Apenas 30 segundos tardó el CCF en demostrar la diferencia de intensidad con la que ambos equipos saltaron ayer al césped. El gol de Piovaccari que abrió el choque no fue más que el inicio de los mejores 45 minutos que el conjunto cordobesista ha cuajado este curso. Plenos de moral, valientes y muy concentrados, los de Carrión desarbolaron a su rival a base de verticalidad e internadas por la banda, además de la inspiración de un Piovaccari sublime.

Sólo la entrada de Alfaro por Pedro Ríos varió el esquema que Carrión venía utilizando en las dos últimas semanas. Ese cambio de hombres añadió una variante táctica, pues Alfaro mostró tendencia a jugar por dentro y Javi Lara ocupó durante muchas fases su lugar en la banda. Pero más allá de tácticas, el CCF tumbó al Oviedo a golpes y encontró muy poca resistencia en un rival que no creyó nunca en sí mismo. Entre Piovaccari y Alfaro explotaron el lado débil de la zaga asturiana, el izquierdo, y Javi Galán terminó de rematarla por el otro costado. Sólo en ciertas fases, ya con el marcador a favor, el CCF dejó jugar demasiado al rival, que generó alguna ocasión, pero ayer todo salió de cara. En la segunda parte, Lara sentenció y el partido murió ahí. Un torbellino nunca visto antes esta campaña sirvió al CCF para lograr la tranquilidad casi definitiva.