reloj de sol

Joaquín Pérez Azaústre

Privacidad y taxis

QUÉ es la privacidad? ¿Existe o se ha extinguido? Para Radio Taxi de Córdoba, según parece, ni lo uno ni lo otro. Lo dice la Agencia Española de Protección Datos, que ha apercibido al colectivo de taxistas cordobeses por "no garantizar los derechos de los usuarios" que llaman a la centralita. Lo ha explicado la asociación de consumidores Facua, que presentó la denuncia de una usuaria el curso pasado: cuando pidió un taxi por teléfono se le negó el servicio, por estar en una de aquellas famosas listas negras.

A partir de esa denuncia, se inició una inspección que ha terminado con un nuevo apercibimiento para Radio Taxi. La Agencia Española de Protección de Datos colige que se ha vulnerado el artículo 5.1 de la Ley Orgánica de Protección de Datos, en la que se establece que cuando cualquiera de nosotros llama a cualquier parte, sea a Radio Taxi, a una empresa de telefonía o al servicio de atención al cliente de una entidad bancaria, si nos van a grabar, debemos ser advertidos "de la existencia de un fichero o tratamiento de datos de carácter personal, de la finalidad de la recogida de éstos y de los destinatarios de la información". Y según Radio Taxi, como argumentó luego mediante unas grabaciones aportadas como prueba, se informa a los clientes, durante la locución, no sólo de la grabación, sino de la finalidad de la recogida de datos.

Pero los servicios de inspección de la Agencia de Datos se ocuparon de llamar a la emisora de Radio Taxi varios días y "sólo en una de las ocho llamadas se informó de que se iba a grabar, no indicándose a qué efectos", mientras que en otras "no llega a comenzar ni siquiera ninguna locución", con lo que nos graban sin aviso. ¿Para qué?

Para las listas negras. Uno llama a un taxi, lo pide, da su dirección y su teléfono. El taxi no llega. Y uno puede estar a punto de perder el tren, de llegar tarde. Entonces pasa otro taxi libre, y uno se sube. Luego, el taxista tardón se queja de haber perdido el servicio. La centralita anota el teléfono, la dirección y el nombre del particular. Y, si vuelve a necesitar otra vez un taxi y llama, se le denegará el servicio.

Radio Taxi ya fue sancionada con 103.488 euros por esta tipo de prácticas. Hay que comprender a los taxistas: es razonable que busquen la manera de evitar estas situaciones, tratando de ajustar su posible derecho con la realidad de que a veces se demoran demasiado. Porque cuando uno coge un taxi, y más en estos tiempos, lo hace para llegar antes, no para tirarse veinte minutos esperando un coche que no llega. En cualquier caso, la solución nunca será vulnerar nuestra privacidad, ni tampoco el matonismo telefónico.

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