Una de las cinco novedades de la enésima revolución de Miroslav Djukic en el once inicial fue Íñigo López. El central riojano regresaba al verde tras casi tres meses alejado de los terrenos de juego. Una lesión en el partido ante el Barcelona en el Camp Nou en el último duelo del 2014 le hizo parar. Ante ese momento era titular indiscutible, el jefe de la retaguardia tanto para Albert Ferrer como para Djukic. Tras 16 citas en el eje de la zaga, el ex del Celta vivió un largo camino apartado del verde por una lesión que se complicó en el mes enero por una recaída. Con calma se tomó su vuelta, no quería riesgos de ningún tipo. Ante el Sevilla en el Ramón Sánchez Pizjuán volvió a estar convocado, pero no tuvo minutos. Tampoco los tuvo ante el Valencia ni ante el Espanyol, pero las puertas de la titularidad se le abrieron de par en par por la sanción de Pantic, que cumplió ciclo ayer ante el Getafe.

No hubo sorpresa en el once e Íñigo regresaba al verde. Lo hizo junto a Crespo, con el que compartió por primera vez el eje de la zaga tras hacerlo anteriormente con Pantic, Deivid y Iago Bouzón (los otros tres centrales puros que tiene el plantel blanquiverde). No se le vio incómodo, a pesar de los nervios que tuvo el equipo durante todo el duelo. Estuvo expeditivo en el corte y muy centrado en las llegadas de los getafenses. Además, tiró de galones y de experiencia, un jugador que está curtido en mil batallas y que sabe lo que el CCF se estaba jugando en el envite. Era algo más que tres puntos los que había en juego. Ya lo afirmó el pasado viernes Íñigo López en su comparecencia ante los medios. El vestuario no echaba cuentas de cara a lograr la salvación, porque, tras siete semanas sin ganar, sólo se pensaba en el Getafe.

A falta de 13 jornadas para la conclusión del campeonato, con el CCF colista con 18 puntos, el ex del Granada tiene que jugar 12 compromisos para tener opción de renovar, según la cláusula de su contrato, que incluye también la permanencia del equipo en Primera División. Una permanencia que se complica jornada a jornada. Ayer el equipo se llevó un mazazo brutal. Tras adelantarse en el marcador gracias al gol de Florin, los blanquiverdes vieron cómo la diosa fortuna les fue esquiva. Un autogol de Fede Vico y un postrero tanto de Juan Rodríguez en el descuento hundieron a los cordobesistas. Antes de estos dos mazazos, Íñigo López vio una cartulina amarilla que le impedirá jugar el próximo domingo en La Rosaleda ante el Málaga.

Con caras largas y sabedores de que la permanencia está muy complicada, Íñigo, al igual que sus compañeros, no daban crédito a lo sucedido. Ahora sólo toca tirar de épica. Un milagro que el central riojano ya logró en su etapa en el Granada hace dos temporadas, en la del regreso a la élite de los nazaríes. Allí vivió una situación similar y se salvaron in extremis. Toca repetir la gesta para seguir en la élite con el CCF.