Cultura

'Reikiavik' recrea en el Góngora una partida de ajedrez en plena Guerra Fría

  • Juan Mayorga dirige la obra, que tiene cuatro candidaturas a los Premios Max

Reikiavik, uno de los montajes más aclamados de la actual cartelera teatral del país, llega hoy al Teatro Góngora (20:30). La obra, escrita y dirigida por Juan Mayorga, reconstruye el campeonato del mundo de ajedrez que en plena Guerra Fría, en julio de 1972, disputaron en la capital islandesa el soviético Boris Spasski y el norteamericano Boby Fischer, aspirante al título. El reparto lo integran Daniel Albadalejo, César Sarachu y Elena Rayos.

El espectáculo tiene cuatro candidaturas a los Premios Max de las Artes Escénicas en las categorías de mejor espectáculo teatral, mejor autoría teatral, mejor dirección de escena y mejor actor protagonista (César Sarachu). En la obra, los protagonistas de este "duelo del siglo" son Bailén y Waterloo, dos personajes -con nombre de batallas perdidas- que juegan en un parque en una mesa con un tablero pintado. Ante la atenta mirada de un muchacho (encarnado por la actriz Elena Rayos), los dos jugadores (protagonizados por Albadalejo y Sarachu, actores muy conocidos por sus apariciones en el programa de televisión Camera Café) recrean bajo los árboles uno de los momentos más geniales de la historia del ajedrez.

No obstante, la partida que presenta el autor es una excusa para plantear el tema de la vida de los otros, cómo el ser humano penetra en la vida de los demás que, a su vez, pretenden ahondar en la suya. Bailén y Waterloo, dos perdedores que se llaman como las dos grandes derrotas de Napoleón, justifican su monótona existencia gracias a la capacidad de convertirse por unos instantes en otros, en esos grandes campeones del ajedrez: Spasski, más efímero y terrenal; Fischer, cínico y vulnerable. Pero además de dar vida a los dos míticos jugadores, los actores se multiplican con enorme destreza en un coro de personajes que son el eco de las vivencias de los ajedrecistas: desde un predicador y un psicoanalista hasta Henry Kissinger -el poderoso secretario de Estado estadounidense-, y un agente de la temida KGB, pasando por una madre y una novia.

Para su creador, Reikiavik es una obra sobre el ajedrez, "ese arte que como la vida misma se basa en la memoria y la imaginación. Es una obra sobre la Guerra Fría. Y es una obra sobre hombres que viven las vidas de otros".

Mayorga ofrece, según la crítica, un "jaque mate incontestable", una lección "de sabiduría teatral y excelencia" en su doble condición de autor y director, a lo que hay que sumar un trabajo actoral calificado de prodigioso.

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