Andaluzas 22M

Pedro Sánchez se hace 'susanista'

  • El líder de los socialistas propone tejer una "alianza entre San Telmo y Moncloa" y pone el Gobierno de Susana Díaz en Andalucía como modelo para construir la "España de las oportunidades".

Unos minutos antes de que hicieran su aparición estelar, más de 3.000 personas gritaban "¡¡Pedro!!" con la misma fuerza que lo hizo Penélope Cruz la noche de los Oscar. Después de media hora de ataques a Rajoy, contundente apoyo del "camino distinto" que representa el Sur y férrea defensa de los valores y principios que representa el socialismo, Pedro Sánchez fue "¡¡presidente!!". Pero con sordina. El secretario federal se marcharía anoche de Vícar confirmando lo que saben todos en el PSOE: la recuperación del partido pasa por Andalucía; la remontada depende del Sur, el futuro del socialismo lleva "el nombre de Susana".

La verdadera presidenta, la que vitorearon desde el corazón, fue Susana. La que confesaba por la mañana que se "cargaba de energía" con el cariño de la gente, la que tuvo que volver a contestar a la derecha que está embarazada -como miles de mujeres- pero no enferma y la que se dejó la voz -literalmente- en la búsqueda de la "mayoría suficiente" que le permita gobernar en solitario a partir del 22-M. Sin pactos. Ni con el PP de los recortes y el "sufrimiento" ni con los que "ya enseñan la patita por debajo de la puerta".

Almería, fortín del PP y plaza estratégica en las autonómicas, fue anoche el escenario del primer mitin conjunto de los dos dirigentes socialistas y primer gran acto masivo de la campaña del PSOE. Pedro Sánchez ligó su futuro y el de todo el partido al de Susana con un discurso absolutamente medido que leyó con la ayuda del autocue y que, por momentos, sonó a una preciosa historia de idilio entre Sevilla y Madrid: "Susana, forjemos tú y yo una nueva alianza de gobiernos socialistas. Tú en San Telmo y yo en La Moncloa (…) Andalucía se merece un aliado al frente del Gobierno de España que defienda a los trabajadores (…) A ganar con Susana Díaz. A ganar para que Andalucía siga siendo socialista y España vuelva a ser socialista".

En clave estrictamente nacional, el PP y Podemos centraron buena parte de sus ataques . Rajoy a cuenta de la corrupción y la financiación irregular de su partido y la formación de Pablo Iglesias por su vinculación con el Gobierno de Venezuela. "Espero que el dinero que han cobrado no sea una hipoteca. La igualdad y la democracia no admiten excusas".

El resto de su intervención giró en torno a tres ejes: convencer de que el "tiempo de Rajoy" se ha acabado y empieza uno "nuevo de esperanza" con "políticos valientes" que dan la cara, tienen ética y valores y "no se esconden detrás del plasma como Rajoy", defender las siglas del PSOE y su legado frente a los recortes y destrucción de derechos del PP y admitir -reconozcamos que lo hizo con elegancia- que esa "España de las oportunidades" que quiere encarnar como continuación de la "España de los derechos" de Felipe González de los 80 y 90 y la "España de las libertades" de Rodríguez Zapatero sólo se puede empezar a construir desde el Sur.

A Susana le dio las gracias en varias ocasiones, aseguró que era un "honor" participar en la campaña y se mostró "orgulloso" del trabajo realizado por los gobiernos socialistas en las tres últimas décadas. Por supuesto que no nombró ni a Griñán ni a Chaves pero reivindicó todo el legado del PSOE -a los dos lados de Despeñaperros- sumándose a la tesis que ha defendido la presidenta de la Junta en los últimos días de que un "gobierno fuerte" en la Junta contribuirá a la estabilidad y la unidad de España.

Hubo abrazo de rigor sobre el escenario y hasta beso. Eso sí, de él a ella. Desde el lado de Susana la efusividad estuvo más controlada. Ella no necesitó pantalla para leer; ella siempre tiene claro lo que quiere decir. Si el discurso de Pedro Sánchez pareció escrito para Rajoy y para Susana, el de Susana tiene un único destinatario: la gente. La historia de Pedro y Susana no tuvo una segunda parte que se llamara Susana y Pedro. Él la llamó "compañera" y "amiga"; ella le nombró una sola vez en su discurso -se limitó a decir un protocolario "compañero"- y fue para agradecerle "de corazón" su apoyo continuo durante "todos los días de la campaña" -más virtual que físico- y dejar claro que la situación en Andalucía nada tiene que ver con las privatizaciones y recortes de derechos que se están sufriendo en Madrid.

La candidata andaluza volvió a apelar directamente a los sentimientos y a los "sueños" para demostrar a los convencidos y, sobre todo a los indecisos, por qué Andalucía tiene que seguir confiando su futuro al Partido Socialista: un partido que encarna la "igualdad" y que "es de verdad de izquierdas" y "feminista" como dijo Sánchez; un partido que es "decente" y que representa "todo lo bueno" y todos los avances importantes que se han vivido en España en treinta años de democracia; un partido que se presenta al 22-M con el cartel de una mujer "humilde y trabajadora" que se ha hecho a sí misma, que empatiza con el electorado y que tiene como gran objetivo devolver la "dignidad" a los socialistas y a los andaluces.

Si el "presente y futuro de Andalucía tiene nombre de mujer", como dijo el secretario general de los socialistas, también el presente y futuro del PSOE se teje en torno al #YoConSusana que anoche volvió a sonar rotundo desde el pequeño municipio del Poniente almeriense con altavoz para toda España.

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