Liga adelante

El mayor de los ridículos (2-3)

  • Desbordado desde el inicio por un rival que pelea por no descender, el Córdoba dinamita su crédito con otra derrota en el alargue. El sostén del 'play off' ya no es válido: el equipo es noveno.

El Córdoba ya no tiene crédito con el que jugar. Lo dinamitó ayer con una derrota sonrojante en la que hizo el más espantoso de los ridículos ante su gente, una afición que pitó lo justo, menos de lo que a buen seguro le pedía el cuerpo tras ver a un Albacete que coquetea con el descenso sacar los colores a su equipo. Porque no hay que quedarse con el resultado, con los fríos números que tan poco gustan a Oltra. Yendo más allá, el análisis deja peor parado aún al cuadro blanquiverde, que se personó en el estadio porque era su obligación, pero apenas en diez minutos de inercia positiva tras su primer gol dio verdaderos síntomas de querer ganar el partido. El pasotismo de la mayoría de sus jugadores y esa imagen penosa de verlos correr tras el antepenúltimo de la tabla es difícil de digerir, sobre todo cuando se sigue vendiendo que el objetivo es el ascenso, eso sí, ahora bajo la vía del play off porque los billetes directos se están poniendo poco menos que imposibles. 

 

Y esta vez no hay excusas que valgan. Se acabaron ya. La angustia manchega por no irse a Segunda B se notó desde el primer minuto, cuando el equipo de Ferrando se mostró mejor plantado y empezó a fabricar llegadas claras ante la pasividad e ineficacia de un grupo que se ha olvidado de que tan importante es perforar la meta contraria como defender la propia. El 0-1 al descanso fue la mejor noticia tras contabilizar apenas una ocasión de gol, clara, de Florin, y eso que la conjura por dar la vuelta a la situación en la diez jornadas finales era el hit de la semana. Pero lo peor estaba por venir, pues tras dar la vuelta al marcador en apenas un suspiro, el cuadro local desconectó. Y nadie, ni en la banda ni en el campo, fue capaz de meter una voz que encendiera las alarmas, dando lugar a un tramo final vergonzoso en el que los visitantes remontaron para asestar la sexta derrota consecutiva como local a un CCF que hoy se ve fuera de los puestos de play off tras cuatro jornadas sin ganar.

¿Seguimos todavía con el cuento o damos carpetazo a las milongas para hablar de lo serio, que quizás sea lo que a día de hoy más preocupe al que toma las decisiones desde el sillón del palco creyéndose el más sabio de este mundo del fútbol que tiene unos pasos a seguir que normalmente son fiables? La respuesta la tendrán que dar los protagonistas, pero con imágenes así, pueden empezar a imaginársela...

 

Si no, como ayuda, ahí van unos pasajes del triste final. Con los jugadores del Albacete aún en el córner entre Fondo Norte y Preferencia celebrando el gol de la victoria, el árbitro pitó. Oltra salió como un reactor para dar la mano a su colega Ferrando y con más celeridad aún enfiló el túnel de vestuarios. Seguramente ya había visto todo lo que tenía que ver. Le siguieron la mitad de sus hombres, mientras que apenas cuatro o cinco aguantaban como podían en el campo. Bijimine se tapaba la cara con la camiseta, seguramente para esconder las lágrimas de impotencia. Razak amagaba con aplaudir a la grada y Ríos le ayudaba con un gesto cómplice que terminaron de apagar los gritos contrarios de la afición. Y Xisco, el gran capitán, permanecía inmóvil en el círculo central; estaba ido, sin saber qué hacer, pues lo mismo hacía un gesto de perdón al respetable que perdía su mirada en el infinito tratando de encontrar una explicación. No la halló. Ni ahí ni a buen seguro luego en la caseta. Básicamente porque la respuesta va más allá de lo puramente futbolístico y, por mucho trabajo semanal que haya, no será fácil extirpar el mal. ¿Por qué? Quizás porque el Córdoba, como admitió luego el técnico en sala de prensa, ha tocado fondo. 

 

Ayer cayó ante el antepenúltimo, un enemigo limitadísimo tanto en tareas defensivas como ofensivas y con escasos argumentos, pero que con eso fue mejor y merecedor de tal resultado. Y eso es lo más preocupante. Porque el que dominó y tuvo capacidad para voltear el marcador a los blanquiverdes no fue un rival directo, con potencial para mirar a Primera, sino un conjunto que quiere agarrarse con lo poco que tiene al fútbol profesional para garantizar su supervivencia. Ganas y fe, dos intangibles con los que asaltó El Arcángel para dar el golpe de gracia a un equipo que ahora tiene ante sí el reto mayúsculo de reengancharse a la pelea desde atrás, sin la presión autoimpuesta de tener que dominar la competición. Habrá que ver cómo responde, pero las sensaciones que adornan su camino ahora mismo son penosas.

