Antonio David Flores y su novia, Marta Riesco, están exprimiendo su fin de semana en Córdoba. La pareja se alojó en La Posada de Sojo  Próxima a la Plaza de la Corredera y el Templo Romano, alberga seis lujosos apartamentos en un edificio rehabilitado de principios del sigo XIX. 

Un moderno homenaje a la tradición arquitectónica cordobesa ubicado en la calle Fernando Colón, 4. Se trata de un edificio de principios del siglo XIX rehabilitado en pleno el barrio de la Axerquía cordobesa, a menos de un kilómetro de la Mezquita-Catedral.

El colaborador y la periodista cenaron en el restaurante Tellus (María La Judía, 1) en su primera noche en la ciudad.

Tras descansar en su exclusivo alojamiento pusieron rumbo a Patio del Posadero -donde siguiendo las recomendaciones de una amigia- disfrutaron de un completo brunch. Allí se dejaron ver de lo más acaramelados y no quisieron dejar pasar la oportunidad de fotografiarse en su rooftop, junto a la piscina.

También sacaron tiempo para visitar la ciudad palatina de Medina Azahara y gozar de un tiempo espectacular en la cuarta declaración Patrimonio de la Humanidad que alberga la ciudad. 

Antonio David y Marta Riesco acudieron a El Jaleo Tablao Flamenco a cenar y ver su espectáculo

La noche del sábado la reservaron para cenar y ver un espectáculo de flamenco en el Tablao El Jaleo (Pl. Alhóndiga, 7), donde degustaron salmorejo de pimientos y mazamorra. Además, ambos dejaron su impronta con sendos mensajes deseándole lo mejor al establecimiento. Antonio David y Marta se mostraron de lo más cercanos y cariñosos con el equipo y posaron en varias fotos con ellos. 

Sus planes para el Domingo de Ramos también han sido muy completos. Han sido testigos de la Semana Santa cordobesa en las calles aledañas a su alojamiento. Posteriormente han acudido a almorzar a la Taberna D'Ucles, donde han probado salmorejo, especialidades andalusíes y cordero y se han deleitado con la actuación del cantante Fran Romero, que le ha dedicado a Marta la canción Soy Afortunado, de Manuel Carrasco. 

La tarde comenzaba en el interior de la Mezquita-Catedral de Córdoba, una visita preceptiva entre los turistas y monumento que le valió a la ciudad su primera declaración Patrio de la Humanidad por la Unesco en 1984.