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Sin intensidad, da igual el dibujo

  • Oltra recupera el 4-4-2, aunque el equipo es incapaz de dominar

Tras el experimento fallido en Leganés, Oltra recuperó su sistema base, el 4-4-2, y calcó el equipo del estreno ante el Valladolid salvo por los cambios obligados de Falcón y Pineda por los internacionales Razak y Florin, y la entrada de Stankevicius por Dalmau en el lateral. Novedades esperadas en un once con pinta de titular que se estrelló con todo. La falta de intensidad y el buen juego por dentro del Alcorcón provocó un caos defensivo que se tradujo en otros tres goles encajados. Es cierto que sólo el tercero fue como consecuencia de esos desajustes, pues el primero fue un autogol de Cisma y el segundo llegó tras un penalti. Pero eso no debe servir para esconder las carencias de un grupo que no fue nunca capaz de marcar el ritmo que más le convenía.

Porque a esos problemas atrás, provocados por la escasa agresividad exhibida, se unió la incapacidad para hacer daño con el balón. La idea inicial de ser un conjunto protagonista desde la posesión parece que tendrá que esperar varias jornadas aún porque falta valentía para moverla donde realmente se hace daño al rival. Así, el equipo abusa demasiado del pelotazo y las diagonales, y vive sólo de las individualidades. Con todo, tuvo un arreón mediado el primer tiempo al que le faltó continuidad. Y que se echó en falta cuando el marcador volvió a ponerse adverso.

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