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Y después de 25 años...

  • Protagonista de uno de los aforismos más célebres, el Alcoyano está de vuelta

Un cuarto de siglo después de su última visita a Córdoba, el Alcoyano comparece en El Arcángel con un sello inquietante. No viene funcionando demasiado bien la escuadra alicantina en sus viajes, donde únicamente ha cosechado 6 puntos sobre 21 posibles, pero... Todas las consignas que han circulado durante esta semana en el vestuario blanquiverde y sus aledaños versan sobre la improcedencia de subestimar a un adversario cuya leyenda siempre será superior a sus hazañas futbolísticas. El aforismo a propósito de su inquebrantable moral, uno de los más célebres del deporte español -y aplicable a todas las esferas de la vida-, confiere al Alcoyano un aire de equipo entrañable y simpaticón. Cae bien, eso es innegable. Pero no está el Córdoba ahora como para estrechar lazos de amistad. En el primer partido ante el Alcoyano del siglo veintiuno, los blanquiverdes no tienen otra idea en la cabeza que sumar los puntos y retomar la línea eficiente y estética que tanto ha elevado su reputación en Segunda. Cualquier otro desenlace no se quiere ni contemplar.

Será la del domingo la quinta vez que crucen sus caminos en Liga el Córdoba y el Alcoyano. Desde la primera ocasión en la que se enfrentaron ya ha llovido bastante. Fue en el curso 57-58, en el Grupo Sur de la Segunda División, en una tercera jornada liguera que concluyó con una apabullante victoria blanquiverde: 4-1. Formaron los locales con Sánchez Rojas, Guillamón, Navarro, Alfaro, Buendía, Artime, Espina, Olsen, Torres, Méndez y Toñín. Méndez (2) y Espina (2) firmaron los tantos. Entrenaba al equipo Juncosa, que un mes después presentaría su dimisión para dejar las riendas en manos de Roque Olsen -que simultaneaba el cargo con su labor como futbolista- antes de que se hiciera cargo, en el mes de diciembre y ya hasta el final, Diego Lozano. Lo de las direcciones turbulentas viene, por lo que se puede comprobar, desde antiguo. Aquel Córdoba sólo tenía tres años y medio de vida.

los infelices ochenta

La única vez que el Alcoyano venció al Córdoba a domicilio fue en la 83-84, seguramente una de las campañas más descocadas de toda la historia del club. Fue la de transición entre la Segunda y la Tercera División, en una caída libre que afectaba a todas las esferas de la entidad, completamente descapitalizada en lo deportivo y en lo económico. El conjunto de Alcoy venció por 1-2 a un equipo que después de haber bajado de Segunda fue incapaz de agarrarse ni sólo un año a la Segunda B. El trienio 81-84 resultó demoledor. El club acabó dando con sus huesos en el grupo X de Tercera División, compartiendo categoría con el Pozoblanco, el Palma del Río o el Rute. Cuando regresó a Segunda B se volvió a encontrar con el Alcoyano.

En las temporadas 85-86 y 86-87 se produjeron los dos últimos Córdoba-Alcoyano en El Arcángel, resueltos ambos con victorias solventes del equipo local: 4-1 y 2-0. Por entonces, el Córdoba era un equipo que se marcaba el desafío de retornar cuanto antes a Segunda, un histórico en horas bajas ansioso por renacer que compartía vecindad con Granada, Jaén, Cádiz, Xerez, Málaga, Almería... Tiempos duros, en los que un grupo de supervivientes canteranos -uno de ellos Juan Luna Eslava, actual secretario técnico- ejercía como espina dorsal de una plantilla que se remodelaba cada año para dar el salto. Costó mucho salir de ahí... Tanto como 17 años.

la moral del alcoyano

El ascenso del Alcoyano a Segunda División después de 42 años -bajó en la 68-69- ha devuelto a la actualidad la expresión más moral que el Alcoyano, un dicho clásico en nuestro país. Como toda leyenda, nadie sabe bien cuál es el germen de esta historia, pues ni los más eruditos en este tipo de materias se llegan a poner de acuerdo. Algunas voces hablan de la década de los cuarenta, los años de mayor esplendor de un club fundado en 1929. Su mejor clasificación la logró en la 47-48, cuando se llegó a clasificar por encima del Real Madrid. Precisamente en esas fechas surge una de las teorías de una de las frases más famosas del fútbol español. Hay quien asegura que dicha afirmación aparece por primera vez en un encuentro de Copa en 1948 cuando el equipo de Alcoy perdía por goleada. El árbitro señaló el final un minuto antes del tiempo, algo que fue reprochado por los jugadores locales, confiados aún en la remontada.

Otros, por contra, sitúan el nacimiento de esta frase unos años antes, en 1944, cuando el conjunto de Alcoy, que militaba en Tercera, perdía por 7-1 en el viejo estadio de Les Corts ante el Espanyol. El árbitro, al igual que la teoría anterior, decretó el final antes de lo previsto, provocando las iras de los del Alcoyano, convencidos de obrar el milagro. Lo que pocos discuten es que fue el locutor de radio Mario Silvestre Pons (1929-1977) quien labró para la posterioridad dicho aforismo.

Hasta el propio himno del equipo, creado en 1979 con motivo de las bodas de oro del club, muestra orgulloso esta afirmación. Ése es el mayor título del Alcoyano.

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