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Segunda gran crisis

  • Carlos González revive la tormenta desatada hace un año tras despedir a Berges y fallar la apuesta por Esnáider Entonces, la entidad prescindió de Duro antes de reforzar al argentino

Carlos González afronta su segunda gran crisis al frente del CCF. El presidente y propietario recibió el sábado la reprimenda de la grada a su gestión en el tramo final del encuentro ante Las Palmas, por lo que le toca revivir los episodios de hace un año, cuando destituyó a Rafa Berges y el equipo empezó a quedarse en tierra de nadie en la clasificación. Entonces, el mandatario optó por quitarse del medio a su fichaje estelar y buen amigo Alfredo Duro, para días después reforzar públicamente la figura de Juan Eduardo Esnáider con un paripé de renovación que no llegó nunca a ser efectiva. Ahora, la bala del cambio de entrenador también ha sido ya gastada, por lo que habrá que ver cómo gestiona el dirigente esta delicada situación deportiva que ya ha traspasado a lo institucional. Un panorama peligroso con casi tres meses de competición por delante y el horizonte de la clasificación sin despejar. De momento, no queda otra que ganar sí o sí al Lugo el domingo, ya que de lo contrario...

La primera campaña de la era González fue plácida a más no poder. La elección de Juan Luna Eslava y Paco Jémez para la parcela técnica, y la confección del plantel resultó perfecta. El equipo satisfizo todos los objetivos del recién llegado propietario: un juego atractivo, unos resultados notables y una clasificación siempre en la zona noble. Un compendio que finalizó con el CCF disputando el play off de ascenso a Primera con el Valladolid, donde se quebró todo una noche de junio. Pero no sólo el sueño de poder regresar a la élite del fútbol español, sino la estabilidad de un proyecto que en las dos temporadas siguientes ha ido poco a poco desmoronándose.

Porque la campaña pasada comenzó ya torcida, por mucho que los resultados fueran escondiendo la realidad. La apuesta por Rafa Berges nunca fue reforzada al cien por cien por la propiedad, a pesar de que fue renovado al inicio mismo del campeonato. Luego, el notable concurso en la Copa del Rey alargó la aventura del cordobés en el banquillo, hasta que todo se torció en marzo. Sin el asidero copero, la mala dinámica a domicilio y un par de tropiezos en casa empujaron a González a activar la guillotina. Quedaban apenas nueve partidos y la permanencia estaba atada, y sólo cabía un milagro que no llegó para aspirar a lo máximo.

Aquella decisión puso en una situación comprometida a la propiedad, que ya venía tocada por los líos judiciales tras el carrusel de despidos, incluido el de Luna Eslava apenas unas semanas antes. Todo explotó en el estreno de Esnáider ante la Ponferradina. El 0-1 de Yuri acabó de encender a una grada, que criticó con dureza la gestión de Carlos González. La respuesta, súbita, no se hizo esperar. Días más tarde se quitaba de encima a Duro tras un nuevo lío del periodista en Twitter y unas semanas más tarde reforzaba la posición del técnico argentino con una renovación que nadie se creyó... y que no llegó a hacerse efectiva.

Ahora, la historia se ha vuelto a repetir, aunque con ligeros pero importantes matices. El CCF no está ni mucho menos salvado y hasta tiene mucho más cerca la posibilidad de alcanzar el play off (ambas fronteras están a cuatro puntos). Ya ha quemado las balas de fichar un director deportivo y se ha reforzado en el mercado de invierno, aunque tiene aún la opción de incorporar a alguien por Caballero. Incluso probó con la interinidad de Carrión antes de traer a Albert Ferrer para ocupar el sitio de un Villa sentenciado antes de empezar, pero al que los resultados mantuvieron hasta hace un mes. La afición volvió a pedir explicaciones con sus protestas el sábado. González revive una de sus semanas más duras. ¿Hará algo?

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