 

A pesar de que el equipo es un coladero defensivamente, Oltra mantuvo el mismo 4-1-4-1 que en Tarragona y con el único cambio de Eddy por el sancionado Deivid. Se ve que al técnico le gustó más que al resto lo visto una semana antes ante el Nàstic... Pero la idea, como entonces, fracasó y por el mismo lugar que se abrieron las vías de agua allí: el centro del campo. A pesar de tener superioridad numérica con el tridente Eddy, Caballero, Markovic, fue el Albacete el que se hizo con el mando, no control. Mario Ortiz aparecía más que los tres cordobesistas y el daño de las medias puntas por detrás de Eddy y en los costados era de traca, entre otras cosas porque el almeriense no estuvo y el resto tampoco ayudó mucho. Ese problema, unido a que la esperada salida en tromba quedó en nada, dibujó de inicio un encuentro arisco.

 

Los manchegos esperaban bien posicionados, dejando jugar a los zagueros locales para terminar con el juego directo de siempre, y salían rápido apoyados en la movilidad de Portu y Fede Vico, y el trabajo de espaldas de Jona. Así, tras una jugada en la que Fidel decidió que correr para atrás no va con él -menos mal que Portu no finalizó bien-, otra acción entre los dos enganches del Alba y sobre todo una jugada de Jona que terminó fuera por poco dio paso a los primeros pitos. Era el minuto 10 y no había señales de que el CCF fuera el que peleaba por seguir enganchado al tren del ascenso. 

 

Pero nada cambió con el toque de atención de la grada. Tras una caída de Adri Gómez ante Bijimine que el colegiado obvió, Samu se sumó a la fiesta para apretar a Stankevicius por su costado en la acción previa al 0-1. Un gol que Eddy pudo haber evitado con una falta en campo ajeno y que terminó con Portu delante de Razak. Increíble. Tanto como ni con el marcador en contra hubiera un atisbo de verdadera reacción. Sólo Fidel se echó al equipo a sus espaldas y, aunque a veces tirando de demasiado individualismo, probó a Juan Carlos con un intento de gol olímpico y un par de disparos de fuera. Eso sí, fue Florin, tras un pase preciso del onubense, el que tuvo el empate al filo del descanso, si bien el meta manchego le adivinó la intención en el mano a mano.

 

Tan mal había ido la primera parte que la segunda sólo podía mejorar. O eso pensaría Oltra, que lo intentó de salida cambiando al 4-4-2 con Xisco, metiendo a Ríos de lateral diestro y Markovic de interior por el mismo costado. El lógico empuje duró poco, y el Albacete tuvo la sentencia con una jugada de Samu que se dejó caer ante Rodas tras sacarlo de sitio y, sobre todo, con un testarazo de Jona en el área pequeña que no encontró siquiera portería. El Córdoba trataba de ir, pero sin capacidad ni ideas para enlazar tres pases seguidos y con un rival replegado que minimizaba los espacios sólo le quedaba la bala de esperar una de las constantes imprecisiones visitantes para meterse en el partido. Así ocurrió con una contra de Fidel que terminó en el otro costado con un tiro de Ríos que cortó Adri Gómez con las manos. El onubense metió el penalti para abrir un escenario diferente que acto seguido Fede Vico pudo modificar con un tiro que sacó bien Razak. 

El choque ya estaba roto por la necesidad de ganar de ambos, si bien la pegada blanquiverde se dejó notar primero. Pineda, que fue la segunda y última carta de Oltra, habilitó a Florin para que el rumano confirmara la remontada y abriera de par en par la ventana de la ilusión. Porque el triunfo se veía muy cerca, viendo las limitaciones del rival y que la pegada hacía de nuevo acto de presencia. Pero entonces el CCF se disfrazó de equipo pequeño y quiso contemporizar, algo que en los últimos meses ha demostrado que le cuesta. Eso dio aire al Alba, que empezó a acumular ocasiones ya con una línea ofensiva nueva y fresca. Bijimine sacó bajo palos un testarazo de Rubén Cruz y poco después Portu aprovechó una pifia de Abel Moreno para firmar el empate y abrir un tramo final loquísimo en el que Jason, Florin y Samu acariciaron el premio antes de que ya en el alargue Pulido pusiera el 2-3 definitivo que deja herido de muerte a un Córdoba que tras hacer el mayor de los ridículos ya ha agotado todo su crédito. 

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