Música, luces, y las creaciones florales para todos los gustos abarrotan por doquier las Cruces de Córdoba, en el marco, además del Puente de Mayo. ¿El resultado? Tiempo libre y muchas ganas de pasárselo bien.
Sobran las razones para disfrutar de la ciudad, pero igualmente importante es reponer fuerzas en sitios con una oferta gastronómica variada y siempre de calidad.
El barrio más torero de Córdoba, el de Santa Marina, era testigo hace apenas unos días de la vuelta a la vida de Taberna La Sacristía (Alarcón López, 3). Sus clientes van en busca de un tapeo informal pero que no desmerece. Uno de sus best seller es el montadito de pringá. Aunque si lo que nos apetece es algo caliente, siempre se pueden probar carrillada, manitas, riñones o callos. Y cualquier hora es buena para degustar sus boquerones, ensaladilla o tortilla con una cerveza bien tirada o vino de la tierra. Y para rematar, alguno de sus postres caseros.

Taberna La Sacristía reabría recientemente con nuevos dueños y carta en el barrio de Santa Marina
Un paseo de apenas cinco minutos separa este establecimiento del Compás de San Agustín, donde se impone siempre pararse en Taberna Las Beatillas, garante del sabor casero de la cocina típica de Córdoba Este establecimiento está especializado en carnes de monte y de ibéricos. Buenos ejemplos son el venado en salsa de espárragos, el rabo de toro y el lechón frito. Aunque también se pueden degustar unas frituras sobresalientes, ya sean con base de japuta en adobo o de sus famosas ancas de rana.
Otro lugar antológico son las inmediaciones del Museo Arqueológico de Córdoba (Plaza de Jerónimo Páez). Comer en Bar La Cavea es un auténtico lujo para los cinco sentidos. No sólo por su oferta: comida casera, rica y variada. También resulta una experiencia inolvidable sentarse tranquilamente a disfrutar de una velada justo delante de la puerta principal del Museo Arqueológico y con la preciosa Casa del Judío a la espalda. Lo más aconsejable es deleitarse con su selección de chacinas y quesos en compañía de un medio de fino. Prolegómeno perfecto de una fritura de pescado, unos pinchitos, el clásico flamenquín o unas más que buenas patatas bravas.
Entre quienes prefieren acercarse más al centro gana adeptos cada día es La Bodeguilla (calle Morería, 6), abierto del desayuno a la cena. Su terraza es una de las más codiciadas del centro de la capital para tomar una cervecita con una buena cuña de tortilla de patatas, langostinos con salsa rosa o un salpicón de marisco bien fresco. En su cocina, de factura clásica, destaca su amplia variedad de pescado frito, así como sus carnes ibéricas de bellota. ¡Ojo! con los postres porque son una joyita.
Si nos adentramos en la arteria más comercial, comprobamos que la genialidad del recetario local reinterpretado de Taberna La Montillana es incontestable, pero sus fuera de carta lo son aún más. A esto se suma el hecho de ofrecer una variedad de vinos de la tierra para dejarse aconsejar y disfrutar sin prisas.

Las fideuás también son santo y seña de la casa en Al Grano Arroces y Más
Sabores de barrio
Tan sólo hace falta cruzar la Plaza de la Corredera para ir a topar la Plaza de San Pedro se tratase, se encuentra Al Grano Arroces y Más, un auténtico homenaje al producto y a las elaboraciones hechas con mimo, ya sea en forma de arroz caldoso, seco, fieduá,... a fuego lento, que se convierten en espectáculo al llegar a la mesa. ¡Su terraza es de las más cotizadas de Córdoba y sus sobremesas antológicas!
Aunque si la zona elegida es la más próxima a la Ribera del Guadalquivir, es pecado estar en Córdoba y no comer en Bodegas Campos, uno de los decanos de la gastronomía de la capital. La casa señorial en que se ubica se articula en torno a varios patios espectaculares y su Sacristía, llena de botas de vino firmadas por ilustres visitantes. Cada uno de los comedores con que cuenta tienen personalidad propia, a la altura de su cocina: lo mejor de la tradición local. Es imprescindible probar el arroz con rabo de toro, sus frituras de pescado y la selección de ibéricos y quesos, que combinan a la perfección con las excelsas referencias de su bodega.
El Patio de María es uno de los lugares, presidido por un limonero centenario, con más encanto de la zona. La alegría de Andalucía se respira desde la puerta de entrada. Como no podía ser de otra forma, su propuesta gastronómica es fresca, divertida aunque con raíces en las recetas tradicionales. No en vano, tienen fama sus croquetas, las berenjenas fritas con miel de caña, flamenquines y rabo de toro. Aunque también trabajan con bastante acierto los platos de atún.
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