Fue la despensa de un hospital y hoy es un sofisticado restaurante junto a la Mezquita-Catedral de Córdoba
También fue bodega del antiguo Hospital de San Sebastián, que ocupaba desde comienzos del siglo XVI el edificio que actualmente es el Palacio de Congresos
El panadero David Ruano abre un espectacular establecimiento en el corazón del Vial cordobés

El Horno de Mel es ya un espacio con nombre propio en Córdoba y en la historia del Palacio de Congresos de Córdoba, pues es su restaurante gastronómico Cuenta con una carta apetecible, solvente y magníficamente ejecutada, que cumple de sobra con las expectativas del cliente en cada bocado.
Sin embargo, la singularidad del Horno de Mel, que se distribuye en un patio -Espíritu de Córdoba- y un salón no sólo radica en su propuesta gastronómica, sino en su ubicación. De hecho, la zona de sala fue despensa y bodega del antiguo Hospital de San Sebastián, centro sanitario que ocupaba desde comienzos del siglo XVI el edificio que hoy es el Palacio de Congresos de Córdoba.
Desde el propio Palacio explican: "Este semisótano con bóvedas de ladrillo tiene el poso de la historia en cada rincón, aunque la remodelación a la que fue sometido en la primera fase de las obras de rehabilitación ha dotado a este lugar de todas las infraestructuras necesarias para hacer más cómoda la estancia de nuestros clientes".
El Horno de Mel es un exponente de la cultura alimentaria que conlleva una serie de rituales "que van del plato, el sabor, el continente, el contenido y el mobiliario". El proyecto simboliza tres de las claves sobre las que vertebra la estrategia cultural del Palacio de Congresos: la creatividad, la interculturalidad y el territorio. De hecho, hay una decidida apuesta por los productos de la tierra, perfectos para conquistar a locales y visitantes, que se entremezclan en un ambiente sofistica y cosmopolita.
En su día a día no falta el mejor cerdo ibérico 100% de bellota del Valle de Los Pedroches, ya sea en forma de presa o de lagarto ibérico siempre regado con los mejores vinos locales de la Denominación Montilla-Moriles.
De los entrantes a los postres -a cargo de la conocida repostera y dueña del restaurante Melbises Ceballos- es un ejercicio de lealtad al producto de la tierra, la creatividad y a la interculturalidad propia del lugar en que se encuentra. La experiencia del comensal la complementa una cuidada selección de vinos cordobeses, café premium, los panes artesanos del Obrador David Ruano y una exclusiva vajilla creada por los rambleños Ivanros, que transporta al cliente a la Provenza francesa. Para este delicado trabajo se han inspirado en piezas califales omeyas. El resultado es una vajilla propia adaptada al servicio de la nueva cocina y hostelería.
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