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Una nueva oportunidad para el Cerco

  • Cultura inicia el expediente para declarar Bien de Intéres Cultural el patrimonio minero del Alto Guadiato, una ocasión para crear riqueza si sabe gestionarse adecuadamente

Las ruinas del Cerco Industrial de Peñarroya-Pueblonuevo.

Las ruinas del Cerco Industrial de Peñarroya-Pueblonuevo. / e. mauriz

El pasado del Valle del Guadiato lleva muchos años sepultado por el peso del abandono y el olvido. La comarca con peores perspectivas económicas y sociales de la provincia -el éxodo poblacional es una losa de cada vez mayor peso- como consecuencia de la clausura de las explotaciones mineras lucha por encontrar su futuro, sin que por el momento haya logrado asirse a ninguna actividad económica con contundencia. Y, mientras tanto, ahí está el patrimonio minero, al abrigo de la vegetación y de los lamentos, vestigio monumental de un pasado no tan lejano en que la comarca del Norte de la provincia presumía de ser la locomotora del desarrollo de la provincia.

Durante muchos años, los vecinos han asistido a la debacle de un patrimonio sin parangón en el conjunto de la provincia. Los edificios de estilo afrancesado, en otros momentos viviendas o edificios administrativos, han ido cerrando y quedando en el olvido, al tiempo que los inmuebles industriales, salvo excepciones, están en la ruina. Y el Cerco Industrial de Peñarroya-Pueblonuevo, el mayor símbolo de aquella época, dibuja un panorama fantasmagórico de chimeneas y edificios destruidos, como salido de una novela de terror gótico.

Los ayuntamientos dejaron pasar la compra de los pozos María y Belmez, amenazados

Esta misma semana, el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) publicaba, con mucha demora, la apertura del expediente incoado por la Dirección General de Bienes Culturales y Museos de la Consejería de Cultura para la declaración de un total 53 espacios del antiguo patrimonio industrial de Peñarroya-Pueblonuevo, Fuente Obejuna y Belmez como Bien de Interés Cultural (BIC), en la tipología de Lugar de Interés Industrial. Es, al fin, el esperado primer paso que debe llevar a la protección del pasado con vistas a relanzarlo hacia el futuro.

La memoria subraya, en concreto, que el Cerco Industrial de Peñarroya-Pueblonuevo, junto a los inmuebles vinculados, es "uno de los mejores ejemplos de la actividad industrial desarrollada en la zona Norte de la provincia de Córdoba, que dio origen a las actuales poblaciones de Peñarroya y Pueblonuevo". Entre las infraestructuras asociadas a esta actividad se encuentra un variado repertorio de edificaciones historicistas, propias de la arquitectura industrial del periodo de entre siglos (XIX y XX), que constituyen en la actualidad un "área paisajística de gran interés donde confluyen valores arquitectónicos, urbanísticos, arqueológicos, etnológicos e industriales". Hay instalaciones mineras, fábricas, talleres, instalaciones siderúrgicas, almacenes, cocheras y edificios administrativos y sanitarios. El más antiguo de ellos data de 1870 y el más reciente, de finales de la década de 1980.

No sería descabellado pensar en un futuro abrazado a este patrimonio industrial, y sólo hace falta echar un vistazo para comprobar que es posible. En la localidad de Almadén, en Ciudad Real, sus antiguas minas de mercurio fueron recientemente declaradas Patrimonio Mundial de la Humanidad por parte de la Unesco, el mismo distintivo que lucen la Mezquita-Catedral de Córdoba o la Alhambra de Granada. Y fuera de nuestras fronteras, el patrimonio la mina Zollverein, en la cuenca del Ruhr en Alemania, también cuenta con este reconocimiento desde 2001. Por no hablar de los sitios de Reino Unido donde se fraguó la revolución industrial y se construyeron las primeras fábricas tal y como ahora las conocemos, todas protegidas y que han hecho del turismo uno de sus principales soportes económicos.

Esa posibilidad existe, aunque de nada sirve empezar la casa por el tejado. Declarar los bienes mineros del Valle del Guadiato como Bien de Interés Cultural de nada servirá si esa protección no lleva aparejado un plan concreto para su recuperación arquitectónica y para hacerlos atractivos y visitables, para lo que se requiere de una importante inyección económica de la que ahora mismo se carece. Tampoco ha ayudado la actitud dubitativa de los ayuntamientos durante este mucho tiempo, que por ejemplo dejaron pasar en 2017 la posibilidad de adquirir a Encasur los pozos María y Belmez, ahora en manos de un propietario que aspira a desmantelarlos e incluidos en el expediente para convertirlos en BIC. O la situación de la carretera N-432, la principal vía de acceso a la comarca, y que requiere de una mejora urgente.

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