Córdoba

La enternecedora ayuda de los burros

  • El parque zoológico desarrolla la asnoterapia, un tratamiento con burros para ayudar a personas con algún tipo de problema psíquico o de movilidad física

"Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negros". De este modo, Juan Ramón Jiménez describe al asno más célebre en la obra Platero y yo. Lo que el Nobel andaluz no sabía es que los burros son unos animales especialmente indicados para ayudar a personas con algún tipo de trastornos psíquicos o físicos. Razón por la que el Refugio del Burrito ofrece terapias con esta clase de animal en el parque zoológico municipal de la ciudad.

En sesiones de 20 minutos, se realizan diversas actividades con adultos y niños que sufren algún tipo de enfermedad, tales como el autismo, el síndrome de Down, el trastorno de Asperger o parálisis cerebral; en realidad "cualquier problema puede ser tratado con la asnoterapia, pues ésta se puede adaptar a sus necesidades", según afirma la coordinadora de los tratamientos con los burros, Ana María Díaz. En concreto, estos simpáticos équidos reciben diariamente a grupos de unos diez pacientes cada uno, procedentes de asociaciones y colegios especializados en algunas de las citadas enfermedades, como la Casa Familiar San Francisco de Asís o el aula de autismo del centro Al-Andalus.

Según afirma Díaz, estos pacientes mejoran notablemente gracias a los beneficios de esta terapia, pues se trabaja, entre otros fines, para fortalecer la musculatura de enfermos con problemas relacionados con la columna vertebral o para aumentar su confianza y autoestima. Y es que este tratamiento "viene perfecto para los niños pues le aporta a cada uno lo que necesita: tranquilidad al nervioso, independencia al que tiene problemas de movilidad y debe permanecer en una silla de ruedas, etcétera", afirma Gonzalo Lozano, auxiliar técnico de la Casa Familiar anteriormente citada.

Antes de montar a Bartolo, Freddie o Lucky, los asnos empleados en la terapia, los "niños", como así les llaman sus cuidadores, mantienen con ellos una primera toma de contacto en la que se les permite tocarlos y cepillarlos. Cuando ésta finaliza, los asombrados pacientes suben a su montura ayudados por sus compañeros, ya sea en silla o en manta si tienen problemas en sus caderas; en este momento la felicidad ilumina sus rostros. Alegres y relajados observan a la elefanta Flavia, los tigres, los hipopótamos y el resto de animales que encuentran a su paso en el zoológico. Paralelamente, dos o tres pequeños se suben al carrito que es tirado por Norman, otro de los simpáticos burros de esta terapia, que se dedicará asimismo a pasearlos por las instalaciones de este parque. En última instancia, los pequeños salen a la pista en donde disfrutan realizando diversos ejercicios montados en los équidos, como la vuelta al circuito con los brazos en alto, la sujeción de una barra detrás del cuello o la colocación de buzones en los que los niños insertarán fichas que antes se les ha entregado con el fin de "solucionar sus problemas con los números y el alfabeto", confirma la coordinadora de asnoterapia.

Por su parte, para los pacientes más mayores, quienes por su peso -más de 70 kilos- no pueden montar en estas dóciles y cariñosas cabalgaduras, se ha desarrollado el apartado de destrezas y habilidades, en donde se les enseñan la dieta de los asnos, a colocarles las cabezadas y les insisten sobre la importancia de que se mantengan a estos animales con una higiene adecuada, un aspecto que se cuida con especial celo en el Refugio del Gurrito, de acuerdo a lo que declara esta terapeuta. Además, con el fin de incrementar su autoestima, se encargan de muy buen talante de los más pequeños, tanto de su grupo como los de otros, asegurándose de que usen el casco y no se caigan del animal cuando realizan su recorrido.

Desde que se instaurara este tratamiento en el Zoológico de Córdoba, hace ya casi seis años, se han incrementado espectacularmente el número de terapias que se imparten mensualmente: de los 80 tratamientos con los que comenzó el centro de asnoterapia, ahora se ha pasado a llevar a cabo 530. Quizás este aumento, a parte de los extraordinarios beneficios que aporta a sus pacientes, a que se trata de una terapia gratuita, que además se mantiene sin ayudas del Gobierno, mediante la organización de rifas de objetos que donan personas desinteresadas, como sets de baño y los apadrinamientos a los animales. Por 15 euros al año puede contribuir al cuidado de estos burros, tan tiernos, tan cariñosos, tan suaves, pero a la vez fuertes y secos, como lo podría ser el célebre Platero.

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