Ángel Martín, devoto de la cocina local durante su última visita a Córdoba

"Hoy hemos tenido el placer de recibir en Bodegas Mezquita Céspedes a Ángel Martin", con esta sencilla frase del grupo hostelero en sus redes -junto a la correspondiente imagen- desvelaba uno de los secretos mejor guardados de la última visita de Ángel Martín a la ciudad.

El cómico escogió a uno de los más deliciosos vecinos de la Mezquita-Catedral de Córdoba para reponer fuerzas. El motivo de su visita a la capital no era otro que la firma de sus segundo libro, que concentró a un nutrido grupo de seguidores lectores en La Casa del Libro. Detrás del ruido (editorial Planeta) es su segunda obra, cuyo punto de partida es el brote psicótico que padeció en 2017. Tras abandonar el psiquiátrico tuvo que abordar un complejo proceso de reconstrucción personal. Todo eso y mucho más es lo que aborda el humorista en este libro. Revela cómo ha logrado mantenerse lo largo de este tiempo, cuestión sobre la que tuvo la oportunidad de charlar con sus seguidores.

Definitivamente, Martín optó por uno de los restaurantes donde mejor sirven el ABC de la gastronomía local, ubicado, además, en un entorno privilegiado. Ningún clásico cordobés falta entre las especialidades de Bodegas Mezquita, desde el salmorejo hasta las berenjenas califales, pasando por el rabo de toro o el flamenquín, todo bien regado por los generosos vinos de la tierra.

"La cocina de Bodegas Mezquita es la máxima expresión de nuestro amor por la gastronomía de calidad y el trabajo bien hecho así que sólo usamos productos de nuestra tierra, de la máxima calidad y seleccionados para que comer con nosotros sea un placer", destacan desde el grupo de restauración liderado por el empresario Baldomero Gas.

En poco sitios se puede ser -y comer más cordobés- que en Bodegas Mezquita. Su carta es una declaración de amor a la cocina local y con una cuidada presentación: salmorejo, mazamorra, uno de los mejores rabos de toro de la capital, albóndigas mozárabes, lomo de bacalao sobre pisto cordobés y carrillada ibérica en salsa de vino oloroso son razones más que poderosas para detenerse a comer a los pies de la Mezquita-Catedral. Además suele celebrar cenas temáticas en que el maridaje con reputados vinos ocupa un lugar destacado en la experiencia.