En plena Campiña Sur, tres pequeñas sierras rodean al pueblo del membrillo: Sierra del Castillo, Sierra Gorda y Sierra del Niño. El visitante se encuentra con paisajes grises debido a la roca caliza que confiere 

Están constituidas por roca caliza, que le da un color gris al terreno. En estas sierras abunda la vegetación de matorral porque al estar el suelo cubierto por rocas a impedido que la maquinaria agrícola destruya la flora autóctona para sembrar cultivos como el olivo.

La Sierra del Niño se encuentra junto al polígono industrial de San Pancracio. La conforman dos grandes lomas y de las tres es la que tiene menos vegetación debido a varios incendios acaecidos en la zona. No obstante, se pueden contemplar varias encinas y en su cara norte la vegetación comienza a resurgir en forma de jaras y retamas. Asu espalda hay una mini sierra, llamada de Malconado, donde sí hay más vegetación.

Sierra Gorda es quizás la más icónica. La integran tres masas rocosas, la propia Sierra Gorda -de donde se extrae caliza; Peñóncriado y Sierra Maestra, que también tienen cantera. La primera se caracteriza por la presencia generosa de matorral con acebuche, al igual que en Peñoncriado. Aquí, además, destaca la cornicabra. En Sierra Maestra es donde se puede observar más variedad: matorral, algunas encinas y una gran extensión de tomillo. Especialmente llamativo es el hecho de que en el suelo pueden encontrarse fósiles de ammonites, cuya vida transcurrió en el fondo del mar hace unos 150 millones de años.

La más grande es la Sierra del Castillo, donde están ubicados los restos de la fortaleza árabe que le da nombre. Se trata de una sierra alargada, si tomamos como referencia el trayecto de la carretera de Puente Genil-Jauja hasta Cordobilla. A lo largo de ese recorrido, encontramos el tajo de Peñarrubia, Cinco Peñones y la Sierra de las Gaseosas. Lo que pocos saben es que Peñarrubia es el punto más alto del pueblo. Se eleva a 511 metros sobre el nivel del mar. Es un tajo grande donde es fácil encontrar las rapaces crían a sus polluelos. Aunque también suelen poblarlo otras especies como el avión roquero, la grajilla o el cuervo. 

La Sierra del Castillo hace las delicias de los amantes de la vegetación abundante. Hay matorral de sobra, que en algunas zonas llega a ser muy espeso, como por ejemplo en El Madroñal, al pie de Peñarrubia. 

Aunque si nos centramos en el avistamiento de fauna, además de las aves que viven en los roquedos, descubriremos otras que ocupan el matorral: mochuelo o zorzal. Y si hablamos de reptiles, destacan la culebra de escalera y la lagartija colilarga.