Andalucía

Terremoto en la derecha andaluza

El portavoz de Vox saluda a Bendodo, en presencia de Juanma Moreno y Juan Marín.

El portavoz de Vox saluda a Bendodo, en presencia de Juanma Moreno y Juan Marín. / Julio Muñoz/EFE

Celebradas las elecciones catalanas, España no vivirá una nueva contienda electoral hasta las andaluzas. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, carece de argumentos políticos y electorales para un adelanto, de tal modo que el verano de 2022 puede ser una guía para esa convocatoria, mes arriba, mes abajo. Vox ya ha dejado claro, por boca de su portavoz, Alejandro Hernández, que quiere negociar el próximo Presupuesto. A este partido no le va mal proyectar ante sus votantes que consigue logros desde su alianza parlamentaria, de modo que ni siquiera eso contará a favor del adelanto. Pero la razón de peso es que las catalanas, unidas a los que los sondeos vienen indicando, adelantan un terremoto electoral en los partidos de la derecha andaluza, Ciudadanos se hunde y necesita tiempo, y Vox sigue subiendo tanto que compromete un Gobierno bicolor como el de ahora.

Inés Arrimadas ha salido muy erosionada de las elecciones catalanas, ha sorteado con más silencios que explicaciones un fracaso que tiene mucho de personal por su condición de anterior candidata, pero nadie ha clamado por su dimisión. Algunos parlamentarios andaluces cercanos a Juan Marín pidieron responsabilidades en las redes, pero no llegaron a aludir a la presidenta. El objetivo de los críticos era Carlos Carrizosa, del que Marín ya había advertido que era un pésimo cartel, o el vicesecretario general, Carlos Cuadrado. Este ingeniero salvó a Ciudadanos de la quiebra económica, por su condición anterior de tesorero del partido, pero algunos lo acusan de llevarlo a la quiebra electoral.

Los problemas de Arrimadas son más graves, del riesgo, objetivo, de extinción de la marca, y viene personalizado por quienes desean que Ciudadanos termine por acudir a las elecciones andaluzas en una lista con el PP o, lo que es peor, de esos otros que se fueron con Albert Rivera y desean que Pablo Casado le formule una OPA, una oferta agresiva de cambio de siglas. Arrimadas insiste en que la virtud de Ciudadanos es que aporta una oferta electoral más para quienes confían en el cambio político en Andalucía, electores que pueden escoger entre el liberalismo naranja al verde ultra conservador.

Juan Marín está entre quienes creen necesario que, al menos, la fórmula Más Andalucía, suma de PP y de Ciudadnos, es lo mejor. También se ha expresado así esta misma semana el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. Y no es el único. Cuando Marín lo sugurió hace dos meses, un alto cargo del PP andaluz sólo aseguró: "Se ha equivocado en los tiempos, demasiado pronto".

Quienes así opinan tienen un argumento de peso. Si PP y Ciudadanos van juntos a las elecciones, Vox será menor en votos y escaños, por lo que su participación en el Gobierno no estaría asegurada. Si van por separados y Ciudadanos es el tercero, a Vox no se le podrá negar la entrada.

Esta opción, la del sorpasso de Vox a Ciudadanos, es real. Más que real, se diría a la vista de los sondeos y de las catalanas. En las elecciones andaluzas de 2018, Vox obtuvo un respaldo del 10,96%, que mejoró en las elecciones generales siguientes. El último sondeo del CIS, que es de este mes de febrero y que se publicó el jueves pasado, otorga a Vox un 13,6%, gracias a un importante trasvase de votos desde el PP. Si los populares no bajan más es porque, a su vez, reciben flujos desde Ciudadanos. Andalucía es, junto a la comunidad de Madrid, la comunidad donde a los de Santiago Abascal les va mejor, de lo que se puede deducir que ha adelantado a Ciudadanos, que ni siquiera llega al 10% de los apoyos.

En Vox hay conciencia de que la tendencia es ésa, la del adelantamiento, pero sostienen que no está escrito lo que vaya a suceder cuando lleguen las elecciones andaluzas. La estrategia de crítica que han inaugurado respecto al Gobierno de Juanma Moreno va a proseguir con la misma fuerza en los próximos meses y, si son los segundos del bloque de la derecha, exigirán la entrada en el Ejecutivo de la Junta.

Un hecho curioso de la oposición que hace el PSOE al Gobierno de Juanma Moreno es el de su apoyo en Vox, los socialistas entienden que eso dificultad la posición electoral del PP, pero lo cierto es que, tras la sorpresa de diciembre de 2018, los de Abascal no han hecho más que crecer. Pedro Sánchez lo ve de otra manera. Más sibilino, sabe que Vox nunca ganará unas elecciones, pero deteriorará más al PP cuanto más suba en las urnas, no es un contrincante real, de ahí sus elogios a Santiago Abascal a las puertas de las catalanas.

¿Y el PP? Juanma Moreno va bien, pero su partido no tanto. Aunque el presidente ha sabido colocarse en el papel central de la política andaluza, lo cierto es que los populares no terminan de romper el techo para convertirse en un partido mayoritario que aspire o a gobernar en solitario o con escasa necesidad de apoyo. Esto es un déficit del partido que lo sigue haciendo débil, porque su posición también dependría del acierto que el PSOE y la otra izquierda pudieran tener en la elección de sus candidatos.

  

   

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