El Córdoba rompió su horrible racha con un triunfo sufrido pero muy importante, que llegó fruto de las ganas del equipo en el tramo final, después de 85 minutos de fútbol ramplón y en los que quedaron claras las dificultades de los blanquiverdes para practicar un fútbol fluido y convincente durante la mayor parte del duelo.

Carrión se agarró de nuevo al 3-5-2, esta vez más definido que ante el Levante, con Juli y Rodri como pareja de puntas y Pedro Ríos y Bíttolo de carrileros. De inicio, el Córdoba tuvo el balón y pudo entrar con facilidad por el costado derecho, de la mano de Pedro Ríos. Pero el ímpetu le duró poco al CCF y el Alcorcón empezó a ganar la batalla en la medular, tapando a Aguza y obligando a Javi Lara a hacer muchos esfuerzos. Sin demasiado control de balón, el cuadro local se diluyó y su enemigo supo dormir el partido, aunque en ataque apenas apareció.

El tibio aranque de la segunda parte hizo a Carrión decidirse por un cambio ambicioso y Piovaccari relevó a Edu Ramos para jugar con dos puntas natos y con dos mediocentros de vocación creativa. Tampoco dio eso mucha claridad al Córdoba a la hora de crear y el técnico volvió a rectificar, sacando a Alfaro para jugar de enlace con el italiano. Una jugada que salió perfecta al jefe del banquillo, más por ganas que por fútbol.