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Un choque constante contra sus defectos

  • Los eternos y desesperantes errores defensivos impiden al Córdoba sumar frente el antepenúltimo.

Hace muchas jornadas que el Córdoba sabe que si no corrige sus escandalosos errores atrás no será candidato a pelear por el ascenso, ni de manera directa ni a través del play off. Lo asume Oltra y lo asumen los jugadores, pero a la hora de la verdad el equipo repite partido tras partido los mismos borrones. En el inicio de las últimas diez finales, el Córdoba volvió a ser el de siempre últimamente. Para nada sirven las conjuras, porque ni en actitud ni en fútbol el equipo blanquiverde demostró en el primer tiempo sus ganar de revertir la mala dinámica como local.

Oltra repitió el 4-1-4-1 con el que insiste desde hace semanas a pesar de no obtener réditos. Y el resultado fue el de siempre: demasiado pelotazo, poco juego combinativo y una falta de ideas alarmante. Apenas la conexión Fidel-Florin inquietó a un Albacete que ni mucho menos se mostró como un equipo temible pero que se adelantó con muy poco, gracias a la insultante candidez del Córdoba en defensa.

Tras el descanso, el Córdoba dio la vuelta al choque con 20 minutos de mucha garra pero muy poco fútbol. Y con el marcador a favor, el equipo no supo dormir el partido, dominar el balón y someter a un rival muy inferior en la teoría y en la práctica. La montaña rusa de emociones llevó a los blanquiverdes a repetir errores de bulto que hasta un equipo tan limitado como el manchego supo aprovechar. Ni yendo por detrás en el marcador ni con el partido de cara el Córdoba fue capaz de jugar al menos de manera ordenada y, a estas alturas de la temporada, eso ya parece irreversible.

El clavo ardiendo -"trabajo, trabajo y trabajo"- al que se alude desde el vestuario ya no convence a nadie. Suena a la cantinela sin contenido de siempre.

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