Cuatro décadas de ayuntamientos democráticos (7) | El germen de Epremasa

Una herramienta necesaria para lograr el desarrollo medioambiental cordobés

  • La primera corporación provincial de la democracia ya planteó la creación en 1979 de un consorcio de gestión de residuos en la provincia en un momento en el que los ayuntamientos eran incapaces de controlar los muchos vertederos que proliferaran en sus términos municipales; fue el germen de la empresa pública Epremasa

El primer presidente de la Diputación de la era democrática, Diego Romero, camina junto a los primeros camiones de la basura de Epremasa.

El primer presidente de la Diputación de la era democrática, Diego Romero, camina junto a los primeros camiones de la basura de Epremasa. / El Día

Lo que el término medio ambiente significa y supone en la actualidad no tiene nada que ver con lo que significaba y suponía hace 40 años. En el inicio de la España democrática eran muchos los vertederos incontrolados a las afueras de los municipios, más bien muchísimos, que eran más que un ultraje contra el medio ambiente. Los ayuntamientos, incluso, no eran conscientes del atentado contra la naturaleza que ello suponía en una época en la que ni siquiera existía una definición clara de lo que era un residuo sólido urbano –lo que hoy se conoce con las siglas RSU–. En ese contexto, la Diputación empezó a poner las bases de lo que en octubre de 1992 se convertiría en la Empresa Provincial de Residuos y Medio Ambiente (Epremasa).

Frente a ese panorama de vertederos desperdigados por buena parte de la geografía cordobesa que a los ayuntamientos les era muy difícil controlar, desde la institución provincial se planteó que las entonces cada vez mayores exigencias “de sanidad y en general de calidad de vida, nos obligan a contemplar el concepto de residuo sólido urbano en su acepción más amplia, que incluye a todo material resultante de un proceso de fabricación, transformación, utilización, consumo o limpieza, cuando su poseedor o productor lo destina al abandono, así como a cualquier producto deficiente, inservible o inutilizado que tiene ese mismo destino”.

También se apuntaba que, “en el ámbito espacial, estos residuos se entienden generados por cualquier actividad en los núcleos de población y sus zonas de influencia o cuyos problemas de gestión estén interrelacionados con los propios de los centros urbanos en virtud de los impactos negativos que pudieran producirse”. Se insistía en que “la eliminación de los residuos sólidos urbanos ha alcanzado en los últimos años el carácter de problema acuciante en todas las poblaciones y zonas de cierta densidad demográfica cordobesas”.

En ese contexto se insistía en la necesidad de iniciar un camino para hacer realidad lo que entonces –en 1979– llamaban un “Consorcio de Gestión de Residuos en la Provincia de Córdoba”. Para ello se elaboró un estudio en el que se ponía de manifiesto que si entonces en 1979 la producción total de RSU diaria en la provincia era de 512 toneladas, las previsiones pasaban porque esa producción total se incrementara teniendo en cuenta un horizonte 1995 hasta las 1.403 toneladas al día.

El estudio detallaba que la cantidad anual media producida de RSU en los municipios era de aproximadamente 90.000 toneladas, “lo que supondría que los correspondientes servicios habrían de atender diariamente cantidades entre las 260 y 433 toneladas, según día de la semana o estación del año”. Según las actas plenarias de la época, en el 14% de los municipios de la provincia, “así como en numerosas poblaciones no capitales municipales, pero superiores a los 1.000 habitantes” no se prestaba ningún tipo de recogida de residuos sólidos urbanos. También se detallaba que el 67% de los municipios en los que se prestaba el servicio de recogida ese servicio le suponía un tremendo déficit económico.

Se planteó entonces la elaboración de un Plan de Gestión de Residuos Sólidos Urbanos de la Provincia de Córdoba. Y se reservó una partida de 341,1 millones de pesetas para la puesta en marcha de un plan de gestión de ese nuevo proyecto de recogida provincial de RSU, montante económico del que el 60% iba destinado “a la creación o reestructuración de servicios que necesitan ser abordados a la mayor brevedad”. El resto de ese montante económico se destinaría al “mejoramiento del resto de los servicios”.

Finalmente, Epremasa, fue creada por la Diputación de Córdoba en octubre de 1992, constituyendo un instrumento para desarrollar las políticas en materia de gestión de residuos. La creación de esta empresa supuso un paso adelante en una provincia, la cordobesa, que desde los inicios de la democracia se caracterizó por la prestación de servicios supramunicipales. En el caso concreto de los residuos esta formula permitió economías de escala que hacen muy viable la gestión integral.

Hoy en día Epremasa es la responsable de la gestión integral de los residuos urbanos generados en la provincia. Los servicios que se prestan desde la empresa dependiente de la Diputación son los de la recogida de residuos domiciliarios, las recogidas selectivas de papel-cartón, vidrio, enseres y voluminosos y envases ligeros; además del transporte y tratamiento de los mismos en plantas de gestión y en vertedero.

Actualmente se presta este servicio en 71 de los 77 municipios y 3 entidades locales de la provincia de Córdoba. Asímismo se lleva a cabo la Gestión Integral de los Residuos de Construcción y Demolición en todo el territorio provincial. Esta gestión se desarrolla mediante plantas de tratamiento fijas y móviles. Con ello se atienden las obligaciones municipales con los residuos de obra menor y se aporta una solución para los residuos de la construcción en general. A lo largo de los últimos años Epremasa se ha hecho cargo de la gestión de la Red Provincial de Puntos Limpios. En la actualidad se gestionan 15 instalaciones de estas características.

Lejos quedan ya aquellos años de principios de la pasada década de los 90 en los que la empresa dependiente de la Diputación comenzó prestando sus servicios en localidades como Villaharta, Obejo, Montilla, Encinas Reales, Fuente Palmera y La Carlota. En cuatro décadas ya casi se cubre todo el territorio provincial teniendo como referencia el el complejo medioambiental de Montalbán. Y de las aproximadamente 8.000 toneladas de residuos que se estionaban entonces se ha pasado a las casi 200.000 que pasan hoy en día por ese complejo de Montalbán, además de que se ha ido propiciando la separación selectiva, pasando de 202 a unas 4.500 toneladas en envases, de 398 a 2.700 toneladas en papel-cartón, y de 344 a 2.400 en vidrio, según los datos de la propia empresa pública.

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