Las mujeres tiran del carro
Las deportistas españolas volvieron a superar, como en Londres 2012, a los hombres en el medallero olímpico
Si algo nos han demostrado estos Juegos es que el deporte va de la mano de la evolución de la sociedad española. Quizás quede aún mucho camino por recorrer en ciertos ámbitos, pero en la práctica deportiva la igualdad de sexos se manifiesta claramente.
En Río las chicas han sido las encargadas de salvar al deporte español con nueve medallas de las 17, algunas de ellas pioneras en determinadas especialidades, como Lidia Valentín en halterofilia y Carolina Marín en bádminton. Hasta ese momento no se había conseguido ningún podio en dichos deportes y han sido ellas las encargadas de abrir el camino.
En otras disciplinas, quizás no sean las primeras de la historia, pero sí las pioneras en cuanto al deporte femenino. El oro de Ruth Beitia es el primero de la historia del atletismo para las mujeres, y el primero en salto de altura todo sea dicho. Lo mismo que Mireia Belmonte en natación o Maialen Chourraut en piragüismo. También está la inédita plata del baloncesto, sin olvidar la de Eva Calvo en taekwondo y la del conjunto de gimnasia rítmica.
Para llegar a estos excelentes resultados ha tenido que pasar tiempo e invertir mucho esfuerzo, innovación y dinero en el deporte femenino, que hace unos poco años se tenía que valer prácticamente de sí mismo. La pioneras permitieron que los técnicos y la medicina deportiva se fuesen acercando al mundo femenino, que necesitaba perder el miedo a los tabúes y a las limitaciones del propio cuerpo para obtener el éxito deportivo.
La creación de clubes y de escuelas deportivas ayudó mucho a la inclusión de la mujer en la vida deportiva y, principalmente, el boom del running que ha provocado la salida a la calle de féminas con edades comprendidas entre los 18 y los 50 años, un margen de edad que hasta hace menos de 10 años no realizaba ningún deporte.
Y no sólo las mujeres conducen a España a la consecución de éxitos, sino que también están provocando la inclusión de métodos innovadores en el deporte español, como el caso de Marín, que invierte en equiparar al milímetro las condiciones climáticas con las que se encontrará en una competición (en el caso de Río, la asfixiante humedad), o Belmonte, que probó el entrenamiento subacuático para mejorar su capacidad pulmonar.
En resumen, en Río participaron más deportistas españolas que nunca y, aunque aún no igualan a los hombres, tanto en 2012 como en 2016, el medallero femenino superó al masculino. Nuestras deportistas compiten de forma ininterrumpida en Juegos desde 1960, pero no consiguieron medalla hasta 1992. Y desde entonces las han ganado en cada edición hasta hoy.
#RIO2016
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