Entrevista
  • Tras más de una década dedicado a los eventos, el carpense ha creado su propio sello de fotografía gastronómica, 3 Tenedores

Andrés Gaitán: "La mejor fotografía es aquella que se convierte en un recuerdo"

Andrés Gaitán es un firme defensor de la formación continua y multidisciplinar en la carrera fotográfica Andrés Gaitán es un firme defensor de la formación continua y multidisciplinar en la carrera fotográfica

Andrés Gaitán es un firme defensor de la formación continua y multidisciplinar en la carrera fotográfica / Juan Ayala

Andrés Gaitán es curioso, inquieto en el mejor sentido de la palabra y observador de todo y de todos a partes iguales. En los últimos 12 años, este carpense de pro ha unido su nombre al de la fotografía de eventos. Pero a raíz de la pandemia una suma de felices casualidades lo llevó a interesarse por la fotografía gastronómica y creó su propio sello, 3 Tenedores, para retratar el alma de los platos y de todo el componente humano que orbita a su alrededor. 

-¿Cómo surgió el sello Tres Tenedores? 

-Pues porque yo no quería que mi nombre de fotografía social, Andrés Gaitán, estuviera tan relacionado con la gastronomía. Definitivamente, quería diferenciarme un poco. Y un día vi 3 tenedores en Instagram, me gustó la idea y dije: "Bueno, voy a poner mi número favorito, el 23. Entonces de ahí cogí el número". 

-Menudo viraje de la fotografía social a la gastronómica, ¿no?

Yo  tengo un amigo que tiene un restaurante que se llama Restaurante Consolación, en Cartaya y me comentó que quería hacer fotos para empezar a sacar. Y le dije: "Me paso un día por el restaurante". Y me pusieron un plato y ahí empecé. Luego, después de terminar en el restaurante, hice un curso de fotografía gastronómica en Carmona. 

-¿Es autodidacta? 

-No, me formé en Mallorca. Allí estudié un módulo de fotografía. Cuando me vine de Mallorca estuve en una escuela llamada Imago Center, que está en Sevilla. Y entonces ahí fue donde hice fotografía del mundo, de bodas, bodegones, artística...

El carpense destaca que el hiperrealismo y la naturalidad son las dos características más demandadas por sus clientes El carpense destaca que el hiperrealismo y la naturalidad son las dos características más demandadas por sus clientes

El carpense destaca que el hiperrealismo y la naturalidad son las dos características más demandadas por sus clientes / Juan Ayala

-¿Un fotógrafo sólo se puede dedicar a un tipo de fotografía? 

-Un profesor que yo tuve, Francisco Guerrero, decía que no, que el fotógrafo es fotógrafo, que se especializa en un tema, pero que puede abarcar cualquier tema desde cada fotografía. .

-¿Qué es lo que le exige la gastronómica que no le exige la social?

- Pues que para hacerla hay que pasar más tiempo preparando el plató, colocando el fondo y las luces.  Y en la fotografía de evento todo va más rápido. No hay nada preparado, sino que captas lo que va surgiendo.

-¿Hay trucos para sacar un fotón de un plato?

-Pues primero debes procurar que todo sea llamativo, que tenga una textura potente. La iluminación es muy importante porque no es lo mismo hacerle una foto a un plato de lentejas que a un postre. Yo siempre intento hacerlas con luz natural, aprovechar una ventana y si no tienen un natural, pues me llevo un flash y le hago una de rebote para que la imagen del plato no tenga sombra. 

Lo más difícil de fotografiar es el plato caliente y cuyo volumen baja al salir de la cocina porque empieza a enfriarse

-¿Cuánto hay de retoque y de inmediatez? 

-Yo retoco muy poco, corto muy poco, porque yo ya cuando voy a la fotografía gastronómica ya llevo la cámara configurada con los parámetros que yo quiero tener, con la luz preparada, con la saturación preparada, con la claridad perfecta para, en edición, tocarla lo mínimo posible. Aunque es verdad que me gusta subir un pelín la saturación para que los flashes sean un poquito más potentes.

-Cuando un establecimiento le llama, ¿qué parte hay de creatividad y cuál es dirigida o impuesta?

-Yo he trabajado en Regadera, con Adrián Caballero, que me brindó el 100% de libertad. El no me marcó ningún tipo de pauta, simplemente me dejó trabajar. Luego he trabajado con Antonio, de una Onakasita. Ahí, fue 50 y 50.  Hice las fotos que me demandaba para la carta y para redes sociales y luego yo hice la mía para mí, para mi propio portfolio. Mi próximo proyecto es con El Caballo Rojo, que a finales de marzo inaugura y donde yo voy a cubrir todo lo que es la inauguración del local, el local y algunos platos para la carta y para redes sociales.

-¿Qué es lo que más se demanda a la hora de fotografiar comida? 

