en la muerte súbita, síntomas que sufrió Rafa Moreno durante el partido antes de que la insistencia de su compañera le hiciera acudir al hospital. El húngaro del Benfica Miklos Feher (en su día pretendido por el Córdoba) o el camerunés Marc-Vivien Foé no tuvieron la misma suerte y su final fue fulminante, pero en esta ocasión el destino jugó a favor del cordobés.

"Se puede hablar de enorme fortuna, porque se ha podido quedar en el camino, pero no de milagro", apunta Bejarano, quien explica que "si el jugador sobrevive a un problema de corazón será porque tiene una patología cardiaca de base que le han detectado a tiempo", pero sin alcanzar el estadio de muerte súbita. "Sí es cierto que ese problema le ha podido causar la muerte", apunta el doctor del CCF, "pero ese titular es erróneo", ya que lo correcto sería decir que "sobrevive a un problema cardiaco y evita una muerte súbita". En todo caso, y por suerte para Rafa Moreno, el médico blanquiverde estima que "no se puede hablar del mismo caso que los anteriores y no son comparables ni mucho menos porque la gravedad no ha sido la misma".

Eso no quita ni un punto de dramatismo a la tremenda historia del lateral cordobés, que evoluciona en el hospital de Lorca con la felicidad de saber que podrá vivir para contarlo y disfrutar del hijo que espera en los próximos meses. "De mil casos sólo se salva uno", dijo el presidente del Pulpileño Francisco Díaz, recordando cómo el jugador superaba las 200 pulsaciones por minuto en el momento de ser ingresado.

En el caso de la muerte súbita, la estadística es aún mayor. En todo el mundo se cuenta un caso por cada 100.000 deportistas menores de 35 años, y en España afecta a 6 de cada 10.000 habitantes por año, un 0,06% de la población, con un 90% de los casos de origen cardíaco. De ellos, un 80% es de origen isquémico, es decir, que el paciente posee una enfermedad coronaria que finalmente produce el fallecimiento. Se trata de un proceso fulminante que ocurre instantáneamente o dentro de la primera hora desde el comienzo de los síntomas. Rafa Moreno comenzó a sentirse mal durante el encuentro y en el descanso ya se lo comunicó a su entrenador, aunque prefirió continuar en el campo para ver si el dolor en el pecho remitía. A los dos minutos de la segunda parte no pudo más y pidió el cambio. A la conclusión del choque se desplazó hacia su domicilio en la localidad murciana de Águilas, donde viendo que los síntomas no remitían decidió acudir al hospital. Allí ingresó directamente en la UCI con los síntomas previos a la muerte súbita, pero sin llegar al colapso, lo que permitió que los médicos estabilizaran su estado. El pequeño milagro es que el tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas hasta su hospitalización superó las dos horas, más del doble de lo documentado para poder salir vivo de un episodio de este tipo.

Teniendo en cuenta todos esos datos, el hecho de que Rafa Moreno se vea obligado (a sus 31 años) a dejar la práctica profesional del fútbol es meramente anecdótico. Tras pasar por el quirófano, el cordobés podrá contarlo y llevar una vida normal para recordar que un día burló a la muerte con un golpe de fortuna.

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