Tarea casi imposible es no salivar con las propuestas que el periódico digital Es Diario en su suculento reportaje 13 Tapas autóctonas que querrás probar. 

La lista la conforman especialidades como el marinero (Murcia), el chérigan (Almería), el grillo (Bilbao), los minutejos (Madrid), las carcamusas (Toledo), el farinato (Salamanca), la gilda (Salamanca), el raxo (Galicia), las tortillitas de camarones (Cádiz), las bombas (Cataluña), el piripi (Sevilla) y el variat (Mallorca).

Bocados con identidad propia y cuya elaboración se circunscribe casi en exclusiva al territorio del que son originarias. En suma, "que son características de algunas zonas en concreto y que no se suelen ofrecer fuera de ellas". 

En esta deliciosa selección no falta un representante cordobés: el flamenquín. Y la publicación explica: "Aunque no es imposible encontrar flamenquines fuera de Córdoba, nadie discute que en la ciudad de los califas es en donde esta tapa es la reina indiscutible".

Igualmente, se aventura a hablar sobre la "paternidad" del flamenquín, que tradicionalmente se han disputado dos localidad: "Bujalance, en Córdoba, y Andújar, en la provincia de Jaén".

No obstante, no es la única polémica en torno al popular cilindro frito de carne y jamón. 

La verdadera enjundia llega con la receta canónica que, según Es Diario, "dicta que deben elaborarse con filetes de magro de cerdo que espalman primero para hacerlos muy finos, se marinan luego durante algunas horas en leche o vino, se salpimientan, y, después, se colocan sobre ellos unas lonchas de jamón". Aquí los cocinillas más cordobitas tendrían mucho que decir. 

El consejo 'pro' llega al final, cuando "se enrollan, se empanan y se fríen" y...."hay quien añade algunos elementos al relleno, como tocino, pimiento morrón, o incluso queso, pero los puristas defienden que el flamenquín auténtico lleva sólo jamón".