¿En qué pueblos de Córdoba dejó su huella Miguel de Cervantes?
Castro del Río, Montilla o La Rambla son algunas de las localidades asociadas a la trayectoria personal y profesional del autor
El pueblo de Córdoba que estará presente en los Goya 2025

Miguel de Cervantes mantuvo una intermitente relación con algunos pueblos de la provincia de Córdoba durante su vida. Y en varias de esas idas y venidas al famoso escritor sus compromisos laborales lo llevaron hasta Castro del Río, lo que hace de ésta una Villa Cervantina. El autor de El Quijote no siempre fue literato a tiempo completo sino que también se mantenía económicamente como avezado recaudador.
Al parecer recaló allí en el año de 1587 por orden de Valdivia, con el objetivo de efectuar una buena saca de trigo. Como algunos de los personajes de sus entretenidas novelas, una serie de truculentas comisiones, lo llevaron de cabeza a la cárcel, que por entonces estaba ubicada donde actualmente se erige el Ayuntamiento castreño. Cervantes embargó en Castro del Río 200 fanegas de trigo a un canónigo y 1.489 fanegas y media de trigo al Consejo, justicia y regimiento de la Villa, así como cereales de propiedad eclesiástica.
También ejerció sus labores tributarias en la localidad de Santaella, donde al parecer pudo inspirarse en una vecina del pueblo, doña Aldonza, para su ulterior Aldonza Lorenzo, su Dulcinea del Toboso. Lo mismo pasó con Alonso Colorado, un bandolero poco atractivo y conocido como 'El guapo de Santaella, que tomó como referencia para aquel pasaje de El Quijote en que el protagonista y Sancho Panza ponen en libertad a unos condenados a galeras.
El afán por recaudar trigo para las arcas de la Corona llevó a Cervantes a La Rambla para abastecer a la Armada Invencible en su lucha contra Inglaterra. El municipio está, también, íntimamente ligado a la figura del escritor a través de Fray Juan Gil. Este trinitario estaba en el Convento de la Santísima Trinidad, sito en La Rambla, y fue el intercesor que logró la liberación -en nombre de la familia Cervantes y a cambio de un rescate- de la prisión de Argel en que dio con sus huesos durante la guerra contra los turcos.
El Paseo de Cervantes es uno de los pulmones verdes de Montilla. Salpicado de kioskos musicales que acogen diversos eventos también cuenta con una amplia fuente dedicada al mestizaje y la parada de autocaravanas. Esta tierra, famosa por sus viñedos, aparece en El Coloquio de los Perros del inclito escrito gracias al personaje de Leonor Rodríguez, conocida popularmente como La Camacha. En el siglo XVI, la Inquisición procesó a esta vecina acusada de brujería. Fue torturada, azotada, privada de sus bienes y desterrada durante diez años, que pasó en la capital cordobesa.
Al parece Leonor Rodríguez vivió en compañía de otras dos mujeres acusadas de las mismas prácticas y que eran conocidas como La Montiela y La Cañizares. Además, en el catual Museo Garnelo alberga el Archivo de Protocolos Notariales con la firma de puño y letra de Miguel de Cervantes.
Igualmente, las relaciones familiares del autor lo pusieron en contacto con municipios como Baena, donde vivió su abuelo, Juan de Cervantes, alcaide mayor de su estado de Baena, del condado de Cabra y del vizcondado de Iznájar; y Cabra, que sirvió de refugio a su padre, Rodrigo de Cervantes. También menciona a Lucena, donde residó su íntimo amigo el poeta Luis Barahona de Soto, en El Quijote, o Santa Cruz, que fue zona de paso y parada durante sus rutas como recaudador.
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