-Bueno, creo que lo que se exige es naturalidad. O sea que lo que se está fotografiando sea real, que no haya ningún artificio fuera de lo normal y sobre todo, que el cliente que llegue al restaurante se encuentre lo que ha visto en la foto. Sobre todo es realidad lo que vendemos. 

-¿Estamos en una época de hiperrealismo gastronómico? 

-Totalmente. La tendencia de hoy -aparte de estar todo muy estudiado y estudiado- es que haya unos colores que no se salgan de un cliché establecido en un restaurante. El restaurante quiere que el fondo sea puro. Todo tiene que ir en coherencia con ese fondo.

-¿Cuáles son las elaboraciones más difíciles de fotografiar?

-Lo más difícil el plato caliente, sobre todo el plato que tiene mucho volumen y que al salir de la cocina el volumen baja porque empieza a enfriarse. No es lo mismo un plato que acaba de salir de la cocina, que está echando humo a un plato que lleva ya un rato puesto encima de la mesa. Entonces lo más difícil es el caliente, porque el frío está preparado y aguanta un poquito más. Pero el caliente puede perder el color y la textura.

Un buen fotógrafo debe saber escuchar, leer mucho y, sobre todo, tener educado el ojo

-¿Se puede fotografiar el alma de los platos y sobre todo el alma del cocinero que hace ese plato?

-Totalmente. Además, yo cuando cuando hago algún trabajo a algún restaurante, no solo le digo al dueño del restaurante o al encargado que me prepare el plato, sino que quiero que también salgan. 

-¿Cuál es la finalidad?

-Para humanizar el negocio, porque muchas veces vamos a un negocio, nos sentamos, comemos, levantamos y nos vamos, pero no sabemos quién está haciendo el plato o cómo se llama la persona que trabaja detrás de la barra. 

-¿Las redes sociales son su principal escaparate para darse a conocer?

-Son fundamentales para mi trabajo porque antes me llegaba mucha gente por el tema del boca a boca. Pero ahora la tendencia ha cambiado un poco y yo recibo muchas solicitudes a través de Instagram. El 90% del trabajo me llega por redes sociales.

-¿Cómo consigue esa luz tan particular?

-Cuando editaba la fotografía pues siempre tendía un pelín a bajar los colores para que luego no salieran tan potentes. Se trataba de rebajar intensidad. Y una vez salió un tono de verde que me gustó. Es fruto de la casualidad. Claro, como todas las grandes cosas de la vida. No estaba preparado. Yo empecé a trabajar el programa de edición, me gustó como quedó, le apliqué ese filtro a todas las imágenes, que el filtro es muy básico. Quise aplicarle una cosa diferente al resto para que no todos todo fuera igual.

-¿Cuáles son las claves de un reportaje fotográfico 10?

-Pues no interferir en nada, o sea, dejar que todo fluya. Convertirme en invisible.

-¿La imperfección también tiene su perfección?

-Hombre, claro que tiene su perfección. Nadie es perfecto. 

La preparación previa del entorno y la luz natural es determinante para el éxito al retratar un plato La preparación previa del entorno y la luz natural es determinante para el éxito al retratar un plato

La preparación previa del entorno y la luz natural es determinante para el éxito al retratar un plato / Juan Ayala

-Aún así, ¿qué es para usted la foto perfecta?

-Pues me tiene que me transmitir emoción a mí. A mis clientes les suelo decir: "No quiero que vosotros recordéis vuestro vuestra boda por lo guapos que ibais, sino por los momentos que van a ocurrir en vuestra boda. O sea, para mí es más importante el abrazo de una novia a su abuela que la novia saliendo de la iglesia del brazo del novio, porque sabemos que está espectacular. Pero el momento de dar un abrazo a la abuela es un momento para ella. Va a significar mucho más que salir con su futuro marido. La fotografía perfecta es aquella que se convierte en un recuerdo.

El 90% del trabajo que me llega actualmente es a través de las redes sociales

-¿Qué consejo le darías alguien que empieza en fotografía?

-Hay que mantener siempre ese interés por captar momentos, esa chispa. Además, hay que reciclarse y actualizarse.

-¿Qué cualidades tiene un buen profesional? 

-La primera es saber escuchar. Hay que escuchar mucho, hay que leer mucho, hay que hacer muchas fotos continuamente y, sobre todo, hay que tener educado el ojo. Y eso sólo se consigue leyendo mucho, informándose, estudiando y viendo el trabajo de otros compañeros. ¡No copiar a otros compañeros, sino querer trabajar como los compañeros!

-¿Es fundamental llevar siempre la cámara encima?

-Sí, yo tengo una aparte de mi equipo profesional. Llevo una cámara pequeñita que va siempre en la guantera del coche por lo que pueda surgir, porque en algún momento puede haber un premio de fotografía que fue la publicación de una foto en un libro. Muchas veces la mejor foto es la que todavía no sabes que va a pasar. 

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