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Para hacérselo mirar (3-0)

  • Ni el cambio de estilo basta al CCF para competir ante un Valencia que se coloca como nuevo líder. Los blanquiverdes aguantaron 20 minutos y se hundieron tras recibir el primer tanto.

El Córdoba ya es el único equipo de Primera sin victorias. Una condición que lo deja como colista en solitario al término de la quinta jornada, aunque con la zona de permanencia a sólo dos puntos. El peaje de tener un arranque de competición con tres de los favoritos a estar en lo más alto de la clasificación está siendo demasiado caro para un equipo que ayer volvió a caer con claridad y casi sin presentar oposición en Mestalla. Y eso es lo peor, que el CCF no es capaz de competir cuando las cosas se le tuercen. El cambio de estilo que introdujo Ferrer duró 20 minutos, pero se resquebrajó en un suspiro, en el ecuador del primer periodo, y cuando los blanquiverdes se vieron en la obligación de reaccionar, quedaron sin argumentos ofensivos. Al final, el Valencia ganó por la distancia necesaria para ponerse líder y dejó un mal cuerpo al cordobesismo que sólo un triunfo el domingo ante el Espanyol puede revertir.

Parece claro que ante equipos como el Valencia, muy superiores sobre el papel, hacer lo que uno viene haciendo es firmar el acta de defunción en nueve de cada diez batallas. Ferrer, que sabe de lo que va el tema, no varió el dibujo, pero sí el perfil de sus jugadores para dar más contención y saber estar al centro del campo. La idea era clarísima: aguantar bien situados en la parcela propia las acometidas locales y tratar de sorprender a la contra. Para eso, el Córdoba tenía que recuperar la solidez que se dejó en la caseta en el derbi ante el Sevilla. Sobre todo en los primeros minutos, en los que el cuadro ché iba a salir volcado en busca de un gol que encarrilara el partido y le permitiera hacer tres, los necesarios para ponerse líder.

De inicio, el hueco estuvo en la banda izquierda, donde entre Piatti y Gayá, más las caídas de los volantes, dejaron loco a Gunino. Apenas pasado el primer minuto, Parejo empaló mal en el punto de penalti un envío del extremo argentino. Esa primera llegada causó nerviosismo a un conjunto blanquiverde que prontó cambió la estrategia a la hora de sacar el balón. Una pérdida de Íñigo López junto a la frontal que acabó con una falta lateral que desperdició Cancelo y las dudas en la siguiente acción llevaron a Ferrer a ordenar a Juan Carlos jugar todos los balones en largo.

El problema es que arriba sólo estaba Ghilas, engullido entre los centrales y dando claros síntomas de que todavía anda muy lejos de su mejor estado de forma. La solución volvió a ser un problema, porque al Córdoba el balón le duraba un santiamén y el Valencia, calmado en campo propio y vertical cerca del área enemiga, mantenía su acoso incesante. Alcácer, en estado de gracia, avisó con un cabezazo desviado a envío de Gayá y en la siguiente que tuvo, esta vez con en centro desde el costado diestro, no perdonó.

Ese gol echaba por tierra todo el planteamiento que Ferrer había dispuesto en la caseta. Pero lo peor no fue eso, sino que el equipo no dio síntoma alguno de reacción. Más bien lo contrario. Siguió viéndolas venir y no tardó encajar el segundo. Después de un primer buen intento de Cancelo, Gayá se estrenó como goleador en Primera al ser el más vivo en un lío en el área. En apenas cuatro minutos, toda opción de pescar algo a orillas del Turia se había ido por el desagüe.

Y eso que a partir de entonces el CCF pasó a tener más posesión. Con Ryder Matos ya calentando en la banda, el Valencia dio un paso atrás. Gran parte de su trabajo estaba ya hecho, por lo que el cuadro ché decidió guardar fuerzas para batallas futuras -el domingo visita a la Real Sociedad-, sin renunciar al contragolpe. Y los visitantes por fin inquietaron por primera vez a Diego Alves, providencial con el pie izquierdo para evitar el remache de Fede Vico a un remate mordido de Ghilas a la salida de un córner. Fue la primera y única vez que los de Ferrer crearon algo de inquietud en el público de Mestalla en una primera parte en las que las engañosas sensaciones de los últimos minutos no pueden esconder la realidad de un conjunto valenciano tremendamente superior.

Como cabía esperar, el paso por los vestuarios reactivó algo al CCF, aunque del todo insuficiente para dar, con su juego, un cambio el partido. Ferrer lo intentó construyendo un once más ofensivo con la entrada de Matos por López Garai, lo que conllevó alguna variación de posiciones. Aunque las llegadas más peligrosas siguieron siendo de un Valencia que ahondó en el agujero creado por Feghouli en el costado derecho. De hecho, Carles Gil casi hace el tercero tras recoger un balón en el área y burlar a Gunino, pero la llegada de Íñigo López lo intimidó.

Viendo que arriba se veía poco o nada el equipo, o quizás creyendo que puntuar en Mestalla estaba difícil, Ferrer introdujo una novedad hasta ahora nunca vista: juntar en el campo a sus dos nueves, Ghilas y Havenaar, para dibujar un 4-4-2. Pero el Córdoba necesitaba algo más que un cambio de cromos para empezar a creer. Sobre todo porque el Valencia necesitaba muy poco para llegar con cierto peligro. Así, un córner de Carles Gil permitió el cabezazo franco de Otamendi, que halló respuesta en Juan Carlos.

El cuadro ché necesitaba un tercer tanto para convertirse en líder. Y esas ganas pudieron más que las del Córdoba por meterse en el partido. Eso o la enorme diferencia de potencial, pues la media hora final volvió a ser claramente blanca. Alcácer y André Gomes acariciaron el gol tras dos malos despejes de Juan Carlos. Pero el que acertó fue Feghouli tras otra mala situación defensiva de todo el bloque.

El cuarto de hora final fue un suplicio para un CCF desbordado, desde el banquillo -ese gesto de Ferrer apoyando su cabeza sobre el banquillo y con la mirada perdida tras el tercer tanto lo dice todo- al terreno de juego. Como también se desbordó Mestalla, aunque en su caso de alegría. La que han recuperado esta temporada en la que ahora mandan desde lo más alto de la tabla. El polo opuesto a donde habitan los blanquiverdes, que deben empezar a hacérselo mirar antes de que sea demasiado tarde.

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